762 palabras
Hace tiempo que la ciencia sabe que el ser humano no es el únco ser vivo capaz de diferenciar una cara de otra. El reconocimiento facial es una habilidad humana, pero también es una especialización presente en primates y en algunos mamíferos. Hay algo en los rostros que el cerebro es capaz de reconocer y de recordar en detalle.
Para el ser humano es complicado distinguir la cara de un pez de colores de la de otro o las de dos ardillas o las de distintas avispas. Dentro de cada una de estas especies, todas las caras se ven más o menos igual. Cada una de las filas de fotografías que acompañan este texto está formado por imágenes de avispas individuales diferentes. Y aún con primeros planos es complicado diferencias a un individuo de otro.
Sin embargo, resulta sencillo diferenciar un rostro humano de otro. Lo hacemos todo el tiempo sin siquiera pensar en ello, pero hace falta una habilidad especial para ello.
El ser humano la tiene. No obstante, no todos los animales reconocen las caras de esta manera. Hay mamíferos que lo hacen, pero otros animales se reconocen por el olor, por ejemplo. Una nueva investigación publicada en la revista 'Science' muestra que las avispas del papel ('Polistes fuscatus', una especie muy común en Norteamérica) también tienen esta capacidad de reconocimiento de cara. Las conclusiones de estudio resultan especialmente interesantes porque las avispas tienen tanto los ojos como el cerebro completamente diferentes de los mamíferos.
Según la investigación, esta capacidad es independiente de la habilidad más general que tienen las avispas para distinguir formas y patrones. Ésta parece ser una especialización que se desarrolla de forma independiente en varios linajes de animales sociales, incluidos los seres humanos.
Los investigadores del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Michigan (EE. UU.) Michael Sheehan y Elizabeth Tibbetts presentan la hipótesis de que las avispas de papel son capaces de aprender a identificar las imágenes de los rostros más rápido y con mayor precisión que otras imágenes. "Demostramos que la evolución del reconocimiento facial en avispas está asociado con habilidad específica de aprender a diferencias caras", explican.
"Las avispas del papel son un buen sistema para examinar la evolución del reconocimiento facial porque hay especies de avispa intimamente relacionadas que no poseen esta habilidad", explican Sheehan y Tibbetts en el estudio.
La clave parece ser que, como el ser humano, las avispas de papel son muy sociales. Según los investigadores, identificarse entre sí por sus caras, probablemente tiene beneficios para las colonias en las que viven. Las avispas del papel construyen nidos en forma de panal y viven en colonias con múltiples reinas. La descendencia de cada reina trabaja de forma conjunta con la de otras reinas.
En el estudio también aseguran que alguna especie estrechamente relacionada, como 'Polistes metricus', cuyos nidos sólo tienen una reina, no disponen de esta capacidad en particular para el aprendizaje de la cara. "La construcción de nidos con una sola reina está asociada con la ausencia de patrones de variabilidad facial y los experimentos han demostrado que 'P. metricus' no reconoce a otros individuos de su especie", aseguran los investigadores.
Los científicos entrenaron a los dos tipos de avispas para que discriminasen entre dos imágenes, con un laberinto en forma de T en el que todo el suelo estaba electrificado, a excepción de una zona de seguridad en un brazo del laberinto. Los científicos colocaron una de las dos imágenes -a veces una cara de avispa, a veces otra imagen, como fotografías de orugas, por ejemplo- en la zona de seguridad, aunque la ubicación de la zona de seguridad variaba de un ensayo a otro.
Las avispas del papel aprendieron a identificar el 'seguro' marcado por las caras de avispa más rápido que el señalado con otras. Además, lo hicieron más rápido que la especie 'P. metricus'.