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Una creencia que se remonta a la antigua Grecia se ve confirmada por la conclusión de un grupo de científicos que investigó los registros de 300 mil pacientes con algún trastorno mental.
El margen que separa a la locura de la genialidad es estrecho. Los primeros en asociar locura con creatividad fueron los griegos. Para ellos, los poetas eran “enfermos divinos” y Platón aseguraba que la inspiración llegaba en momentos de “locura divina”. Muchos siglos después, en Estocolmo, un grupo de científicos cree haber dado con una clave para entender qué tienen en común las enfermedades mentales con el arte.
Después de evaluar los registros de más de 300 mil personas que entre 1973 y 2003 padecieron algún tipo de trastorno, llegaron a la conclusión de que existe prueba suficiente para pensar que ambas surgen de la misma base, como si un mismo impulso fuera el origen de las dos.
La investigación fue realizada por el Instituto Karolinska y publicada en la edición de noviembre de The British Journal of Psychiatry. Los científicos analizaron los registros de las personas que padecían esquizofrenia, trastorno bipolar y depresión, se los comparó con sus profesiones y también con las de sus familias. Determinaron que los pacientes con trastorno bipolar tenían más inclinación hacia las actividades creativas , tanto artísticas como científicas. En cambio, los esquizofrénicos mostraban una mayor apertura hacia las tareas artísticas. Las personas con depresión no tenían diferencias con el resto de la población.
Salvador Dalí solía decir: “La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco”. Dalí fue uno de los creadores del movimiento surrealista, con fuertes conexiones con la psicología.
Sobre los resultados del estudio, Marcelo Cetkovich, Jefe del Departamento de Psiquiatría en el Instituto de Neurología Cognitiva de Argentina, cree que desmitifica la asociación negativa que suele hacerse entre esquizofrenia y trabajos creativos y pone “en el centro de la escena las dificultades de las personas con este trastorno para poder perseverar en el esfuerzo, síntoma central de la enfermedad”.
Simon Kyaga, jefe del equipo sueco señaló: “Uno podría imaginar una especie de motor creativo en el cerebro que, en las circunstancias correctas biológicas y ambientales da lugar al comportamiento creativo, pero en las situaciones anómalas lleva a una conducta psicótica. De algún modo, hay una línea muy delgada entre el genio y la locura ”.
La idea de una asociación entre arte y locura se hizo popular a finales del siglo XIX, cuando el psiquiatra italiano Césare Lombroso escribió en 1888 “Genio y locura”, un libro en el que analizaba el comportamiento de los artistas de su época. Más cerca en el tiempo, Arnold Ludwing, publicó en 1992 un estudio en el que analizó a más de mil personas con 18 profesiones distintas. Así pudo determinar que las personas con mayor riesgo a padecer algún trastorno eran las que hacían trabajos más creativos. Además, encontró que sobre 30 escritores, el 80 por ciento tenía algún tipo de desorden mental.
La doctora Lía Ricón, especialista en salud mental de la Universidad de Buenos Aires, explica estás conexiones: “Mi posición es que la capacidad creativa implica algunos mecanismos de defensa que están presentes en el desarrollo normal del psiquismo y que pueden en algunas circunstancias llegar a niveles que impliquen perturbaciones no saludables. Estos mecanismos son represión y regresión, entendidos como constituyentes del desarrollo del psiquismo normal”.
Tolstoi, Hemingway, Dostoievski, Miguel Angel y Da Vinci son apenas unos pocos de una larga lista. La mayoría vivieron atormentados por la enfermedad y su genialidad y ni siquiera un legado único les alcanzó para mitigar tanto sufrimiento.