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CIUDAD DEL VATICANO, 19 de febrero.- Después de la fumata blanca, al final del Cónclave, y si no lo eligen los cardenales, anunciará al nuevo sucesor de Pedro y de Benedicto XVI.
El francés Jean-Louis Tauran, de 69 años, fue nombrado por el Papa Benedicto XVI hace dos años cardenal protodiácono. Así que será él el que tendrá que salir a la ventana de la logia central de la Basílica Vaticana y pronunciar la famosísima frase en latín que todos están esperando: «Habemus Papam».
El Cardenal de Bordeaux confiesa que el anuncio del Papa Ratzinger fue una «sorpresa absoluta, porque nadie estaba informado» y, sobre todo, porque fue pronunciado «con una calma y una serenidad fuera de lo normal».
En la Curia Romana, el cardenal Tauran es miembro de la Segunda Sección de la Secretaría de Estado, de las Congregaciones para la Doctrina de la Fe, para las Iglesias Orientales y para los Obispos; del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; de la comisión de la Ciudad del Vaticano y del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.
Reflexiona sobre los motivos de la clamorosa decisión de Benedicto XVI, sus 86 años y el papel inmensamente difícil del Pontífice en el mundo contemporáneo.
Según Tauran, Ratzinger, «hombre reservado», tuvo que hacer un enorme esfuerzo psicológico en su contacto con las multitudes. Pero su decisión nos ha demostrado una fuerza interior verdaderamente especial: «Pasar de la sede de Pedro a un retiro casi como de un monje implica una vida interior intensa y un gran desapego».
Desde el mundo musulmán, el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso revela que ha recibido «mensajes de gente que admira la valentía y la modernidad de Benedicto XVI».
¿El futuro Papa? «Creo que va a tener que continuar lo que ha hecho Benedicto XVI: enseñar el contenido de la fe», dice el cardenal Tauran, porque en el «mundo contemporáneo, los cristianos deben ser capaces de dar cuenta de la propia fe con consciencia sobre el contenido de esta fe, porque no se transmiten impresiones».
Luego, explica Tauran, «también será necesario que llegue un Papa muy abierto al diálogo con las culturas y las religiones, que pueda llevar a cabo una reforma de la Curia para que haya mayor cordinación en la vida y en las decisiones de la Iglesia universal». Joseph Ratzinger quería esta reforma antes de salir al Trono de Pedro, recuerda el cardenal francés; la Curia es «una enorme máquina» y reformarla es una tarea ardua, por ello no estaría mal «un Papa más joven».
¿La edad del próximo Pontífice? «Más o menos 65 años, hasta 70, si está en forma», responde el cardenal francés antes de expresar su deseo de que el nuevo Papa tenga la «virtud de la esperanza, porque estamos en un mundo desencantado», pero también «las ideas claras sobre los contenidos de la fe».
¿Se está preparando para anunciar el nombre del nuevo Papa? «No me preparo para nada al “Habemus Papam”, me preparo para el Cónclave. Estoy leyendo tres libros: la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis”, la Constitución conciliar “Gaudium et Spes” y un libro del padre Henri de Lubac, “Méditation sur l’Eglise”, magnífica presentación de la Iglesia, hecha por uno de los grandes padres de la Iglesia en la época moderna». (Vatican Insider)