2002 palabras
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de marzo.- Con la disputa de casi mil millones de pesos en prerrogativas como fondo, ya sin la nómina federal, la “guerra” entre las facciones de Felipe Calderón y Gustavo Madero tendrá un nuevo capítulo en la Asamblea Nacional que, este fin de semana, hoy y el domingo, celebra el Partido Acción Nacional (PAN), en la que otros líderes buscarán conformar una “tercera vía” interna para que éste deje de ser una “mala copia del PRI”.
Acusados de “entreguistas” al gobierno de Enrique Peña Nieto por el grupo de Calderón, que se reagrupa para tratar de arrebatarle el control del PAN, Madero y su grupo –integrado por personajes vinculados a casinos y de la organización El Yunque– buscarán el aval de los 5 mil delegados a su proyecto de estatutos, en una jornada que se anticipa convulsa.
La Asamblea Nacional Extraordinaria, que se teme pueda ser “reventada” por los opositores a los nuevos estatutos, –como ya ocurrió en el Consejo Nacional del sábado 9–, pretende fijar nuevas reglas para los militantes y dirigentes de ese partido.
Foto de agosto del 2012: El presidente Felipe Calderón y el líder del PAN, Gustavo Madero, durante el Consejo Nacional del partido. (Cuartoscuro)
Hundido en la peor crisis de su historia de casi 74 años, el PAN celebra esta Asamblea Nacional luego de perder la Presidencia de la República y caer al tercer lugar en la elección del año pasado, pero también de perder más de 80% de su membresía que, desde el 2000, creció desmesuradamente.
Justamente la afiliación es uno de los aspectos que los nuevos estatutos tratan de controlar, sobre todo porque la corrupción interna generalizó las afiliaciones clientelares, porque representa la base para la elección de candidatos y dirigentes, mecanismos que también están en revisión en el proyecto de reforma promovido por Madero.
Otra parte de la disputa se centra en la elección de los integrantes del Consejo Nacional, el máximo órgano de dirección del PAN y que elige al presidente y a parte del comité nacional, que Madero y sus allegados quieren seguir controlando y que Calderón y su facción buscan recuperar.
Apenas el sábado 2, el Consejo Nacional no pudo seguir sesionando por falta de quórum y no se aprobó el proyecto de Madero, quien debió proponerlo al CEN, el lunes 11, donde se aprobó en lo general, pero también sufrió una derrota: se desechó su propuesta de que la mitad de los integrantes del Consejo Nacional sean elegidos en asambleas estatales y no en la nacional.
Antes del rechazo a su propuesta, Madero explicó que la idea de que los consejeros sean elegidos en asambleas estatales pretende “federalizar mucho al partido y darle un mayor peso específico a donde más crecimiento tiene”.
–¿Y por qué ha levantado tanta ámpula esto?
–Pues como todo, ¿no? Aquí los que salen muy beneficiados son los que participan a nivel federal. ¿Esto qué significa? El problema que se origina en esta propuesta es que cuando llegas a la Asamblea Nacional te presentan una lista de 300 nombres que muchos ni siquiera conocen, y entones tienes que votar por mucha gente que no conoces”.
En efecto, en las asambleas nacionales los grupos elaboran listas de personas que se entregan a sus allegados, a menudo clientelas, para que se conviertan en consejeros que, luego, elegirán al presidente y a parte de los miembros del CEN.
Otro de los cambios propuesto en los estatutos es que el CEN proponga 30 consejeros, lo que se ha interpretado como una maniobra que a Madero le daría poder si es que aspira a reelegirse como presidente, en la elección de diciembre próximo, que sería sólo por dos años, porque otra de las reformas es que las siguientes dirigencias sean definidas después de cada elección federal.
Sin embargo, según dirigentes, el problema del PAN no es que haya nuevos estatutos, sino que tiene que ver con el comportamiento ético de sus integrantes, que han demostrado ser capaces de todo con tal de ganar una candidatura, una dirigencia o un cargo.
“El problema no son los estatutos, son las personas y, en específico, Gustavo Madero”, aclara Juan José Rodríguez Prats, quien acusa a éste y al grupo de Calderón de haber desdibujado al PAN.
“La única posibilidad de rescatar al PAN es una tercera opción”, advierte el exsenador, quien públicamente se pronunció por postergar la Asamblea Nacional, pero reconoce que los liderazgos que coinciden están muy dispersos.
Rodríguez Prats confirma que personajes como Ernesto Ruffo, Fernando Canales Clariond, Carlos Medina Plascencia y José Luis Coindreau han tratado de articular una corriente para convertirse en una “tercera vía”, pero no se ha logrado consolidar.
Para Rodríguez Prats, el problema del PAN es de oficio y de operación política, más que de reglas internas como los estatutos, que para otro panista, el senador Javier Corral, se trata de una propuesta que no representa la “cirugía mayor” de la que se habló luego de la derrota por la Presidencia.
José Espina, por su parte, lamentó que la reforma a los estatutos implique desparecer la Comisión Nacional de Elecciones, que preside desde su creación, para que sea el CEN el que decida sobre los procesos electorales internos para seleccionar candidatos, como se hacía antes.
“No se aprendió a jugar con una pelota redonda y ahora se pretende jugar con una pelota cuadrada”, censuró Espina.
