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MOSCÚ, Rusia, 25 de febrero.- El ex agente del KGB Vladimir Putin, actualmente primer ministro y candidato a la presidencia de Rusia, ha hecho de su vida privada un secreto de Estado, tanto, que un diario fue clausurado temporalmente por hablar de su supuesto romance con una campeona deportiva rusa.
Su esposa Liudmila aparece rara vez en público y sus dos hijas son invisibles.
En abril de 2008, el diario Moskovski Korrespondent fue clausurado unos días por haber evocado el posible matrimonio de Putin con la gimnasta Alina Kabaieva, una campeona olímpica dos veces más joven que él.
El primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, con su esposa Liudmila, en una de las escasas imágenes juntos.
Putin desmintió los rumores advirtiendo a los que "se inmiscuyen en la vida privada de los demás con su nariz morbosa y sus fantasmas eróticos".
Desde entonces, prácticamente no se ha vuelto a ver a la esposa de Putin en público. No votó con su esposo en las legislativas de diciembre y éste acudió solo a la misa de Navidad en enero, contrariamente al presidente Dimitri Medvedev, que estaba acompañado por su esposa.
Tampoco se sabe nada de las dos hijas del primer ministro, que tiene la intención de volver al Kremlin para un tercer mandato después de la presidencial del 4 de marzo. Las últimas fotos de María, 26 años, y Katerina, 25, datan de su infancia.
Putin instruye a un niño drante una demonstración de judo en Kemerovo, Rusia, el 24 de enero.(Reuters)
Interrogado sobre esta situación, el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, explicó en octubre que hay que "respetar la elección personal" del primer ministro. "Es el jefe de la familia y toma las decisiones que considera necesarias", sostuvo.
"Putin no quiere hablar en absoluto de esto y los directores de los medios importantes han sido informados. Ningún periodista osa hablar de este asunto delicado", explica a la AFP el antiguo asesor de Putin, Gleb Pavlovski.
"Hace diez años, no mostraba a sus hijas por razones de seguridad pero se sabía algo más de ellas. Hoy, da una nueva visión de su personalidad, de un hombre solo, casado con el Estado", agrega.
El asunto tabú fue evocado en una gran manifestación de la oposición contra Putin en Moscú en febrero por el crítico musical Artemi Troitski, quien declaró ante decenas de miles de manifestantes que el país debe tener información sobre la familia de su líder.
"Hace nueve años que sus hijas estudian en la Universidad de San Petersburgo, pero nadia las ha visto. La esposa del candidato (a la presidencial) aparece tan poco en público que se dice que está recluida en un monasterio. A ello se suman los rumores sobre jóvenes amigas o hijos secretos", escribió en su blog en el que denuncia al "Barba azul del Kremlin".
"No ocurre nada parecido en Corea del Norte ni en África Central", asegura Troitski.
Con un atrevimiento poco habitual, el pequeño teatr.doc de Moscú presenta, a tres semanas de la elección presidencial, un pieza satírica titulada 'BerlusPutin', en la que Alina Kabaieva aparece en los fantasmas eróticos del héroe cuya esposa está en una celda de un convento.
Para la socióloga Olga Kryshtanovskaia, especialista de las élites rusas, la cuestión de la transparencia de la vida privada de su líder solo preocupa a los "pro occidentales que representan menos del 10% de la población".
"En su conjunto, la sociedad es muy conservadora, con una actitud patriarcal ante la mujer. El hombre tiene un papel especial y no debe compartir el poder con su esposa", asegura.
La fuerte presencia de Raisa, la esposa de Mijail Gorbachov, quien no ocultaba su amor por su esposa elegante y culta, fue una excepción en la historia del país e irritaba mucho a los rusos, recuerda.
Al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos, donde la mentira sobre las relaciones sexuales con una becaria estuvo a punto de costarle el puesto al presidente Bill Clinton, "la sociedad rusa no quiere saber la verdad", señala Kryshtanovskaia.
"Al mismo tiempo, la gente se regocija con los rumores que hacen de Putin un seductor con jóvenes y bellas amantes e hijos", concluye.