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La semana pasada el Papa Benedicto expidió un documento pontificio donde denunciaba los esfuerzos para promover el aborto en África a través de confundir el lenguaje, en los documentos internacionales y la falta de claridad en las asambleas internacionales.
El Pontífice también criticó los programas de prevención del SIDA de una dimensión como no efectivos y no suficientes.
El documento llamado Exhortación Apostólica titulada Africae Munus contiene temas que originalmente surgieron durante un sínodo de obispos africanos en el 2009.
En una sección sobre la Protección de la Vida, el pontífice escribe acerca de la falta de claridad en las asambleas internacionales y el uso del lenguaje confuso transmitiendo valores extraños con la enseñanza de la moral católica. El papa destaca los elementos cuestionables encontrados en ciertos documentos internacionales, especialmente aquellos concernientes con la salud reproductiva de las mujeres.
Mientras que ningún tratado de la ONU menciona el aborto, la maquinaria de los derechos humanos de la ONU y de organizaciones relacionadas, está intentando fabricar un derecho al aborto a través de hacer referencias a la planeación familiar, derechos reproductivos y el derecho a la salud. En África, un tratado regional conocido como Protocolo de Maputo reconoce el aborto como un derecho. Sin embargo, solamente la mitad de las 54 naciones africanas son parte de ello, precisamente debido a esto.
En cuanto al aborto, el Papa Benedicto escribe: La posición de la Iglesia en cuanto al tema del aborto no es ambigua. La criatura en el vientre de su madre es una vida humana que debe protegerse. El aborto, el cual es la destrucción de una criatura inocente no nacida, es contrario a la voluntad de Dios, para el valor y la dignidad de la vida humana debe protegerse desde la concepción hasta su muerte natural.
La Iglesia en África y las islas vecinas deben de comprometerse a ofrecer ayuda y apoyo a las mujeres y parejas que tratan de buscar un aborto, al mismo tiempo quedándose cerca de aquellas que han tenido esta experiencia trágica y ayudarlas a crecer en el respeto por la vida.
Elogia el valor de los gobiernos que han legislado en contra de la cultura de la muerte, de la que el aborto es una expresión dramática, a favor de la cultura de la vida. Él primado de Roma exhorta que a pesar del apoyo menguado por la vida humana y la dignidad nosotros no debemos de tener miedo a la hostilidad o falta de popularidad y debemos rechazar cualquier compromiso o ambigüedad que nos hiciera estar de acuerdo con el pensamiento de este mundo.
El Papa Benedicto mencionó otras amenazas que se vislumbran para la vida humana en África, en particular el abuso de las drogas y el alcohol, la malaria, la tuberculosis y el SIDA. Él aboga por que estén disponibles los tratamientos médicos a un costo mínimo para todas las personas interesadas.
Él añade específicamente refiriéndose a la prevención del SIDA, que los programas que solamente cuentan con respuestas farmacéuticas no son efectivos debido a que el problema es más profundo.
La epidemia del SIDA de acuerdo a Benedicto XVI, por encima de todo es un problema ético. El cambio de comportamiento que requiere, por ejemplo, abstinencia sexual, rechazo a la promiscuidad sexual, fidelidad dentro del matrimonio, en última instancia involucra la cuestión del desarrollo integral.
Sobre la prevención efectiva del SIDA, él escribe: debe basarse en una educación de sexos que en sí misma está fundamentada en un ancla de la antropología en las leyes naturales e iluminada por la palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia.
Él agradece a los suministradores católicos del cuidado de la salud en la región, quienes enfrentan el problema del SIDA y le pide a las agencias internacionales que los reconozcan y les ofrezcan ayuda, respetando su carácter específico y actuando con un espíritu de colaboración.
Las instituciones católicas para el cuidado de la salud enfrentan dificultades cada vez mayores al asegurar la financiación de ambas, tanto nacional como internacionalmente debido a que ellos sostienen la posición oficial de la Iglesia Católica sobre temas como el aborto y la abstinencia basada en educación sexual.