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Los restos embalsamados de una mexicana exhibida en Europa en el siglo XIX como la "mujer mono" por una enfermedad que le producía una gruesa barba y vellos en la frente, serán devueltos a México por la Universidad de Oslo, dio a conocer el diario Reforma.
Una fuente del centro educativo noruego informó que la universidad respondió afirmativamente al pedido de autoridades del estado mexicano de Sinaloa, que reclamaban la repatriación del cuerpo de Julia Pastrana, una mujer de orígen indígena que vivió entre 1834 y 1860.
Su cuerpo medía 1.34 cms y además del exceso de vello, presentaba deformaciones simiescas en el rostro, pero también poseía habilidades para la danza y el canto, por lo que fue llevada por un estadounidense a mediados del siglo XIX para presentarla en ferias y circos.
El cuerpo de Pastrana, que había sido adquirido a principios del siglo XIX por un empresario de espectáculos noruego para que formara parte de una exhibición de casos extraños, pasó a manos de la Universidad de Oslo en 1996.
En febrero pasado, el gobierno noruego había pedido a la universidad evaluar la necesidad de mantener el cuerpo de la mexicana.
Julia Pastrana tenía hipertricosis terminal o "síndrome del hombre lobo", es decir, su rostro y su cuerpo estaban cubiertos totalmente de pelo negro y lacio. Además, sus orejas y nariz eran inusualmente grandes y sus dientes irregulares.
Antes de iniciarse en el mundo del espectáculo, Julia Pastrana trabajó como sirvienta en la casa de la familia del gobernador de Sinaloa, Pedro Sánchez. Luego decidió volver a su tierra.
En el camino a su pueblo conoció a M. Rates, quien la llevó a Estados Unidos para presentarla como fenómeno de circo. Luego cambió de "manager" y el nuevo, Theodor Lent, la llevó a Londres para presentarla en espectáculos donde bailaba y cantaba en español y en inglés.
Se dice que recibió muchas propuestas de matrimonio, pero no aceptó ninguna, ya que aleccionada por Lent, esperaba que su pretendiente fuera muy rico. Finalmente, Theodor Lent se casó con ella.
Dos años después de su matrimonio, Julia quedó embarazada dando a luz a un varón con características similares a las de ella. El bebé falleció a las 35 horas de nacido y Julia Pastrana murió por complicaciones postparto cinco días después.
Lent aprovechó la situación para vender los cadáveres de Julia y del bebé a la Universidad de Moscú, que momificó los cuerpos y los exhibió en el Instituto Anatómico de la Universidad de Moscú. Al darse cuenta Lent que las momias atraían a mucha gente, entabló un proceso legal para recuperarlas, lo que al final de cuentas logró. Luego se las llevó a Inglaterra para exhibirlas y ganar dinero. Al decaer el interés de la gente en este tipo de espectáculo, Lent alquiló los cuerpos a un museo itinerante de curiosidades.
Los cuerpos pasaron a manos de coleccionistas privados e incluso llegaron a las arcas de Hitler durante la segunda guerra mundial. Los cuerpos se exhibieron en territorios ocupados por alemanes, hasta los años 70. Vándalos destruyeron parte del cuerpo del bebé, que terminó comido por las ratas. El cuerpo de Julia fue robado y apareció almacenado en el Instituto Forense de Oslo.
En 1994, el senado de noruega recomendó que se inhumaran los restos de la mujer, pero el Ministerio de Ciencias decidió conservarlos para que en el futuro los científicos pudieran estudiarlos. Sin embargo, para obtener acceso a los restos se debe obtener un permiso especial que sólo se otorga a quien demuestra verdadero interés científico.
En abril de 2012, la universidad noruega se comprometió a devolver el cuerpo de Julia a México.