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PEKÍN, 14 de marzo.- El líder del Partido Comunista chino, Xi Jinping, coronó el jueves su ascenso en las esferas del poder nacional al sumar el título de presidente, en gran parte ceremonial, pero aún deberá maniobrar prudentemente para consolidarse y recabar apoyo de una ciudadanía que cada vez más clama por cambios.
Con una votación de rutina, la Asamblea Popular Nacional china designó como nuevo presidente a Xi, con lo que recibió el último de los tres cargos que tenía su predecesor, Hu Jintao.
Ya se esperaba la decisión después que Xi fue nombrado en noviembre líder del Partido Comunista y jefe máximo de su ejército, las posiciones de verdadero poder. El traspaso a un nuevo grupo de líderes tomó años en desarrollarse.
"Estoy muy feliz. Con el presidente Xi a la cabeza, China será más próspera y poderosa", dijo Zhang Rihong, presidenta de una empresa inmobiliaria de la provincia nororiental de Heilongjiang, que se unió a cerca de tres mil compañeros delegados al Congreso Nacional del Pueblo en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín.
Hace cuatro años, en México, el nuevo presidente de China, Xi Jinping, defendió a su país frente a las críticas internacionales: "Algunos extranjeros con sus panzas llenas y nada mejor que hacer, se dedican a apuntarnos con el dedo. En primer lugar, China no exporta revolución; en segundo lugar, no exporta hambre ni pobreza; y tercero, no se mete con ustedes. Entonces, ¿qué más hay que decir?",
Aunque Xi está formalmente a cargo del país ahora, encarará desafíos importantes dentro de las filas superiores del partido, donde los poderosos a menudo están divididos por clientelismo, ideología o intereses financieros.
Esto será el doble de difícil si Xi sigue adelante con su promesa de reducir la corrupción endémica, que según el nuevo presidente es perjudicial para la supervivencia del partido, dijo Willy Lam, un observador de la política china en la Universidad China de Hong Kong.
Los chanchullos están arraigados profundamente en la cultura del partido, que se basa en el clientelismo. Se cree que quienes ya están en la parte superior -muchos cuyas familias se han beneficiado de sus conexiones políticas- son más reacios a las medidas anticorrupción porque disminuirán sus prerrogativas.
"Tiene que caminar por una línea muy fina", dijo Lam.
"Si él habla realmente en serio sobre vigilar a los cuadros superiores, podría establecer su autoridad entre las bases. Sin embargo, eso también podría poner en peligro su relación con los bloques de poder y con los titulares de los intereses creados", agregó.
El ascenso de Xi marca apenas la segunda transferencia ordenada del poder en más de seis décadas de gobierno del Partido Comunista. Xi era el único candidato a la presidencia en la votación del jueves en el Parlamento del país. Los delegados votaron dos mil 952 a 1 a favor de Xi. La votación equivale a un ritual político que sólo hizo eco de las decisiones ya tomadas por la dirección del partido. Tres delegados se abstuvieron de sufragar.
Hace cuatro años, en México, el nuevo presidente de China, Xi Jinping, se salió del protocolo esperado para un líder que nació en la aristocracia revolucionaria, pero se forjó en el tumulto de la Revolución Cultural de Mao Zedong.
El jueves, Xi Jinping lució el traje oscuro y la máscara de cautela pública que impone como uniforme de la dirección del Partido Comunista de China y asumió su lugar como jefe de estado después de que el Parlamento lo eligió formalmente como presidente.
Pero, en México, bajó la guardia en una defensa férrea de su país frente a las críticas del extranjero.
"En medio de la crisis financiera internacional, China todavía fue capaz de resolver el problema de alimentar a sus 1,300 millones de habitantes, y esa ya fue nuestra mayor contribución a la humanidad", dijo en comentarios que pronto arrancaron los aplausos de los usuarios de internet chinos.
"Algunos extranjeros con sus panzas llenas y nada mejor que hacer, se dedican a apuntarnos con el dedo", prosiguió. "En primer lugar, China no exporta revolución; en segundo lugar, no exporta hambre ni pobreza; y tercero, no se mete con ustedes. Entonces, ¿qué más hay que decir?", dijo Xi.
Xi asumió el rol de líder del Partido Comunista y del Ejército chino de manos de Hu Jintao en noviembre en un congreso del partido y ahora lo reemplazará formalmente como jefe de Estado.
Desde fines del año pasado, Xi ha emprendido una campaña contra la corrupción y los excesos, en respuesta a la molestia pública frente a los privilegios de los miembros del Partido Comunista.(AP / Reuters)