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Las declaraciones del titular de la FIFA, Joseph Blatter (a) Sepp, en las que resta importancia al racismo en el fútbol (dijo que los insultos se solucionan con un apretón de manos), desataron críticas en el Reino Unido e hicieron que el Gobierno británico pidiera su dimisión.
Esos comentarios indignaron a deportistas y políticos de Gran Bretaña, cuya Federación de Fútbol investiga a John Terry (Chelsea) y a Luis Suárez (Liverpool), dos casos que tuvieron un gran impacto en el país, con tolerancia cero hacia ese tipo de actitudes racistas.
El secretario de Deportes británico, Hugh Robertson, se puso a la cabeza a la hora de exigir la dimisión de Blatter al decir que el asunto “es serio” y “forma parte de un patrón de comportamiento” del suizo. El líder opositor británico, Ed Miliband, calificó de “vergüenza” los dichos y consideró que el fútbol necesita un nuevo líder.
Terry ha sido acusado de proferir insultos racistas contra Anton Ferdinand, central del Queens Park Rangers, durante el partido que el Chelsea perdió por 1-0 en Loftus Road el pasado 23 de octubre. El caso fue investigado inicialmente por la Football Association (FA) y el martes se sumó también la policía británica, con lo que el tema cobra mayores dimensiones si cabe. En el peor de los casos, Terry podría acabar en la cárcel por los insultos racistas.
Y es que lo que en otros países pasa frecuentemente desapercibido y no se le da mayor trascendencia más allá de las histriónicas tertulias televisivas, en Inglaterra alcanza mayores proporciones a causa de una multiculturalidad plenamente arraigada.
El delantero uruguayo del Liverpool, Luis Suárez, ha sido acusado hoy por la federación de fútbol inglesa (FA) de comportamiento racista hacia un jugador el Manchester United Patrice Evra durante un partido jugado en octubre.
Suárez tiene intención de declararse no culpable y solicitar una vista para defender su nombre, según indicó el Liverpool, que respalda a su jugador ante una posible sanción de la Federación inglesa.
La FA anunció su decisión al término de un mes de investigaciones sobre la actitud, palabras y comportamiento demostrado por Suárez, de 24 años, hacia el defensa francés del United Patrice Evra, de raza negra, durante un partido jugado en Anfield el 15 de octubre.
Suárez es sospechoso de utilizar palabras o de tener un comportamiento "insultante" hacia Evra que son contrarias a las reglas de la FA, según señaló la Federación en un comunicado.
FIFA exigirá certificado de honradez
El presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA), Joseph Blatter, pretende quitar poder al comité ejecutivo del organismo y exigir a sus miembros un certificado de honradez.
Todo aquel que quiera integrar la comisión ejecutiva será examinado a nivel "ético y moral", dijo el suizo a la edición de este domingo del dominical alemán Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung.
"La FIFA exigirá un certificado de buena reputación", anunció el máximo responsable del futbol mundial, que también se manifestó dispuesto a ser sometido también él a examen. "Por supuesto".
Blatter fue más allá al lanzar que las investigaciones que la comisión ética realizó contra su propia persona antes de la elección presidencial el 1 de junio "podrían ser hechas públicas en su totalidad".
Además, Blatter agregó que los miembros del comité podrían ser elegidos en el futuro por el congreso de la FIFA y no por las confederaciones, como hasta ahora.
Sin embargo, su ofensiva en pos de una mayor credibilidad del organismo amenaza con quedar en la nada por la indignación que despertó con unas declaraciones sobre el racismo en el futbol.
"Tenemos que llevar la imagen de la FIFA allí donde está hoy plantado el fútbol. El fútbol tiene una imagen muy positiva", dijo el presidente.
Blatter admitió también que podría ser revisada la polémica decisión de otorgar al mismo tiempo los Mundiales de 2018 a Rusia y 2022 a Qatar.
"Fue un error", reconoció. "Era imposible que no surgieran conflictos de intereses porque todos podían votar, aún cuando su propio país fuera candidato".
Expertos de renombre como Sylvia Schenk de Transparencia Internacional y el experto anticorrupción de la Universidad de Basilea Mark Pieth examinan el caso y presentarán sus conclusiones a la comisión de buena gobernanza, que se hará cargo de una gestión gerencial limpia de la FIFA.