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El paso deprimido de Prolongación Paseo de Montejo, obra que ocasionó que la alcaldesa Angélica Araujo Lara desoyera las voces expertas de especialistas en urbanismo y en arquitectura, así como la de los vecinos de la zona y de ciudadanos inconformes por la obra, y que la impusiera en ese tramo de la ciudad, muestra, a pocos meses de su puesta en marcha, un gran deterioro, tanto en la parte de la fuente, como en el túnel. Luce como una obra de cincuenta años de haber sido construida.
La fuente, que durante los trabajos fue retirada y posteriormente colocada, luce hoy con un agua verdosa, y con las orillas de la fuente llenas de un moho café que la hacen ver como si no le hubieran dado mantenimiento por un buen tiempo.
El Moho o suciedad que rodea la fuente de Prolongación Montejo evidencia la falta de mantenimiento. Para muchos, es la primera vez en muchos años que la fuente luce tan descuidada.
Por su parte, el túnel, en ambos carriles, muestra pedazos de rocas que se han desprendido de las orillas de las rejillas, las cuales han sido colocadas varias veces con cemento debido el paso contante de vehículos.
Aspecto de una de las rejillas de agua pluvial de la salida del carril de norte a sur del paso deprimido.
Sin embargo, el daño más significativo de esta obra —que le costó a una parte de la ciudadanía que se opuso a ella— una paliza por parte de porros identificados con el PRI —liderados por empleados del Ayuntamiento de Mérida, como Carlos Herrera Chalé— es el de las goteras, que ya dañaron el techo del túnel del carril de sur a norte, especialmente, en el tramo donde se encuentra ubicada la fuente.
No sólo se forman charcos en varios tramos del camellón que divide ambos carriles, sino también en las paredes de los túneles, donde también puede apreciarse la filtración, y en los mismos carriles.
Las goteras del techo del túnel, provenientes del piso de la fuente, forman charcos en el camellón y en los carriles.
Cabe mencionar que desde el anuncio de su construcción, grupos de ambientalistas, expertos en desarrollo urbano y arquitectura se opusieron a la edificación del paso deprimido en la Prolongación de Paseo de Montejo por considerarlo innecesario para esa zona de la ciudad, así como inapropiado para el entorno. Los activistas a favor del medio ambiente también protestaron por el corte de los árboles, que se encontraban en el antiguo camellón de la prolongación, los cuales, a pesar de que fueron trasladados a Animaya, terminaron por secarse, según dieron a conocer estos grupos por medio de fotos.
Los vecinos también se manifestaron en contra por el ruido y el aumento de tránsito vehicular que ocasionaría la obra.
De acuerdo con organismos ciudadanos y Colegio de Arquitectos de Yucatán, la alcaldesa Angélica Lara nunca contó con los permisos ambientales para construir esta obra. También se negó a mostrar planos y detalles de la obra que dieran confianza a los ciudadanos sobre el trabajo a realizar.
El daño que sufre el techo del túnel del carril de sur a norte es evidente. Las filtraciones de agua no cesan y además de crear charcos, humedecen las paredes.
Ante esta situación y el descontento de una parte de la sociedad por la represión que sufrieron manifestantes en contra de la obra, líderes ciudadanos calificaron el paso deprimido como la "tumba política" de Angélica Araujo.
Con el paso del tiempo, el techo del túnel podría desfondarse y ocasionar un accidente. A unos meses, así luce la estructura dañada por las filtraciones del agua de la fuente.
Desde su puesta en marcha, el paso deprimido ha sido cerrado parcialmente en varias ocasiones debido al constante desprendimiento de las rejillas de agua pluvial que son removidas por el paso de los vehículos. L.I.