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En el Blog de Vicente Fox —en el que insiste que las drogas deben ser convertidas en negocios legales— me encontré con el comentario que voy comentando abajo.
Es una lástima, de verdad, que no haya puesto su nombre el probable habitante de algún estado de los E.U.A. Pero su lenguaje es muy del tipo de los que conocen bastante bien cómo se manejan las cosas en México, además de entender con gran agudeza el asunto que realmente se está cocinando.
Expongo a continuación los comentarios del anónimo anglosajón, porque, más que nada, me parecen muy ilustrativos:
Anónimo 28 de agosto de 2010 15:03 In theory, through legalization the Mexican government would tax and regulate the drug trade and use the money generated from this to educate the public about the risks of drug-taking and to treat addicts.
Claro, lo que sucedería según la teoría, es que el dinero que el gobierno mexicano obtendría de los impuestos de la droga, servirían para educar al público acerca de los riesgos de tomarlas y del problema de los adictos. Eso, por lo menos, sería en teoría.
In theory, legalization would push prices down as drugs would become easily available and because reputable pharmaceutical companies would get involved in the development and distribution of safe and cheap alternatives.
También, en teoría —nos dice el gabacho— la legalización haría que los precios bajaran. Ya, las drogas estarían fácilmente disponibles para todos. Compañías farmacéuticas de buena reputación —¿existe alguna?— se involucrarían en el desarrollo y distribución de alternativas seguras y de bajo precio para el consumidor.
¿De verdad dice esto el Gabacho? ¿En qué mundo vive? Las farmacéuticas van tras el negocio de sintetizar algo que puedan patentar, para que solo la que lo patentó lo pueda producir —y si otras lo producen, le deben pagar a la que primero patentó.
Si el costo de la droga va a bajar, no será por lo que hagan las farmacéuticas, sino por lo que hagan los productores directos y los distribuidores regulares, los mismos que hoy llenan los centros de abasto de frutas, verduras y demás en todo el país mexicano.
Ha ha ha. What I would like to see is the implementation process of this theory.
El Gabacho se ríe y dice, sarcásticamente, que le gustaría ver la implantación de esta teoría.
Let’s say that Mexico decides to legalize drugs and by definition the drug trade. Then what? Mr. Drug Baron, who is already paying hefty bribes on both sides of the border to run his business and has a complicated network that goes all the way from producing to distributing and pushing, agrees with this ‘wonderful’ idea and goes legal?
Entonces, el cuate procede a suponer que México decide legalizar las drogas y, por definición, el comercio de las drogas. Entonces, ¿qué? El Señor de las Drogas —el gran Jefe— uno que ahora ya les está pagando grandes cantidades en mordidas a ambos lados de la frontera para que su negocio funcione, y que, además, tiene una complicada red que va desde la producción hasta la distribución y la empujada, “seguro que” se va a poner de acuerdo con esta “maravillosa” idea… Ah, y se va a ir a la vida legal, ese “Gran Señor”, en forma automática. Sí, ¿verdad?
El Gabacho está pensando exactamente igual que piensan en su sociedad, en su cultura: en ella todo debe arreglarse con las armas, en las guerras, intestinas o internacionales, pero ir a la guerra. No existe otra forma. Por eso ese Gran Señor de las Drogas, va a continuar queriendo guerra, porque no va a aceptar que le bajen sus utilidades.
En el siguiente párrafo se burla a gusto de todo el proceso teórico que se imagina:
So he registers “Fumate Un Churro S.A.” in Mexico and “Fly High Inc.” in the U.S.A. Enrolls his gangsters in the IMSS (social security), exchanges their guns for business cards, starts raising invoices, paying taxes and allowing the government to regulate the selling price of this produce? All these to see his revenues and profits plummet because the demand is not there anymore as Pfizer and Novartis are producing safer and cheaper alternatives to good’ol coke and marihuana?
Así que Gran Señor de Droga procede a registrar su empresa Fúmate un Churro, S. A. y en Estados Unidos, Fly High, Inc. Obvio, sus matones ahora van a ser registrados en el IMSS y, muy felices, van a intercambiar sus armas por tarjetas de negocio. Van a hacer sus facturas, a pagar impuestos y a permitir que el gobierno “libremente” regule el precio de venta del producto. Sí, ¿verdad? Y todo eso lo van a permitir los Señores de la droga con todo y que van a estar viendo que sus ganancias se van a ir al sumidero, ya que la demanda ¡se va a acabar! Pfizer y Novartis estarán produciendo, desde luego, alternativas más seguras y de más bajo precio, que la vieja coca y la tradicional marihuana.
