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MADRID, 28 de febrero.- Las pastillas para dormir son cada vez más utilizadas por una población estresada y con numerosos problemas que no permiten conciliar el sueño. Sin embargo, y a pesar de su eficacia, dejar el descanso nocturno en manos de la química entraña un riesgo 4.6 veces mayor de muerte y un 35% más de probabilidad de desarrollar un cáncer, según los datos de un estudio.
Aproximadamente un 9% de los españoles entre los 15 y los 64 años toma somníferos, según datos de 2009 del Observatorio Español sobre Drogas . Ese porcentaje se eleva al 47% entre las personas que están siendo tratadas por consumo de cocaína o de heroína. El estrés, la ansiedad o la depresión son algunos de los problemas que conllevan una alteración del sueño, de ahí que cada vez más personas recurran a los somníferos, cuya venta supone cada año unos 1500 millones de dólares.
En 1979, el estudio Prevención del Cáncer de la Sociedad Americana de Oncología encontró que tanto fumar como tomar somníferos estaban asociados con un aumento de muerte. Esa fue la primera de una serie de investigaciones que han evaluado la mortalidad relacionada con el consumo de estos fármacos, sin embargo, los resultados han sido muy variables. De ahí que investigadores de diferentes centros médicos de Estados Unidos hayan querido evaluar esta relación en un nuevo estudio que ahora publica sus datos la revista on line 'BMJ Open'.
Tras analizar los datos de 10,531 personas a las que se les prescribió benzodiacepinas u otros medicamentos para dormir durante una media de 2.5 años y a otras 23,674 que no tomaban dichos fármacos, los investigadores observaron que el riesgo de muerte por cualquier causa era 4.6 veces mayor. Y esta mayor tendencia a morir se dio también entre las personas que recibieron sólo de uno a 18 somníferos al año, en ellas el riesgo de muerte fue un 3.6 veces que una persona sin este tratamiento.
El fármaco más recetado fue zolpidem (stilnox, nombre comercial) y temazepam (restoril) el menos frecuente. El primero de estos medicamentos se relacionó con un riesgo 14 veces superior de enfermedad coronaria, 40 veces mayor de hipertensión y 18 veces superior de diabetes. Unas cifras similares se detectaron también con temazepam.
En relación al cáncer, el análisis mostró que estos somníferos aumentaban un 35% la probabilidad de tener una enfermedad oncológica. La explicación de ese aumento no está clara, sin embargo, los autores indican que se detectó una mayor regurgitación en las personas que tomaban estos fármacos. lo que puede causar daño esofágico y cáncer.
"Lo que nuestro estudio muestra es que las pastillas para dormir son peligrosas para tu salud y podría causar muerte al contribuir en la aparición del cáncer, la enfermedad cardiaca y otros trastornos", explica uno de los autores de este estudio, Daniel F. Kripke, médico del Centro del Sueño Viterbi Family en San Diego, California (EE. UU.).
Por este motivo, aconsejan optar por otro tipo de terapias como la cognitiva-conductual que para el insomnio crónico puede ser más exitosa que los somníferos.
No obstante, y a pesar de la contundencia de los datos, los autores de este trabajo señalan sus limitaciones: "Es importante comentar que nuestros resultados se basan en datos observacionales y, aunque hicimos todo para poder asegurar su validez, es posible que otros factores expliquen estas relaciones", aclara Lawrence E. Kline, director médico del Centro del Sueño Viterbi Family. "Esperamos que nuestro trabajo estimule una investigación adicional en esta área utilizando información de otras poblaciones".
En esta línea, Juan José Carballo, psiquiatra de la Fundación Hospital Jiménez Díaz de Madrid, comenta que esta investigación "tiene una limitación mayor, que es la de ser un estudio de seguimiento de cohorte, en el que no es posible determinar la causalidad de la asociación establecida. Además, factores de confusión tan importantes como los trastornos psiquiátricos no pudieron incluirse en el estudio por limitaciones de la base de datos. Son necesarios más estudios para poder establecer una clara relación".
"A pesar de las limitaciones, los autores subrayan una idea que considero que es el mensaje a reflexionar y es el valorar de una forma adecuada los beneficios y riesgos de cualquier tratamiento farmacológico, especialmente si los pacientes pueden beneficiarse de otras estrategias terapéuticas", concluye Carballo. (ÁNGELES LÓPEZ / EL MUNDO)