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LIBIA.- Por primera vez en décadas los futbolistas en Libia pueden jugar con libertad. La revuelta que derrocó a Muamar Gadafi también acabó con Al-Saadi Gadafi, quien dominó el balompié e intimidó a los jugadores durante la última parte del régimen de 42 años de su padre.
“Se trata del balón y de patearlo sin miedo ni presiones para que podamos ganar por nuestro país, por la Libia libre”, dijo Alí al-Aswad, el técnico de la selección nacional y ex jugador del club Al Ahli de Trípoli, el favorito del fallecido dictador.
El futbol de Libia estuvo en las sombras desde febrero, cuando la rebelión contra el régimen de Gadafi estalló en el país del norte de África. Los jugadores salieron del territorio libio para jugar en equipos de naciones vecinas o se unieron a los insurgentes.
Accionista de la Juventus, Al-Saadi Gadafi (11) también estuvo a punto de jugar en Liga de Campeones. El Udinese jugó la Champions en la temporada 2005/06, pero el técnico no utilizó en ningún momento a Al-Saadi para participar en esta competición. El dinero no pudo hacer que su sueño se cumpliera.
Días después de que las fuerzas que combatían a Gadafi ocuparon Trípoli a finales de agosto, el entrenador asistente Abdul Hafid Arbesh fue a buscar futbolistas en los alrededores de la todavía caótica capital.
Quería armar un equipo nacional con el fin de llevarlo en una aventura épica a Egipto, para el primer partido internacional de Libia bajo la bandera revolucionaria roja, verde y negra que sustituyó al estandarte verde del antiguo régimen.
Después de un viaje en autobús al vecino Túnez, un vuelo a la ciudad de Bengasi en el oriente de Libia y de allí en otro avión a El Cairo, el equipo de Arbesh estaba en un estadio en la capital egipcia para enfrentar a Mozambique en un partido de clasificación a la Copa Africana de Naciones. Libia ganó 1-0.
Dos hijos de Gadafi, Al-Saadi y Mohamed, dominaron el futbol libio y junto con su padre aterrorizaron a los jugadores. Al-Saadi Gadafi fue el presidente de la federación de futbol de Libia hasta que huyó a Níger en septiembre.
También tenía ambiciones como futbolista y usó su dinero e influencia para jugar en Libia, e incluso brevemente en Italia con el club Perugia.
“Todas las decisiones las tomaban ellos”, dijo al-Aswad. “Él nos decía cuándo jugar, cómo jugar y si debíamos jugar”.
Al-Saadi podía retirar de la cancha a la selección nacional minutos antes de un partido al otro lado del mundo, afirmó al-Aswad. Sobornaba a los jugadores estrellas para que anotaran en algunos partidos y los amenazaba con palizas si marcaban en otros. Le ordenó a un equipo en Bengasi que empatara.
Selección nacional de la nueva Libia.
Al-Aswad incluso culpa a Al-Saadi de la muerte de un famoso jugador, Bashir Riyan, en 2004.
“Sufrimos mucho”, dijo Al-Aswad. “Era como si el balón solamente le perteneciera a él y como si los jugadores de futbol y la selección nacional fueran sus rehenes”.
A pesar de todo, el futbol libio sobrevivió al régimen y el mes pasado la selección se sobrepuso a sus escasas probabilidades de clasificar a la Copa Africana de Naciones del próximo año. El nuevo capitán del equipo, el guardameta Samir Abud, está nominado al premio para el mejor Jugador Africano del Año, después de que Libia desafió la agitación política en el país para conseguir su boleto al principal torneo de África.
La Copa Africana comienza el 21 de enero y la sede será compartida por Gabón y Guinea Ecuatorial. Libia está en el Grupo A, junto a Guinea Ecuatorial, Senegal y Zambia.
El próximo mes la selección libia también participará en los Juegos Árabes organizados por Qatar, que envió aviones de guerra a Libia para ayudar en el derrocamiento del régimen de Gadafi. Se enfrentará a Jordania, Palestina y Sudán en la fase de grupos del evento deportivo más importante del Medio Oriente.
Libia fue sede de la Copa Africana de Naciones en 1982 y alcanzó la final de ese año aunque perdió ante Ghana. El país también clasificó para el torneo continental en 2006 cuando se jugó en Egipto.
El objetivo del equipo es tener un buen desempeño en la Copa Africana, pero Arbesh señaló que los jugadores ya sueñan con clasificarse al Mundial del 2014 en Brasil. Libia nunca ha clasificado, pero Arbesh dijo que siempre ha considerado que el país tiene un talento que no pudo prosperar por la opresión.
“Necesitábamos apoyo, no temor de ganar”, dijo Arbesh. “Sin las cadenas de Gadafi podemos llegar lejos. Muy lejos”.