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Según empleados inconformes que solicitaron el anonimato por temor a represalias, desde que asumió funciones Héctor Cabrera Rivero, la Fiscalía General del Estado se ha convertido en una cueva de Alí Babá debido a la gran cantidad de transas y negocios turbios que ahí se realizan.
Carta en la que los empleados de la Fiscalía General del Estado nuevamente solicitan la intervención del fiscal general para que se les pague lo que les adeuda la Institución
Dichos empleados alzaron la voz para poner al descubierto una serie de actos deshonestos que imperan en la Fiscalía General del Estado, sobre todo los perpetrados por el titular de dicha dependencia, el abogado Cabrera Rivero, quien ha echado las campanas al vuelo destapándose como aspirante a la gubernatura para el próximo sexenio, o de perdida como gobernador interino en caso de que Ivonne Ortega Pacheco presentara su solicitud de licencia para incorporarse a la campaña del aspirante priísta a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
En primer término, quien fuera el abogado y representante legal de la familia Gómory Rivas, propietarios de la Galletera Dondé, ha incurrido en una serie de actos ilícitos al interior de la Fiscalía, entre los cuales la violación sistemática a los derechos humanos de los detenidos figura a la cabeza, según aseguran nuestras fuentes.
Basta checar las cifras que ha dado a conocer la Codhey en cuanto al número de quejas por violaciones a los derechos humanos, detenciones ilegales y casos de tortura perpetrados por la policía ministerial y su brazo ejecutor, el comandante Ernesto Vargas Nocelo, sujeto que desapareció de la corporación luego de que aparecieran los once decapitados en Chichí Suárez y en cuyo historial figura un rosario de señalamientos y quejas por casos de extorsión, levantones, privación ilegal de la libertad, cuotas a clandestinos, tiendas de discos piratas y narcotienditas.
Comentan nuestras fuentes que es tal la soberbia del fiscal general que ni siquiera se digna a recibir a los propios funcionarios y empleados de la Fiscalía que requieren plantearle alguna necesidad o manifestarle algún asunto relevante. Como ejemplo de lo anterior, refirieron que existe un grupo de servidores públicos que firmaron un acuerdo renunciando a su categoría a fin de incorporarse a un programa federal denominado FOSEG mediante el el cual recibirían un complemento de su salario, pactándose en dicho acuerdo que si el gobierno federal dejaba de dar su aportación, el gobierno del Estado se haría cargo del mismo, siendo el caso que hasta esta fecha ya son nueve meses que los participantes en el acuerdo no reciben dicho complemento de salario, lo que ha ocasionado que algunos se encuentren endeudados y pagando intereses por haber pedido prestado en espera de dicho pago y algunos otros se hayan visto en la necesidad de devolver productos que habían adquirido a crédito.
Nuestros informantes destacaron que dichos servidores públicos, no obstante ya haberlo enterado previamente mediante sendos oficios, cuando intentaron hablar con el fiscal para que les diera una explicación al respecto, el funcionario nunca los atendió y fue su secretario particular quien los mandó con la directora administrativa, C.P. Armida Esquivel Mimenza, persona igual de prepotente y soberbia que su superior, quien literalmente los mandó por el caño y les dijo ése "era asunto del fiscal y la gobernadora y que ella no tenía nada que ver ahí".
Los empleados inconformes que mediante este medio alzan la voz, narraron que la gente decepcionada, triste e impotente, empezó a ver quién les podría dar una explicación, misma que hasta este momento no han recibido.
Los servidores públicos se quejaron enérgicamente de que en vez de pagarles íntegramente sus salarios lo que les permitiría mantener satisfactoriamente a sus familias, el gobierno pague millones de pesos a canales televisivos para promocionarse y cumplirle sus caprichos a sus funcionarios de primer nivel, como el fiscal general, quien fue entrevistado en el programa Alter Ego. En dicha entrevista, Cabrera Rivero apareció uniformado de piloto como si fuera un artista de talla internacional y se llevó a reporteros a volar en su avioneta, causando con ello onerosísimos gastos al erario de la dependencia. GBF