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CIUDAD DEL VATICANO, 28 de febrero.- El Papa Benedicto XVI abandonó el Vaticano rumbo a Castel Gandolfo, 25 kilómetros al sur, mientras repicaban las campanas de todas las basílicas de Roma.
El Papa fue despedido en el Patio de San Dámaso por un piquete de la Guardia Suiza y se trasladó en automóvil, acompañado del Secretario de Estado, el cardenal Bertone, al helipuerto.
Tres horas después, a las ocho de la noche en Italia, será firme su renuncia al Pontificado. Previo a ella, escribió su último tuit, el de despedida, en el cual agradeció a los fieles “por vuestro amor y cercanía”.
El Papa Benedicto XVI abandonó el Vaticano a las cinco de la tarde y ya se encuentra en la residencia de Castel Gandolfo, tres horas antes de que sea firme su renuncia al Pontificado. (Fotos AFP / Reuters / EFE / ansa)
El helicóptero en el que viajó Benedicto XVI, de casi 86 años, despegó del helipuerto del Vaticano a las 5:07 p.m..
Decenas de personas despidieron a Joseph Ratzinger a su salida de los edificios vaticanos, antes de dirigirse al helicóptero, mientras en Roma sonaban las campanas.
El helicóptero que llevó a bordo a Benedicto XVI, quien se despide desde una ventana.
Benedicto XVI partió junto a su secretario privado, el arzobispo austriaco Georg Gänswein, y ya llegó en breve a la residencia de verano donde pasará las próximas semanas, antes de trasladarse al monasterio del Vaticano, donde residirá a partir de ahora.
El Sumo Pontífice, luego de su llegada Castel Gandolfo, donde lo recibieron con campanadas, salió al balcón y dirigió unas palabras a los fieles en las que agradeció el apoyo recibido.
“Saben que este día es distinto a los otros, ya que al final de hoy ya no seré pontífice de la Iglesia católica. A partir de las ocho de la noche seré simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en la tierra".
"Pero quisiera, con mi corazón, con mi amor, con todas mis reflexiones y con toda mi fuerza interior, seguir trabajando por el bien común de la Iglesia y la humanidad. Me siento respaldado por sus simpatías: sigamos adelante".
“¡Gracias!.. les doy de todo corazón mi bendición”
A las ocho, para simbolizar el fin del pontificado de Benedicto XVI, se cerrarán las puertas de la residencia de Castel Gandolfo. A esa hora terminará su servicio la Guardia Suiza, ya que a partir de ese momento la seguridad de Joseph Ratzinger estará en manos de la gendarmería vaticana.
El helicóptero sobre la Basílica de San Pedro, en Roma.
En el momento en que Joseph Ratzinger deje de ser Benedicto XVI, destruyan su anillo, descienda del helicóptero que le conducirá los 20 kilómetros que separan el Vaticano del Lago Albano, atraviese la empinada cuesta que conduce al umbral del viejo palacio de Castel Gandolfo con sus carteles que advierten al incauto visitante, “proprietà della Santa Sede. Parcheggio Riservato”, cruce la bellísima puerta de madera del siglo XVIII surcada de cerrojos, salude al joven gendarme vaticano y al viejo conserje, atraviese el patio empedrado, suba a mano derecha en el pequeño ascensor de madera para dos personas construido a comienzos del siglo XX, ascienda al segundo piso y se introduzca en el apartamento papal sobre la plaza del pueblo, tendrá sobre su cabeza uno de los más bellos y curiosos observatorios astronómicos del mundo, la Specola Vaticana, dirigida por los jesuitas. Los astrónomos del Papa.
La renuncia del Papa, un hecho que no se había producido en los últimos quinientos años, puede ser interpretada como una manera de humanizar el Pontificado.
Llegada del Papa en helicóptero a Castel Gandolfo.
Los fieles reunidos ante el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo le dan las gracias al Papa.
El Papa bendice a los católicos reunidos ante el balcón de la residencia veraniega de los pontífices.
El Papa entra al Palacio Apostólico tras anunciar que ya no será Papa sino un peregrino. Sólo falta que se cierren las puertas las 8 de la noche.