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Por desgracia, la Gran Marcha Nacional por la Paz con Justicia yDignidad no resultó lo esperado, la manipularon intereses políticos,ajenos a su promotor Javier Sicilia, quien tiene todo el derecho deexigir castigo para los asesinos de su hijo Juan Francisco y 6 jóvenesmás.
Hubo réplicas en algunas ciudades del país y del extranjero, pero elcontingente que llegó al Zócalo fue mucho menor del esperado: noocupó ni la mitad de la plancha de la plaza de la Constitución, dondecaben 144 mil personas en total.
Estuvo, por tanto, muy lejos de las 200 mil personas que dijeron losorganizadores, y aun de las 90 mil anotadas por la policía capitalina.
La exigencia de Sicilia al presidente Calderón de cesar a GenaroGarcía Luna demuestra que la politizaron los amantes de llevarsiempre agua a su molino, aunque vayan contra los interesesnacionales.
Y eso que policías federales detuvieron ya a El Guasón y El Manos,presuntos asesinos de Juan Francisco y sus 6 compañeros deinfortunio.
Sin querer defender al secretario de Seguridad Pública, cabepreguntar ¿por qué su renuncia y no la de otros secretarios,inmiscuidos también en el embate al crimen organizado?
El pretexto fue para saber que el Presidente los oye, mas eso motivóque no se le atienda, pues si el Ejecutivo empieza a cesar a sussecretarios sólo porque se lo piden, terminarían por demandar la renuncia de todo el gabinete y la de él mismo.
Como lo pidieron los perredistas-pejistas, que de eso piden sulimosna hace tiempo, movidos en el fondo por López Obrador, ycapitaneados por Muños Ledo y Noroña, distinguidísimos políticos,los más leales a sus convicciones y al país.
Hasta hubo quienes trataban de recolectar firmas para enjuiciar aCalderón.
Eso y las pancartas y gritos de ¡Fuera el Ejército! ¡No más sangre!y ¡Ya Basta! fueron de grupos enviados por políticos cómplices delos cárteles; lo que no rima con la propuesta de Sicilia de que lospartidos limpien sus filas de aliados del narco.
Y va por idéntica línea la exigencia de adoptar nueva estrategiacontra el crimen organizado y que sea una lucha ciudadana; pero sinseñalar cuál sería la nueva estrategia, como lo han hecho hasta lasaciedad quienes desean se frene el ataque a los cárteles.
Y el llamado de Sicilia a no votar ¿a qué venía?
Desde luego, echaron a Calderón toda la culpa de la inseguridad yde las 35 mil muertes (que exageraron a 40 y aun a 45 mil) comosi la mayoría no las causaran las mafias y muchos gobernadores yalcaldes no se cruzaran de brazos por complicidad.
Nadie puede dudar que los pejistas se infiltraron, porque la propiaDolores Padierna, esposa del impoluto Bejarano, anunció que susPanchos Villas y demás tribus se agregarían a la marcha en CU.
Por eso el despliegue de mantas y cartulinas para informar de loscompromisos de campaña de Alejandro Encinas, como candidatoen el Edomex y de los actos próximos que celebrará con LópezObrador.
Ya saldrán con que Calderón no escuchó las demandas y seguirá la agitación, que no hicieron cuando el Peje, como jefe de gobiernodel DF, se mofó de la Marcha Silenciosa por la Paz, que abarrotó elPaseo de la Reforma hasta el Zócalo, y pretextó que no era la formade presentar peticiones.
Eso no extraña, pues ya sabemos que él maneja las cosas a su antojo: esto es legal, si le conviene, o ilegal, si no, y porque ya estamos en campaña presidencial, y de aquí p'al real PRD y PRI les tundirán a Calderón y a su partido para bajarlos del poder.
Si el PRD tiene a su Peje, el PRI tiene su Moreira, dechado de éticapolítica, que a tres meses de pedir licencia al gobierno de Coahuila,cuando ya sabíamos todos que lo haría, hizo que su Congreso leaprobara una deuda por 5,000 mil millones, que nadie sabe a qué sedestinó, porque él jamás lo explicó.
Y ése es el líder del nuevo PRI.