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RALEIGH, Carolina del Norte, 29 de octubre.- El HMS Bounty es uno de los barcos más conocidos del mundo. Alcanzó la fama en 1789, por un motín que se produjo a bordo de la embarcación británica cuando surcaba los mares de Tahití. Una historia que se ha contado luego en libros - Julio Verne publicó en 1879 un cuento corto sobre el tema, 'Los amotinados de la Bounty'- y en películas. Para una de ellas, 'El motín del Bounty', protagonizada por Marlon Brando y Richard Harris en 1962, se construyó una réplica exacta del barco, ya que el original fue quemado, para que no quedara ningún resto del motín.
Rescate de tripulantes del Bounty. Una tripulante más murió y el capitán no aparece. (Reuters)
Tras el rodaje, la copia del Bounty quedó como atracción turística y tras pasar por varios dueños, se lo quedó finalmente la HMS Bounty Organization LLC, que mantenía el barco funcionando en tours donde enseñaban la historia de la embarcación y revivían cómo era la navegación en aquella época. Un viaje al pasado y al romanticismo al que el huracán 'Sandy' ha puesto fin.
La embarcación, de tres mástiles y 55 metros de eslora, se ha hundido frente a la costa de Carolina del Norte. Esta madrugada aparecía el cuerpo sin vida de una de las tripulantes que había desaparecido durante el suceso. Se trata de Claudene Christian, de 42 años, una de las dos personas que seguían desaparecidas tras el rescate de 14 tripulantes que se habían visto sorprendidos por el naufragio y que lograron ser rescatados horas antes.
El velero, antes de 'Sandy'.
Los guardacostas continúan buscando desde el aire al capitán, Robin Walbridge, de 63 años, a unos 145 kilómetros al sureste del Cabo Hatteras, en Carolina del Norte.
El barco, que desde su construcción no dejó de aparecer en el cine -una de las últimas películas en las que sale es de la saga 'Piratas del Caribe'-, fue en sus inicios un carguero, pero en 1787 lo adquirió la armada británica para transportar frutos del pan (alimento barato para los esclavos) desde Tahití hasta el Caribe. Y ahí empezó su leyenda.
El Bounty, capitaneado por William Bligh, discípulo del capitán James Cook, partió las navidades de 1787 para su primera misión. Zarparon con una ruta marcada y con unos tiempos de llegada más o menos establecidos. Pero las condiciones meteorológicas lo cambiaron todo. Una tempestad les obligó a cambiar de rumbo y a retrasarse varios meses más de lo previsto. Cuando llegaron a Tahití, en octubre de 1788, ya no podían transportar los frutos, así que tuvieron que hacer una larga escala en la isla.
Y la tripulación, compuesta por 44 miembros, se acostumbró a la vida de allí. Empezaron a intimar con las mujeres e incluso algunos de ellos, como el primer oficial Fletcher Christian, se casaron con nativas. En abril de 1789 tuvieron que retomar su misión, pero la mayoría zarpó a disgusto. Tanto, que casi un mes después de partir se produjo la rebelión, orquestada por Christian.
El lugar donde se hundió el velero (Bounty Sinks).
De su parte se pusieron 11 hombres. El resto (31 marineros) se mantuvo leal al capitán Bligh. Pero a pesar de ser menos, el primer oficial y sus compinches lograron embarcar al capitán, junto con 18 marineros leales, en un bote provisto de una vela, un sextante y un reloj. Los otros 13 marineros leales al capitán tuvieron que permanecer a bordo del Bounty por falta de espacio en el bote.
Los amotinados se quedaron a bordo del Bounty y regresaron a Tahití, donde dejaron a los leales para que esperaran que pasara por ahí un barco inglés.
Luego los amotinados se escondieron, con sus mujeres y queridas, en la isla de Pitcairn (mal ubicada en los mapas) para no ser apresados por alguna otra embarcación británica, y quemaron su navío, para no ser detectados. (EL MUNDO / WIKIPEDIA/ SPIEGEL)