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NUEVA YORK / BRUSELAS, 15 de junio.- Mensajes urgentes de móvil, alertas en los correos electrónicos, teléfonos que no paran de sonar. Gobiernos y empresas de todo el mundo están en alerta roja a la espera de los resultados de las elecciones griegas, que podrían suponer la salida del país de la Eurozona.
En Estados Unidos muchas compañías han cancelado la celebración del Día del Padre para preparar el 'tsunami' financiero que una eventual salida de la moneda común europea puede desatar en la apertura de los mercados. "Realmente no creo que vaya a pasar nada, pero preferimos estar preparados", asegura Joe Carrier, director de Legg Mason.
Aunque la economía griega es pequeña, el temor es que la actual inestabilidad política que vive el país obligue a Grecia a abandonar la unión monetaria del euro. Si esto ocurre, otras naciones frágiles de la zona podrían caer y resultar en un grave impacto en el sistema financiero en momentos en que la economía mundial se encuentra débil. En la foto de AFP, disturbios del viernes en la noche en Atenas.
Aunque, por cuestiones horarias, serán los mercados asiáticos los primeros en sentir el golpe. Por esa razón, los bancos están llamando a personal adicional para trabajar el fin de semana. Estos efectivos de emergencia permanecerán pegados a la pantalla para seguir el escrutinio griego. Toby Lawson, broker de Newedge, asegura que la respuesta sería mucho más "frenética" debido a la situación de los mercados.
Aunque la Unión Europea niega oficialmente que contemple tal escenario, estudia con discreción cómo afrontar una eventual salida de Grecia y el efecto contagio de la crisis que podría desencadenar en algunos países, según han reconocido varias fuentes en los últimos días.
A largo plazo y con vistas a la cumbre de líderes europeos de finales de mes, el bloque europeo tiene sobre la mesa propuestas de gran calado para intentar cerrar la crisis del euro, como la unión financiera y fiscal que debería construirse sobre la base de una mayor coordinación de las políticas económicas nacionales.
"Es normal hacer planes de contingencia, es mejor estar preparado", afirma desde el Centro Europeo de Estudios Políticos (CEPS, en sus siglas en inglés) el analista Marco Incerti, a quien no sorprende que oficialmente la Comisión Europea (CE) rehúse referirse a estos preparativos.
A escala mundial, Incerti también considera razonable que los bancos centrales de los países del G20 preparen una inyección de capital para calmar a los mercados por si la mala noticia se confirma, aunque duda de la veracidad de las informaciones que airean planes de este tipo con tanta antelación.
Desde Bruselas se insiste en la misma línea oficial de los últimos meses. El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, ha vuelto a recalcar esta semana que el sitio de Grecia está en la zona del euro, siempre y cuando cumpla con los compromisos de reforma contraídos bajo el plan de asistencia financiera internacional, un total de 240,000 millones de euros.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, por su parte, insiste en que la solución a la crisis pasa por construir una verdadera unión financiera y fiscal basada en una unión política europea que se refleje en la toma de decisiones, tal y como reclama la canciller alemana, Angela Merkel.