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TAMPA, EE. UU., 30 de agosto.— Mitt Romney aceptó el jueves la investidura presidencial republicana y prometió crear millones de empleos así como restaurar la prosperidad de Estados Unidos en la clausura de la 40 Convención Nacional del partido en Tampa, Florida, donde fue aclamado como una estrella.
"Acepto la nominación", declaró visiblemente emocionado ante los delegados del partido, mientras su esposa, sus cinco hijos y sus nietos, además de su compañero de fórmula Paul Ryan, lo miraban desde una tribuna especial ubicada frente a la tarima.
Apoyado en su fama de eficacia para resolver problemas, Mitt Romney ha cerrado la convención republicana en Tampa con un discurso, el más importante de su carrera, en el que garantizó que él se ocupará de hacer realidad las promesas incumplidas por Barack Obama. El candidato republicano a la presidencia, el título que oficialmente aceptó esta noche, aseguró que le dará a su país lo que más necesita en estos momentos, puestos de trabajo, y que reemplazará las palabras de Obama sobre cambio y esperanza por medidas inmediatas para mejorar la economía.
Romney, que llegó al escenario seguido por cientos de fotógrafos y saludando a militantes que querían tocar a su héroe, logró ovaciones de pie al prometer la "creación de 12 millones de puestos de trabajo" y la derogación del 'Obamacare', como bautizaron sus detractores la reforma de salud del presidente Barack Obama, que asegura cobertura a la mayoría de los estadounidenses.
"Muchos estadounidenses se han dado por vencidos con este presidente, pero nunca han considerado renunciar a ellos mismos ni a Estados Unidos", afirmó Romney, al llamar a los votantes a dar vuelta a la página en las elecciones del 6 de noviembre, en las que disputará la presidencia a Obama, que se presenta a la reelección.
“El presidente Obama prometió empezar a retardar el crecimiento de los océanos y a sanar el planeta. Mi promesa es ayudarles a ustedes y a sus familias”, dijo en la que fue su frase más afortunada de la noche.
Asimismo, prometió que "restaurará la promesa del espíritu de Estados Unidos" de llegar a la Casa Blanca.
Romney, el millonario ex gobernador de Massachussetts, de 65 años, recibió la investidura oficial de su partido ante miles de militantes en el Tampa Bay Times Forum de la ciudad del golfo de Florida para cerrar la Convención Nacional del Partido Republicano.
Antes de subir al podio, recibió el apoyo de la leyenda hollywoodense Clint Eastwood, y fue presentado por el senador cubano-estadounidense de Florida, Marco Rubio.
"Bajo (el gobierno de) Barack Obama, el único cambio es que ha sido difícil encontrar la esperanza", dijo Rubio, de 41 años, al presentarse en el escenario más importante de su carrera política, donde recordó su niñez en el seno de una familia trabajadora de inmigrantes cubanos.
Romney intentó ganarse la simpatía de sus compatriotas con un relato sobre su vida y su experiencia, tanto religiosa –aunque nunca mencionó la palabra mormón- como profesional. También anticipó una política exterior más enérgica que la del actual presidente. Pero el eje de su intervención fue el de certificar el fracaso de Obama y anunciar una época de mayor prosperidad para todos con una gestión más certera de la situación económica.
"Nuestro problema con el presidente Obama no es que sea una mala persona. Él también es un buen esposo y un buen padre, y gracias a mucha práctica, también es bastante buen golfista", dijo Rubio, provocando risas en el auditorio. "Nuestro problema es que es un mal presidente", indicó.
Apenas iniciado su discurso, Romney fue interrumpido durante unos 20 segundos por tres personas que portaban una pancarta y gritaban: "La democracia no es un negocio".
Tras forcejear con la seguridad, fueron sacados del auditorio, mientras se decían miembros de un grupo pacifista.
En la clausura de esta convención iniciada el martes, un día después de lo previsto debido al paso del huracán Isaac, Craig Romney, uno de los hijos del candidato, ofreció un breve discurso en español, dando un guiño al importante electorado hispano que hasta ahora apoya abrumadoramente a Obama.
Romney se convirtió en el candidato oficial del Partido republicano -con el voto de más de 4.000 delegados que lo eligieron formalmente el martes- tal como lo deseó en 2008, cuando John McCain lo venció en las primarias.
Con frases propias de un predicador, Romney mencionó varias veces las cualidades del pueblo estadounidense, "optimista y trabajador", para prometer que recobrará la prosperidad económica que anhelan.
La ceremonia cerró con el clan Romney casi en pleno, junto al candidato a la vicepresidencia Paul Ryan, su esposa y sus tres hijos, en el escenario saludando a la multitud mientras llovían globos y confeti con los colores de la bandera estadounidense.
"Él está listo, se ha preparado toda su vida para este momento", había dicho el miércoles en la convención Paul Ryan, el conservador representante por Wisconsin que preside la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Representantes.
"Después de cuatro años dando vueltas en todas las direcciones, Estados Unidos tiene que dar un giro, y el hombre para hacerlo es el gobernador Mitt Romney", agregó Ryan, de 42 años.
“Quiero ser presidente para ayudar a crear un futuro mejor, un futuro en el que todo el que quiera un trabajo, lo encuentre, en el que los mayores no sientan inseguridad ante su jubilación, una América en la que cada padre sepa que sus hijos conseguirán una educación que les abrirá sus horizontes”, dijo Romney.
Dirigiéndose a las bases más conservadoras republicanas, Ryan afirmó que coincidía ideológicamente con su 'jefe', porque a pesar de no compartir religión -él es católico y Romney mormón- "nos une la visión de que nuestros derechos proceden de la naturaleza y de Dios, no del Gobierno".
Otro impulso que recibió el candidato presidencial republicano para la velada del jueves lo recibió de parte de su esposa, Ann Romney, quien el martes subió al escenario para mostrar un lado más humano de este hombre tildado de "robot", cuya familia de cinco hijos y 18 nietos luce tan perfecta como distante de la realidad del estadounidense de a pie.
"Este es el hombre que Estados Unidos necesita", afirmó Ann Romney. "No defraudará al país", dijo su esposa desde hace 43 años.
Las convenciones de los partidos -los demócratas tendrán la suya entre el 4 y 6 de septiembre en Charlotte, Carolina del Norte (este)- marcan el inicio oficial de la campaña presidencial, momento en que la población empieza a prestar mayor atención a la carrera por la Casa Blanca. (AFP)
El discurso de su esposa, Ann Romney, sirvió descubrir que existe cierta ternura en ese hombre de tan cuidada cabellera. Las imágenes del candidato comiendo pizza con algunos de sus nietos mientras miraba la televisión son, igualmente, una buena manera de penetrar en el alma de la persona. Por lo general, los norteamericanos no entienden que la conducta política esté completamente al margen de la conducta personal. No creen que alguien pueda ser un buen presidente si es un mal tipo. Obama puede sobrevivir a sus fracasos –su índice de aprobación sigue en torno al 48%- porque pocos dudan de sus buenas intenciones. Romney promete ahora convertir esas intenciones en una realidad, es decir, corregir las cuentas.