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BELGRADO, 9 de abril.- Es la peor masacre de la historia de Serbia en los últimos 20 años. Ljubisa Bogdanovic, un hombre de 60 años, asesinó a tiros hoy a 13 personas, entre ellas su hijo y su madre, así como un nene de dos años, antes de intentar quitarse la vida, informó la policía.
Este veterano que luchó en la guerra civil entre Serbia y Croacia en los años 90 y cuya arma estaba legalmente registrada mató a hombres y mujeres, todos ellos parientes a los que sorprendió mientras dormían, según la policía. También su esposa resultó herida de gravedad y fue trasladada a una clínica, al igual que el propio atacante.
La noticia ha conmocionado el país, el gobierno se reunió de urgencia y declaró duelo nacional.
Los hechos ocurrieron en el pueblo de Velika Ivanca, 40 kilómetros al sur de Belgrado, la capital del país. Al escuchar disparos, los policías que patrullaban por el pueblo acudieron al lugar e "impidieron que continuara con la matanza, puesto que al verlos, Bogdanovic se pegó un tiro en la cabeza", afirmó la policía en un comunicado.
Radmilo Bogdanovic, hermano del asesino Ljubisa Bogdanovic (en el recuadro), llora en la aldea de Velika Ivanca, Serbia.
Según los vecinos, sobre las 4:30 de la mañana el hombre mató primero a su hijo de 42 años con un disparo en la cabeza. Luego disparó contra su esposa hiriéndola de gravedad y a continuación se dirigió a cuatro casas de vecinos, donde asesinó a otras 12 personas, entre ellas su madre. Finalmente, intentó suicidarse con el arma. Tanto el hombre como su esposa se debatían en un hospital de Belgrado entre la vida y la muerte.
El director del hospital de urgencias de Belgrado, Zlatibor Loncar, explicó que el asesino ingresó "en estado crítico, con una herida en la cabeza" y que su esposa, herida de gravedad, se encuentra "en terapia intensiva".
"Son en total cinco casas, de su familia y vecinos. Se desconoce todavía el móvil", informó el director de la policía Milorad Veljovic.
"Era el mejor vecino. Nada indicaba que podría suceder algo semejante", contó Stanica Kostadinovic, una vecina suya. "Sólo él conoce el motivo de estos asesinatos. Era un buen vecino, tanto él como su hijo. Amable, trabajador, siempre dispuesto a ayudar", añadió.
"Hablé con él ayer, le pregunté cómo estaba y me dijo que bien. Me preguntó si me encontraba bien de salud", recordó y afirmó que el asesino "no bebía alcohol" y que su familia era gente "tranquila".
Una vecina muestra la foto de la familia. a la izquierda, el asesino.
Era una familia numerosa y feliz.
La aldeana con el álbum de fotos de la familia Bogdanovic.
Una de las casas adonde entró el serbio enloquecido a matar a sus familiares.
Radoslav Stekic en el cuarto donde Ljubisa mató a su madre, Danica.
Otro vecino, Milovan Kostadinovic, recordó que el padre del asesino se había suicidado cuando él era un niño. "Creció sin padre. Su tío y su primo habían ingresado hace tiempo en hospitales psiquiátricos", aseguró el hombre.
Hasta el momento se desconocen los motivos que llevaron a Ljubisa a cometer los asesinatos, indicó Veljovic. Lo único que se sabe es que no tenía antecedentes penales ni un historial psiquiátrico. Y que les disparó en la cabeza a sus víctimas mientras dormían.
El director de la policía dijo a la prensa que Ljubisa Bogdanovic participó en combates en Croacia durante el proceso de desintegración de Yugoslavia y que había perdido su trabajo hace dos años.
"Muchos de nuestros veteranos no reciben la atención adecuada, por lo que se pueden esperar este tipo de cosas", dijo el psicólogo del hospital militar de Belgrado Vlajko Panovic a la agencia Beta.
"Después de 30 años tenemos casos en los hombres a menudo relacionan con disparos al simple hecho de descorchar una botella de champaña, lo que pone en marcha una cadena de asociaciones", explicó Panovic. Todo ello puede desembocar en tragedias.
Nadie sabe si las vivencias del autor de los disparos en la guerra han motivado esta matanza. Lo que sí queda claro es que cientos de miles de veteranos de guerra en Serbia, pero también en Croacia constituyen un grupo de riesgo social y mental.
En febrero pasado, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo se ocupó del problema y otorgó a los veteranos serbios el derecho de cobrar una pensión por su participación en el conflicto.
«La mayoría de las víctimas recibieron un disparo en la cabeza mientras dormían», ha declarado el jefe del departamento de emergencias del Ministerio serbio del Interior, Milorad Veljovic, desde el lugar de los hechos.
Traslado de un cadáver. Doce personas murieron en el acto y una más falleció en el hospital. Las víctimas «fueron asesinadas en cinco viviendas» y eran «principalmente familiares y vecinos»
La aldea de Velika Ivanca.
Un forense se acerca a las casas de la aldea, cuya ubicación se muestra en el mapa.
Según la Policía, de momento se desconocen los motivos de la matanza, cometida con una pistola semiautomática de nueve milímetros poco después de las cinco de la madrugada, hora de Serbia. Tanto el autor de los hechos como su hijo habían sido despedidos de su trabajo el año pasado.
Los numerosos suicidios relacionados con un estrés postraumático que no recibió tratamiento ni siquiera se registran. Muchos veteranos tienen que seguir adelante solos con sus heridas. En los últimos años, decenas de miles de combatientes han salido a protestar para que se les pague el dinero que se les debe de los años durante la guerra entre 1991 y 1999.
A menudo, no se cuenta los años que pasaron en el frente para el cobro de una pensión. Si el Estado realmente cumpliera con la sentencia de Estrasburgo, entonces entraría en bancarrota, lo que da una dimensión del problema. Es por ello que el gobierno serbio ha recurrido la sentencia de la corte internacional.
La matanza de hoy es la más grave ocurrida en Serbia en los últimos 20 años. Recuerda la masacre de Negotin, en el este del país, cuando un hombre de 39 años mató con una escopeta de caza a nueve personas en 2007. El autor de ese ataque estuvo durante años bajo tratamiento psiquiátrico. (DPA y AFP)