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Por Laura Aldama
MÉRIDA, Yucatán, 2 de abril.- A 101 años de que el término autismo haya sido acuñado y 60 de que haya sido clasificado médicamente, todavía existen muchos mitos y prejuicios en torno a esta condición, a pesar de que se estima que 48 millones de personas en el mundo la padecen (http://www.ont-autism.uoguelph.ca/how_many_people.shtml)
Muchas personas creen que los niños, jóvenes y adultos autistas "están locos" o "son desadaptados", cuando la realidad es mucho más compleja.
El autismo abarca un amplio espectro de múltiples síndromes, que se pueden manifestar en diversos grados y con varios síntomas, entre los que destacan la dificultad para comunicarse verbalmente, iniciar conversaciones, entender la perspectiva de su interlocutor, establecer relaciones afectivas y socializar; ecolalia (repetir lo que se le dice); evadir el contacto visual; una necesidad aparentemente obsesiva de seguir una rutina y mantener cierto orden en su entorno; una fijación con temas específicos; agresividad y autoagresividad, entre otros. (http://www.peques.com.mx/sintomas_del_nino_con_autismo.htm)
La película Rain Man, de 1988, nos muestra a un genio autista (interpretado por Dustin Hoffman) con una capacidad sorprendente, pero no todos los autistas son genios matemáticos ni tienen memoria fotográfica. La realidad es que apenas 10% de los autistas presentan estas habilidades o similares, según informa WebMD.
El 2 de abril es el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo. Un vídeo de Frédéric Philibert (enlace) describe el síndrome visto por los ojos de una hermana.
El hermanito venido de la Luna que siempre mira al cielo.
No se comporta como los demás niños, como cerrado en una bola a la que es difícil entrar.
Los papás saben que es diferente, pero lo quieren tanto que han encontrado un modo de vivir con él.
Frédéric Philibert es papá de Noé, niño autista, y el corto es narrado en voz de su hija primogénita, Coline.
Hoy se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, pero en nuestra entidad la problemática es prácticamente desconocida y rara vez se discute.
Los maestros en escuelas públicas y particulares no reciben ningún tipo de sensibilización ni capacitación especial pata tratar con niños y jóvenes autistas. Se espera que personas que nacen con ciertas limitaciones sociales, de variable intensidad, encajen y se desenvuelvan con la misma facilidad que la gente que no padece autismo, pero esperar que el problema desaparezca ignorándolo es como esperar que una persona con dificultades motrices las supere haciendo los mismos ejercicios que los demás.
En septiembre de 2012, el Dr. Roberto Carrillo Ruiz, presidente de la agrupación Movimiento para la Integración y Recuperación de Personas con Autismo (MIRA), declaró que 600 menores en Yucatán padecen el síndrome y 120 son tratados en el Hospital Psiquiátrico Yucatán.
Aparte de que esta atención es claramente insuficiente, tanto por el estigma de "ir al psiquiátrico" y la mala fama de esta institución, nadie dice nada sobre los jóvenes y adultos que crecieron con autismo o rasgos autistas y no recibieron de sus maestros, padres ni la sociedad en general ningún tipo de apoyo para lidiar con las limitantes de su condición.
Lo poco que se habla sobre el autismo es en torno al autismo infantil. ¿Son los jóvenes y adultos una causa perdida? ¿No tienen acaso el mismo derecho a recibir un diagnóstico exacto y tratamiento que un niño?
Actualmente no existe una cura para el autismo, y la gran mayoría de los niños y jóvenes autistas de este país no recibirán el tratamiento adecuado para su condición, sea diagnosticada o no, limitándolos enormemente a lo largo de su vida.
El 14 de diciembre de 2012, el joven de 20 años Adam Lanza perpetró una masacre en una escuela en Newtown, Estados Unidos, matando a 20 niños y seis adultos. Los medios destacaron el hecho de que Lanza sufría el síndrome de Asperger, muchos sin señalar que esto no es un factor determinante, ya que no se ha demostrado que las personas que encajan dentro del espectro de autismo sean más propensas a cometer crímenes violentos que la población general. Esta cobertura contribuyó a los prejuicios contra los autistas, quienes ya de por sí son blanco de bullying y acoso en el entorno escolar y laboral.