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Grégor Puppinck, uno de nuestros entrañables y cercanos colegas europeos, informa hoy sobre cómo los letones se defienden en cuestiones que atañen a la vida incluso en el Parlamento de su país.
Las esculturas de bebés acurrucados sobre la acera atraían a las personas que pasaban. Junto a cada una, un mensaje en letón, inglés y ruso contaba la verdadera historia de un niño abortado y el motivo de la elección de su madre.
Los veintisiete bebés representaban los abortos que se practican cada día en Letonia, país con un alto índice de abortos y una baja tasa de crecimiento demográfico.
Esta original muestra en el pequeño país báltico formó parte de una campaña provida mayor para reabrir el debate público sobre el aborto. La iniciativa, que comenzó en agosto, finalizó el 16 de octubre con una conferencia oficial en el Parlamento de Letonia sobre la Protección del derecho a la vida.
Uno de los objetivos de la campaña fue introducir el principio de que, en la ley, el niño se protege desde el momento de la concepción y hacer que la consulta previa al aborto sea rutinaria.
La iniciativa comenzó con el lanzamiento de un sitio web y de una línea telefónica. Diariamente, creció el número de seguidores, entre ellos, artistas letones famosos, músicos, actores, periodistas televisivos, sacerdotes, políticos, deportistas y otros.
A comienzos de septiembre, se descubrió la exposición de esculturas de bebés a lo largo de una de las calles principales del corazón de la ciudad vieja de Riga.
Esta instalación artística, que acaparó la atención de críticos de arte por su calidad, permaneció en la calle sin protección especial durante varias semanas. Los transeúntes, conmovidos por aquellas historias, colocaron velas y flores junto a cada escultura.
Por toda Riga (capital de Letonia) había carteles que exhibían fetos en el vientre materno, con declaraciones de personas famosas que decían: ¡GRACIAS por la vida!. Empresas publicitarias accedieron a publicar estos afiches gratuitamente.
La gente, de manera espontánea, escribió poemas, canciones y vídeos que decían Gracias a los padres, expresando así gratitud a sus progenitores por el don de la vida.
Se colocaron carpas informativas en Riga, en las que se proporcionó material sobre el desarrollo prenatal de los bebés y apoyo a las mujeres embarazadas, que incluía alojamiento, centros de crisis y ayuda económica.
Se organizaron tres conferencias sobre los aspectos jurídico, médico y espiritual del aborto. La campaña se cerró con un concierto.
Un congreso médico reunió a ginecólogos letones y expertos internacionales en el Municipio de Riga para tratar el tema de La tecnología Napro y la fertilidad de la mujer.
Los ginecólogos recibieron información sobre la planificación familiar natural.
Al día siguiente, se realizó una conferencia sobre La batalla espiritual en favor de la vida, en la sede del Consejo de la Iglesia Luterana.
El Parlamento letón realizó una conferencia oficial sobre el derecho a la vida. En ella se analizaron las obligaciones del Estado y las formas de reducir el número de abortos, especialmente a través de la creación de un sistema efectivo de apoyo a la familia, de modo que todos pudieran elegir no abortar.
Participaron de esta reunión un juez letón del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Defensor del Pueblo de Letonia, parlamentarios, académicos y abogados. El Secretario de Estado para la Justicia (en representación del Ministro de Justicia), mencionó los Artículos de San José al subrayar la inexistencia de un derecho humano internacional al aborto y enfatizó la necesidad de promover una cultura abierta a la vida.
Grégor Puppinck presentó el tema del estatus del aborto dentro de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y demostró que la Convención Europea de Derechos Humanos no puede ser interpretada de modo tal que comprenda un derecho al aborto, sino que los estados tienen la obligación de garantizar el derecho a la vida, y por consiguiente, de limitar los abortos y respaldar la vida.
La campaña, ampliamente cubierta por la televisión y por las agencias de noticias nacionales, fue organizada por un grupo de diez a doce voluntarios de varias organizaciones que esperan ser imitados por otros países.