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Durante el Día de Acción de Gracias, que se celebra mañana, no todo el mundo en Estados Unidos come pavo, particularmente los latinos, que en muchos casos prefieren recurrir a las costumbres y platillos de sus países de origen.
No en vano, para los hispanos la celebración de Acción de Gracias sigue sin tener la importancia que supone para los estadounidenses y eso se nota también en el esmero y dedicación que se pone en la mesa de esta noche familiar.
Los hispanos sienten más cercanas otras fiestas y muchos dicen que el pavo sólo se lo comen durante la celebración de la Navidad, pues "Thanksgiving" conmemora la llegada de los primeros colonos a las costas de EE.UU. en 1620, algo que debe sonar ajeno y lejano para los latinos que emigraron en las últimas décadas a este país.
El chef mexicano Samuel Linares asegura que un gran número de inmigrantes comen pavo para apegarse culturalmente a los estadounidenses, pero una vez que están establecidos vuelven a sus costumbres culinarias, a sus raíces gastronómicas, en esta celebración nacional.
Como manda la tradición, el presidente de EEUU indultó a dos aves, bautizadas como Liberty y Peace, en la víspera de la fiesta. Además, bromeó porque esa decisión no requirió la aprobación del Congreso.Peace huyó durante la ceremonia.
En su establecimiento, La Casa de Samuel, Linares prepara la tradicional receta del pavo asado y 'gravy' (salsa hecha con el jugo de carne del ave), que se sirve en millones de hogares en Acción de Gracias.
Sin embargo, reconoce que lo que más le ordenan es bacalao o romeritos, platillo mexicano que tradicionalmente se sirve en Navidad y que es elaborado con mole y un vegetal también conocido como romero o remerillo.
"Para el día de Acción de Gracias nos piden bacalao, romeritos, carne asada, cabrito al horno, cabrito Monterrey, piernas de puerco, barbacoa o birria de chivo o de borrego", dijo a Efe el cocinero mientras preparaba carne asada en su restaurante de Chicago.
Y es que a muchos latinos no les termina de convencer el pavo como plato principal para la celebración de Acción de Gracias y optan por cambiarlo o acompañarlo por recetas de sus países de origen.
Ingredientes de acento latino como la yuca, el frijol o el arroz acompañan o sustituyen en las mesas de familias hispanas a los clásicos de la cocina estadounidense como las mazorcas de maíz, la salsa de arándanos o el puré de papas.
El caso del cubano Héctor Nueva es un claro ejemplo de que la tradición anglosajona no ha permeado en muchos latinos, pues afirma que no le gusta comer el tradicional pavo de Acción de Gracias, aunque, en ocasiones, por educación, se ve forzado a probarlo.
"No somos muy fanáticos del pavo. Cuando lo comemos, en alguna ocasión especial, decimos que sea pechuga. De otra manera que no me inviten", dijo a Efe con franqueza.
Su esposa Gloria explica que para un día especial como éste ella opta por cocinar platos eminentemente latinos como el pozole estilo Jalisco, tamales con champurrado, bacalao o romeritos con tortas de camarón.
Por su parte, Linares afirma que los 21 años que lleva abierto al público su restaurante le han llevado a darse cuenta de que incorporar las delicias mexicanas al menú de Acción de Gracias ha sido la combinación perfecta.
Asegura que en los días antes de Acción de Gracias venden docenas de pavos, cabritos estilo Monterrey o al horno, y un promedio de 60 libras de romeritos y bacalao por día.
Este pescado lo preparan con aceite de oliva, ajo, cebolla y tomate con el objetivo de que quede jugoso para aquellas personas que prefieran el bacalao al pavo, ave que muchos consideran algo seca y escasa de sabor.
Y para aquellas personas que no tienen con quien celebrar ese día de carácter familiar, se les ofrece el mismo menú en el restaurante y así puedan disfrutar un día de Acción de Gracias a la mexicana.