1218 palabras
La medicina ha avanzado tanto que la prueba del Papanicolau no solo puede decirle a una mujer que tiene cáncer cervicouterino sino detectarlo mucho antes de que llegue a desarrollar tal enfermedad. Es un gran método de predicción, dio a conocer el Dr. Gumercindo Gaspar Vázquez Castillo, del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Regional "Ignacio García Téllez" del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Agregó que esta prueba resulta de gran importancia en México, especialmente en el sureste, donde todavía ocupa el primer lugar de causa de muerte de las mujeres, y Yucatán no es la excepción.
Comentó que en el norte del país, el cáncer de mama ha rebasado al cáncer cervicouterino como primera causa de muerte femenina gracias a que el Papanicolao es realizado por las mujeres, pero que en todo el país aún es la número uno.
Explicó que en si, la prueba es sencilla, ya que solo consiste en el roce de un cepillo o un hisopo en la superficie del cuello uterino. A pesar de lo que se dice, no debe resultar doloroso, ya que el cuello uterino no tiene receptores del dolor.
—Muchas mujercitas de pronto manifiestan que les fue incómoda, desagradable e incluso dolorosa la prueba. Eso es cierto, pero esto puede deberse a que como examinamos genitales y hay una carga cultural, moral y social llamada pudor, la mujer se siente incómoda y tensa. Dicho de otra manera, la clave para que no duela es que haya una interrelación entre quien tome la prueba y el paciente y se establezca un vínculo de confianza, en un ambiente con privacía y con respeto. Cuando se hace así, la paciente no manifiesta dolor. Es como tocarle la conjuntiva del ojo a un paciente, si alguien lo hace sin pedirle permiso suele ser muy agresivo.
Manifestó que realmente no hay una edad fija establecida para que las mujeres se practiquen un Papanicolau, aunque se aconseja que lo hagan cuando comiencen a tener relaciones sexuales. Sin embargo, algunas instituciones como el Colegio Mexicano de Ginecología, establece los 25 años de edad para iniciar la toma de la muestra porque considera "que la gran mayoría de las mujeres" ha iniciado relaciones sexuales para entonces.
—Pero siendo realistas, si una mujer con toda honestidad no ha tenido relaciones sexuales no tiene por qué realizarse la prueba.
Indicó que la prueba debe realizarse por lo menos una vez al año. Sin embargo, los métodos actuales de detección permiten que luego de tres Papanicolaos seguidos en los que se tienen resultados totalmente normales y no hay aparición de sintomatología, como secreciones, descargas genitales anormales, ni tampoco hay relaciones de contacto con alto riesgo porque la paciente tiene una vida monógama, se puede incrementar el periodo entre dos o tres años como intervalo.
Agregó que lo mejor es que el grueso de la población femenina se lo realice una vez al año.
Lamentó que a pesar de ser una prueba que salva vidas, muchas mujeres no lo hagan por pena, por decidia o por el temor de encontrar algo malo.
Opinó que cada persona es responsable de su cuerpo, por lo que deben aprovechar la realizarción del Papanicolau para cuidarlo de manera efectiva.
Sobre los factores que incrementan el riesgo de cáncer uterino, dijo que el principal es la promiscuidad, ya que se asociado en el 95% de los cáncer uterinos la presencia de un elemento viral de infección que es el Virus del Papiloma Humano, que en su gran mayoría se adquiere por relaciones sexuales.
Precisó que cuando una mujer tiene una relación monógama con un varón y él también la tiene con ella, no hay riesgo de que esa mujer desarrolle cáncer cervicouterino de manera primaria. Pudiera ser que de manera extraordinaria, lo tuviera pero como resultado de un cáncer en otra parte del cuerpo que metastastice en esa zona, pero en su gran mayoría, con la monogamia es suficiente para estar protegida.
Agregó que tambíen hay que tomar precauciones porque quizá ahora son monógamos, pero no lo fueron con antelación, entonces, las relaciones sexuales sin protección son un factor de riesgo.
—El cáncer cervicouterino se puede entender como una enfermedad venérea y su última protección es el nivel de los valores morales.
En cuanto a los resultados que arroja el Papanicolau, señaló que hay varios niveles de reporte. Si la chica sale normal, entonces no hay nada de qué preocuparse. Si sale normal, pero con algún hallazgo como infección o una inflamación, se le da tratamiento para eso y habitualmente, la paciente queda bien; si la sintomatología persistiera el estudio tendría que repetirse. Cuando sale anormal la prueba porque salen atipias —lo que no es típico— entonces hay que investigar qué es esa anormalidad.
Indicó que muchas veces en el examen físico se encuentran lesiones, como úlceras, que una vez que son descartadas como lesión cancerosa, se pueden eliminar quemándolas, por ejemplo. Pero si la atipia es encontrada en un nivel llamado displasia, significa que la célula ha cambiado totalmente de una normal a una anormal. Esta displasia tiene varios niveles, que van de moderada a severa.
—Si una mujer tiene un cambio y no la atendemos, ese cambio va a progresar y muy probablemente se convierte en cáncer. Es una etapa en la que puede ser salvada de un cáncer, aún antes de que aparezca el cáncer. Si hay displasia, con un procedimiento podemos eliminar las celulas anormales y esa mujer seguirá siendo normal como lo era antes, no es una mujer que tenga cáncer y de manera disciplinaria le haremos controles en tiempos más breves de tres o seis meses.
Cuando el reporte dice que francamente ya es un cáncer, entendamos que es una desgracia. Es mortal, muy doloroso y con olores desagradables. Un suplicio para las mujeres.
Finalmente, manifestó su esperanza porque en algunos años el cáncer cervicouterino se convierta en un rareza, primero, gracias al Papanicolau y a las campañas de detección temprana, y segundo, a las vacunas, que hoy son una reliad, para evitar que esta enfermedad aparezca.
—Todo, de la mano con chequeos rutinarios que nos permitan evitar más muertes por esta causa. L.I.