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Suena como una idea loca, de las que aparecían en los programas de televisión satíricos que solía frecuentar antes de convertirse en alcalde de Londres. Pero Boris Johnson se toma en serio el plan de disminuir la contaminación. Quiere pegarla a la calle.
En los últimos meses una flota de camiones especialmente adaptados ha estado rociando el pavimento de la capital británica con pegamento en algunos de los puntos críticos de contaminación de Londres en medio de la noche.
La idea es que la contaminación que flota en el aire se adhiera a la solución, a base de calcio.
El alcalde de Londres, Boris Johnson, los calificó como "artilugios maravillosos" que mejoran notablemente la calidad del aire.
Pero otros no están tan convencidos.
El profesor Frank Kelly, de King's College de Londres, dice que la técnica es un "despilfarro de dinero público".
"Esto no resuelve el problema de raíz", dice Kelly, un experto en el impacto de la contaminación atmosférica en la salud humana.
"En cuanto dejan de rociar el pegamento, el problema reaparece".
El alcalde de Londres, Boris Johnson, rocía con una sustancia adhesiva 30 kilómetros de aceras. La polución ha bajado un 14%
La flota de tres camiones patrulla 30 kilómetros de las calles más contaminadas, como las áreas de Victoria Embankment, la calle Earls Court, las carreteras que conducen al túnel de Blackwall y la zona de la estación de trenes de Euston.
Entre la medianoche y las seis de la mañana, el pavimento primero es barrido y luego se le echa una solución de calcio y el agua con una máquina de las que se usan para quitar el hielo modificada. Ésta cuenta con un sistema de fina aspersión que rocía el adhesivo, que una vez que se instala es apenas visible.
El objetivo es que se le adhieran partículas diminutas de hollín llamadas PM10. Éstas son producidas por los caños de escape, por el desgaste de los neumáticos y los frenos y pueden causar asma, problemas cardiovasculares, cáncer de pulmón y muerte prematura.
Es la primera vez que esta técnica se usa en el Reino Unido.
Los críticos dicen que es una solución para salir del paso y evitar multas de hasta 300 millones de libras (US$470 millones) por no cumplir con las normas de calidad del aire de la UE.
"Como científico que investiga la salud estoy horrorizado con cómo están tratando de ocultarle el problema a la Comisión Europea," dice el profesor Kelly.
Viendo más allá, el gobierno inglés pretende acabar con el esmog con la sustitución de los vehículos más nocivos para el medio ambiente por unos de menor contaminación.
A principios de este año la contaminación del aire en Londres alcanzó su nivel más alto desde 2003, según cifras oficiales.
La ciudad no cumplirá las normas de contaminación de la UE en 2012, si hay más de 35 días de "aire malo", después la Comisión Europea podría adoptar otras medidas.
El Partido Verde afirma que no es casualidad que una de las estaciones de monitoreo utilizadas por Johnson para informarle a la comisión se encuentra precisamente en una de las rutas que se están rociando.
"Están haciendo trampa, quieren hacer que parezca que los objetivos se están cumpliendo, cuando en realidad no lo están, con el uso de este pegamento en los caminos", dijo Jenny Jones, miembro del Partido Verde de la Asamblea de Londres.
"La contaminación es un problema en todos los rincones de la ciudad, no sólo en unas pocas calles".
Cuando hace algunos meses se encontró frente a frente con el alcalde, él desestimó sus argumentos.
"El asunto con esta sustancia es que cuando atrapa las partículas del aire vuelve imposible que tú las ingieras o inhales", dijo Johnson.
"Eso significa que reduce la contaminación, a menos de que te pongas en cuatro patas y la aspires, claro", señaló.
Garrett Emmerson, jefe de operaciones de la compañía Transport for London (TfL), también defendió el "plan pegamento" como uno de los muchos que se están utilizando para combatir la contaminación.
Se están invirtiendo más de US$1.400.000, dice, y las pruebas han demostrado que genera una disminución de 14% de la contaminación por partículas en los sitios clave.
"Una de las prioridades de la Alcaldía y de TfL es generar un aire más limpio para Londres a través de medidas a largo plazo como la introducción de vehículos de menor emisión, el uso de autobuses más limpios, la prohibición de los taxis más contaminantes y el alto estándar de los controles de emisión, así como la implementación de medidas más inmediatas acordadas con el Departamento de Transporte", señaló Emmerson.
Y agregó: "Esto incluye la desmotivación del descuido de los motores, la instalación de paredes 'verdes' y la plantación de nuevos árboles que absorban contaminates, así como tecnologías innovadoras de supresión del polvo".
Aquí entra en el escenario el 'plan pegamento'.