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La dislexia no es una falta de interés, de motivación o una discapacidad sensorial. Es un problema de índole cognoscitivo que afecta particularmente el paso de la decodificación visual a la verbal, a la memoria de corto plazo, la percepción del orden y la secuenciación, y que se manifiesta como una dificultad de automatización, especialmente de la lectura, la ortografía y en ocasiones también el calculo aritmético, dio a conocer la psicóloga Elizabeth Rubio Contreras del Hospital "Ignacio García Téllez" del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Agregó que por mucho tiempo se creyó que la dislexia estaba relacionada únicamente con la dificultad de la lectura y el intercambio de letras al escribir porque en un principio, en 1887, fue utilizada para describir la pérdida de la capacidad de leer en una persona adulta por una lesión cerebral. Actualmente, se trata como un trastorno en la lectura, en lo relacionado con la precisión, la velocidad y comprensión de la lectura, y que pueden situar al niño por debajo de lo esperado en función de la edad cronológica, del coeficiente de inteligencia y la escolaridad propia del individuo.
En amable entrevista con Artículo 7, la especialista precisó que los factores que ocasionan la dislexia son múltiples y variados, pero que el factor genético también puede estar involucrado. Se estima que, entre los que tienen dislexia, 60% a 80% son varones, pero se presenta en ambos sexos.
Mencionó que puede deberse a causas prenatales en el embarazo o en parte por lesiones cerebrales o por cuestiones postnatales, como problemas emocionales; déficits espacio-temporales, en la orientación secuencial, como confundir hoy y mañana; la percepción visual o las dificultades adaptativas en la escuela. Los tres factores mencionados pueden ir juntos o por separado.
Comentó que desde hace años los neurólogos han observado que algunas personas disléxicas presentan un funcionamiento más pobre o lento en la estructura cerebral situada en el lóbulo parietal del hemisferio cerebral izquierdo, lo que algunos explican como una mala conexión interhemisférica.
Elizabeth Rubio Contreras, psicologa del Hospital "Ignacio García Téllez" del IMSS.
—Sin embargo, hay otros factores que hay que tomar en cuenta como origen del problema, como un método inadecuado de enseñanza, falta de madurez para la lectura y diferencias culturales. Estos factores pueden ser superados con intervención temprana y enseñanza intensiva de lectura.
Destacó que los criterios que deben seguirse para el diagnóstico son que la alteración de la lectura afecte el rendimiento académico o ciertas actividades de la vida cotidiana que requieren habilidades para la lectura. También debe tenerse en cuenta si hay una enfermedad neurológica o médica.
—La incapacidad para leer es un problema grave porque el aprendizaje lectura/escritura es eje de las demás materias escolares. Además, de la mala o buena lectura depende en gran medida el éxito o fracaso en los estudios.
Dio a conocer que hay trastornos del aprendizaje que están relacionados con el de la lectura, como retraso en el desarrollo del lenguaje, la dislexia que ocasiona problemas para entender palabras, oraciones o párrafos; la discalculia, problema relacionado para resolver y entender conceptos matemáticos; y disgrafía, dificultad para formar correctamente las letras o escribir dentro de un espacio determinado; entre otros.
En cuanto a los signos que padres y maestros deben tener en cuenta para determinar un trastorno en la lectura, escritura, ortografía y aritmética, indicó están dificultades de lecto-escritura desde primer grado, poco o nulo avance a pesar de haber recibido asesorías con métodos convencionales de enseñanza; algunos días olvida palabras previamente aprendidas y otros días después sí las recuerda; omite palabras y frases o se salta renglones; el niño tiene dificultad para copiar correctamente las palabras del pizarrón; su escritura es lenta o muy desordenada; o fue muy lento para empezar a hablar y su lenguaje es muy inmaduro.
—También hay que tomar en cuenta como señales de alerta la dificultad para tomar el lápiz, hacer lazos o nudos; la falta de habilidad en el cálculo, confunde la suma con la resta, memorizar, reproducir o aplicar las tablas de multiplicar y le cuesta trabajo realizar diversas órdenes a la vez si las recibe todas seguidas.
Sobre el tratamiento, dijo que los niños disléxicos o con dificultad en la lecto-escritura necesitan una reeducación integral, por lo que requieren apoyo psicológico, logopédico y pedagógico.
Explicó que en el IMSS, por medio del departamento de Psicología, se pueden aplicar pruebas psicométricas que ayuden a detectar sus niveles de competencia intelectual y madurez perceptual. Los errores que se observen durante la aplicación de la prueba indicarán cuál es la estrategia adecuada a seguir.
Finalmente, señaló que si el problema no se atiende puede provocar depresión y ansiedad en el niño, porque se siente tonto al no ir al parejo de sus compañeros de escuela. En la edad adulta, también puede tener dificultad para comprender los textos que lee, lo que se hace mayor cuando el texto es más complejo. L.I.