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PEKÍN, 15 de junio.- Las autoridades de la ciudad china de Ankang han pedido disculpas públicamente a la mujer que fue forzada a abortar un feto de más de siete meses de gestación y han destituido a tres funcionarios, informó hoy la agencia oficial Xinhua.
Las medidas llegan después la difusión en internet de varias imágenes de Feng Jianmei, de 27 años, en las que aparecía postrada en la cama de un hospital junto al malogrado bebé, lo que desató la indignación popular en China.
Feng Jianmei con su hijito muerto.
Los funcionarios han sido destituidos por incumplir las leyes del país, que prohíben expresamente los abortos de fetos de más de seis meses de gestación, según Xinhua (los funcionarios implicados dijeron que el permiso era hasta los 7 meses).
Entre ellos figura el director del Buró de Planificación Familiar del condado de Zhenping, en la provincia de Shaanxi (centro oeste de China).
Los oficiales relegados alegaron que el aborto se produjo bajo lo estipulado en la ley y con el acuerdo de la progenitora, aunque ésta denunció que fue detenida durante tres días, además de forzada a abortar y a firmar un documento de consentimiento al no poder pagar la multa por tener un segundo hijo.
Según la agencia oficial, el gobierno de Ankang ha instado a las autoridades superiores a que lleven a cabo una seria investigación sobre el trabajo de Buró de Planificación Familiar y a que realicen mayores esfuerzos para proteger los derechos de los ciudadanos.
El caso de Feng acumuló hasta 500,000 comentarios en las redes sociales chinas, donde muchos usuarios denunciaron la existencia de corrupción en el cobro de las multas por tener un segundo hijo, cuya cantidad varía según la provincia.
Preguntado sobre si este caso evidencia el problema de la violencia contra mujeres por la política del hijo único persistente en China -como señalan desde organizaciones de derechos humanos-, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Liu Weimin rechazó hacer comentarios en una rueda de prensa en Pekín.
La política de hijo único se instauró en China en 1979 con el objetivo de establecer un control radical de la natalidad en el país más poblado del mundo. (EL PAÍS)