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Austin Ruse, presidente de Catholic Family and Human Rights Institute, mencionó que estuvo presente en la ONU cuando se llevó a cabo y tuvo lugar un debate fascinante que enfrentó a los países en vías de desarrollo contra los expertos de la ONU, cuyos países dicen que se excedieron en sus mandatos. Se supone que estos Relatores Especiales molestos, deben de informar sobre los abusos a los derechos humanos y no expandir su trabajo a su propia obsesión personal ideológica. Agregó que desde su perpectiva, finalmente, las naciones están contraatacando.
Austin Ruse, presidente de Catholic Family and Human Rights Institute
Delegaciones de C-FAM contraatacaron la semana pasada la falta de administración y transparencia de expertos independientes de la ONU. Paquistán encabezó los cargos, proponiendo una enmienda llamada por los expertos para ejercer sus funciones de manera independiente y en total observancia de sus mandatos respectivos. Cuarenta y ocho países apoyaron la enmienda, todos ellos frustrados enormemente por la tendencia de muchos de los expertos independientes citados a aprovecharse de sus mandatos.
El ejemplo más reciente de un experto independiente que va más allá de su mandato es Anand Grover, el Relator Especial sobre el derecho de la salud, quien en su informe del mes pasado reclamó que el aborto es un derecho internacional. Los individuos como Grover son designados por su pericia en un área en particular de los derechos humanos, pero cuando ellos muestran inclinaciones importantes en su informe o reclaman que sus opiniones tienen fuerza legal internacional, esa pericia entra en cuestión y es puesta en duda.
A los expertos independientes se les designa, no se les elige y reciben una supervisión mínima en la ONU. Como resultado, el aliciente para muchos para ser deshonestos es volverse comunes y corrientes y considerablemente difíciles de moderar. En octubre del 2009, el Relator Especial sobre contrarrestar el terrorismo, Martin Scheinin dejó la visión de su mandato sobre el terrorismo para definir el género como una construcción social. En noviembre del 2010, el anterior Relator Especial sobre el derecho a la educación, Vernor Muñoz, cuestionó el inviolable rol de los padres en la educación sexual de sus hijos. Dada la frecuencia y naturaleza controversial de estos casos, Paquistán determinó como necesario proponer una enmienda para recordarle a las delegaciones la importancia de que los expertos independientes se limiten a sus mandatos.
Para muchos países como Jamaica, la enmienda propuesta significó una gran oportunidad para hablar en contra de la manera en que su país en particular había sido acosado por relatores especiales en el pasado. Una delegada de Jamaica dijo que un relator especial públicamente la acusó de representar mal los puntos de vista de su propio país al leer una declaración que de hecho estaba preparada por su gobierno en la capital. El delegado ruso también expresó el apoyo a la enmienda, llamándole una mejora al texto de resolución.
Pese a que los estados miembros realizaron quejas formales a lo largo del año acerca del comportamiento cuestionable de sus expertos independientes, el incumplimiento persistente de los titulares de los mandatos, únicamente se considera cuando su mandato se acerca a la renovación, tres años después de su nombramiento. Aún en ese momento, la decisión final sobre extender o no el mandato del relator especial lo decide el Presidente del Consejo de Derechos Humanos, no los estados miembros. En el caso de algunos expertos independientes como los representantes especiales, únicamente el Secretario General determina si el experto en cuestión es culpable o no de excederse los límites de su mandato.
La opinión de estos expertos no es obligatoria en las leyes internacionales y tampoco en los países que ellos critican. Aún cuando sus opiniones se referencien en una resolución, ellos únicamente mantienen la fuerza de su opinión personal o de las normas internacionalmente reconocidas que apoyan sus opiniones. Al mismo tiempo, muchos grupos de ayuda han intentado utilizar la independencia de estos expertos en lugar de insistir en su agenda en la ONU. Para Paquistán y muchos otros países, ha terminado el tiempo para esta práctica.