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CIUDAD DEL VATICANO, 8 de octubre.- El papa Benedicto XVI dijo hoy que los cristianos no deben ser "tibios, indiferentes", ya que ese es el "mayor peligro" para el cristianismo en la actualidad.
El Pontífice hizo esta manifestación en la apertura de los trabajos del Sínodo de Obispos para la nueva Evangelización, que se prolongará hasta el 28 de octubre y al que asisten 262 prelados de todo el mundo, el número más elevado en la historia de los sínodos.
Crecer cada día en una auténtica vida en la fe.
El Obispo de Roma, que ayer, domingo, en la misa inaugural, dijo que los pecados de los cristianos obstaculizan la evangelización, reiteró hoy la necesidad de que los cristianos sean creíbles.
El Pontífice precisó que sin una sincera conversión no se puede hablar de nueva evangelización.
Tras la intervención del papa, el relator del Sínodo, el cardenal arzobispo de Washington, Donald Williams Wuerl, presenta en latín la "Relatio ante disceptationen", el informe que recoge las indicaciones dada por los padres sinodales en el texto de preparación de la Asamblea, el "Instrumentum Laboris".
El objetivo de este sínodo es afrontar la nueva evangelización de las personas que aún estando bautizadas se han alejado de la Iglesia y viven sin tener en cuenta la praxis cristiana, "para ofrecerles un nuevo encuentro con el Señor, el único que llena de significado profundo y de paz la existencia", según dijo el Papa.
En la asamblea sinodal participan seis patriarcas de iglesias católicas de rito oriental, 49 cardenales, tres arzobispos mayores y 71 arzobispos.
Entre padres sinodales, expertos, oyentes, invitados de otras iglesias cristianas, ayudantes y traductores, en el Sínodo participan un total de 400 personas.
El cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington fue el encargado de la “Relatio ante disceptationem”, la presentación de los temas que se tratarán durante el sínodo sobre la Nueva Evangelización. El cardenal Wuerl dijo que el principal problema del Occidente es la secularización. La comparó con un tsunami que arrasa con todo lo establecido previamente.
De México, asisten al Sínodo el arzobispo de Guadalajara, cardenal José Francisco Robles Ortega, designado por Benedicto XVI como uno de los tres presidentes delegados del encuentro; el arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago; el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Rogelio Cabrera López; el arzobispo de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello; el arzobispo de Tlalnepantla y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes; el obispo de Papantla, monseñor Jorge Carlos Patrón Wong; el obispo de Piedras Negras, Alfonso Gerardo Garza Treviño, y como “auditores” José Prado Flores (evangelizador laico) y monseñor Enrique Glennie Graue.
Asimismo, participan en el encuentro eclesial sacerdotes mexicanos procedentes de 45 diócesis de México.
El Vaticano considera que la secularización, la emigración, la globalización, la crisis económica, la proliferación de sectas religiosas, el consumismo, el nihilismo y el hedonismo obligan a una nueva evangelización, de ahí la convocatoria de este sínodo.