Hay panistas que consideran que todos los miembros del CEN y del Consejo Nacional deben renunciar para que, auténticamente, pueda haber una renovación, y entre ellos se encuentran el exsubsecretario de Gobernación Juan Marcos Gutiérrez y el exsubprocurador Juan Miguel Alcántara.
Alcántara: “Si el PAN no es capaz de exigir cuentas a sus gobiernos, a sus dirigentes y por supuesto a la propia militancia respecto del cumplimiento de sus deberes estatutarios, estará debilitándose aún más, con el riesgo de perder el alma y desaparecer del escenario público, como ya han desaparecido otros partidos en América y Europa por actuaciones de sus funcionarios y dirigentes muy semejantes a las que estamos viviendo”.
Si el PAN quiere recuperar el rumbo, “actualizar sus cartas de navegación”, debe asumir las enseñanzas fundacionales, afirma Alcántara:
“Cuando una conducta o línea política se aleja de los ideales, principios y valores fundamentales, hay que renunciar a tal línea o conducta si se quiere mantener la identidad verdadera. De lo contrario se da un engaño esencial bajo apariencias de continuidad en contra del bien común del pueblo”.
El problema es que, aprecia, hay en la dirigencia “autismo, fatiga e insensibilidad para encontrar una evaluación autocrítica y reconocer que es parte del problema para encontrar una solución, por lo que deben considerar su renuncia.
“Si los responsables formales de la conducción del partido no tienen la disposición de contrastar los resultados de su actuación con las exigencias que su cargo tiene, desde el punto de vista ético, electoral, de la formación de cuadros técnicos y políticos, lo lógico es que se plantee, en conciencia, su renuncia.”
El PAN, que este año recibirá 857 millones de pesos para actividades ordinarias y específicas, tratará de desahogar estas inquietudes en la Asamblea Nacional, aunque hay quien insista en que el problema del PAN es de carácter ético.
Uno de ellos es Luis Felipe Bravo Mena, quien fue presidente del PAN cuando, en el 2000, ganó la Presidencia de la República y quien considera que al PAN le urge una “rehabilitación ético-cívica”.
“El problema no está en las reglas”, expuso en entrevista con el diario La Jornada, el lunes 11.
–¿Dónde está?
–En las personas y la manera en que se entiende militar en el PAN. Cuando pones por encima de la ética el lograr un puesto público, ganar una competencia interna a como dé lugar, entonces la mejor norma la echas a perder. Hay que hacer una rehabilitación ético-cívica del partido.
–Eso es difícil.
–Tenemos que convencernos de que es así o no hay salida. O es así o no hay PAN. Será otra cosa, una organización política que va a ir dando tumbos hasta que desaparezca. En el fondo, lo que el partido necesita es volver a ser PAN y no una “mala copia” del PRI.
En vísperas de la sesión del Consejo Nacional del sábado 2, el polémico panista Jorge Manzanera, quien fue operador electoral de Calderón y lo es de Roberto Gil Zuarth, envió a los consejeros nacionales un correo para oponerse a la reforma de estatutos, porque, aseguró, violenta los procesos democráticos.
Sin mencionarlo, Madero lo fustigó y afirmó que los que se oponen a los nuevos estatutos son “aquellos que lo que están queriendo hacer es defender sus intereses o sus cuotas”.
Y añadió: “Permitimos que se deteriorara nuestra militancia con afiliaciones masivas que devinieron en una mayor falta de identidad y en un clientelismo que empoderaba a unos cuantos que no entendieron que nuestro fin primordial al frente del PAN es cuidar al PAN y servir a los ciudadanos”.
En respuesta, Manzanera le envió una carta en la que le recuerda cómo él impulsó a diputaciones y senadurías “a colaboradores cercanos a ti”, como Rodolfo Dorador, Jorge Villalobos, Arturo Salinas y Rubén Camarillo, así como a la senadora Laura Rojas.
Y sobre las afiliaciones masivas, le recordó que, en el Consejo Nacional, “se denunció y aportó pruebas que hacían presumir la existencia de una afiliación masiva a través del director del Registro Nacional de Miembros, Iván Paul Garza Téllez, durante tu actual gestión como presidente del partido”
Manzanera también le recordó las designaciones que hizo el CEN el año pasado: candidatos de mayoría al Senado en 24 estados, candidatos a diputados de mayoría en 142 de los 300 distritos y candidatos a diputados federales plurinominales en 21 entidades.
“Como podrás apreciar, no fueron pocas las designaciones que se pretendían y que afortunadamente la autoridad jurisdiccional dio la razón a la militancia del partido que recurrió esta pretensión al haberse violentado los estatutos y reglamentos vigentes en el partido”.
Subrayó: “En la propuesta de reforma estatutaria se elimina el proceso democrático de selección de candidatos como regla general de los procesos internos y se le brinda mayor espacio a las designaciones. Debemos privilegiar la democracia en el PAN no sólo en el discurso, la excepción no podemos convertirla en regla”.
Luego de señalar que no se deben concentrar más facultades en el CEN, Manzanera juzga: “El grado de conflictividad interna ha radicado en el abuso de los dirigentes en el ejercicio de sus funciones al no cumplir como autoridad lo que mandatan los estatutos y reglamentos dejando al militante sólo la opción de recurrir ante los tribunales”.(Proceso)