Ha ha ha. Wake up and smell the coffee! Legalizing drugs without getting rid of the drug cartels FIRST will only give users a cheaper ride to lah-lah-land and will increase the violence exponentially.
El Gabacho se ríe… Y seguido nos dice que despertemos y olamos café. El Gabacho está seguro de que legalizar las drogas antes de deshacerse de los carteles, solamente les va a dar a los usuarios un viaje más económico a la tierra del “la-la-la”, incrementando, de paso, en forma exponencial, la violencia.
Si este Gabacho tiene razón, entonces hay que hacer ¿qué? Pues miren, seguido nos dice qué: se trata de algo que coincide con lo que los vaqueros que crearon el oeste de los Estados Unidos hicieron en el pasado —y siguen haciéndolo, hasta hoy, con mejores tecnologías:
So, how about having the Americans commit to selling to someone else the top-notch weapons that have been empowering the drug cartels? Hey! How about giving those weapons to the Mexican drug squads instead so that they can fight on equal grounds with the gangsters? … and how about if the Americans lend Mexican authorities their international agents, specialized in finding the really bad guys (the ones that found Sadam Hussein, please, not the ones that are still looking for Osama Bin Laden) to locate the drug barons? This way you leave the ‘little bad guys’ headless and under-armed and easier to control … and then, we can all take a ride on those 3 Black Hawks that the USA so kindly suggested to donate to fight the drug war, and we can all can take some lovely aerial pictures of a safer Mexico.
Primero que nada, nos invita a que comprometamos a los de su país, los Gabachos del Norte, a que vendan sus armas de grueso poder a otros lados. O sea, no dice que trate ese país de resolver cómo dejar de producir basura criminal, sino que lo vaya a vender a otro lado. Esto es increíble.
O mejor, sugiere, entregar esas armas a los pelotones de combate a las drogas mexicanos, de tal manera que pueda pelear en terrenos iguales a los criminales. Esto es increíble. Tradicionalmente, desde que llegaron los primeros colonos a esas tierras, gustaron de venderles —intercambiar, pues— armas a los indios que se andaban peleando territorios. Entonces, se sentaban a rezar en sus iglesias, contemplando que los salvajes —así les decían, no es mi culpa— se mataran entre sí con las armas que ellos mismos les habían dado a los dos bandos.
También sugiere que los mexicanos hagan a un lado su enfermizo ego nacionalista y acepten que los más conocedores buscadores de personas malas —los que encontraron a Hussein, no los idiotas que aún hoy siguen buscando a Osama Bin Laden— para que logren finalmente el cometido de encontrar a los Señores de la Droga. Así, se les liquida quirúrgicamente a los pequeño malosos y después metemos los Black Hawks para tomar fotos aéreas de un México más seguro.
Es obvio que la sugerencia es buena, tiene sentido. Pero toca terreno delicado: el terreno del ego nacionalista, terriblemente enraizado entre los genes del ejemplar de homo sapiens sapiens que habita el territorio que se reconoce a nivel mundial como México. En otras palabras, sugiere cómo se pueden hacer las cosas solo para encontrar el eco negativo de los involucrados gritando: No te metas con nosotros, gringo.
Entonces, ¿qué tenemos? Hoy, un gobierno mucho menos sincero y abierto que lo fueron los de Fox y Calderón, tipos educados a la usanza de Acción Nacional: bonachones, abiertos, sinceros, transparentes. Cada vez que quisieron jugar a las escondidillas con los colmilludos del tricolor les fue como en feria. ¡Nadie confía en los políticos en este país! Somos un país de enfermos de desconfianza.
Ya en junio de 2013, las cosas no han cambiado porque cuando tuvimos un presidente que quiso combatir a la criminalidad como la ley lo ordenaba, lo convertimos a él en genocida, en vez de apoyarlo en contra de quienes decidieran tomar el camino de oponerse a lo que a la sociedad global realmente le convenía, que era llegar a la destrucción total de los carteles para que el proceso de legalización fuera posible.
O bien, ¿por qué no? Si los Señores de la Droga decidían ajustarse a los cambios, ¡dejarlos que compitieran libremente con los laboratorios farmacéuticos! (Por mi parte, de esos laboratorios, por favor, tan lejos como de los señores de la droga: creo que ambos tienen razones suficientes para quedar catalogados dentro de la categoría de criminales; pero eso es tema para otro momento).