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Aún con incredulidad, impotencia y rabia contenida por el ataque que sufrió, junto con varios meridanos el pasado 4 de julio, durante la manifestación en contra la construcción de un paso deprimido en la glorieta de la Prolongación Montejo, el Arqto y maestro en Urbanismo, David Sosa Solís,relató los momentos de angustia que vivió cuando al intentar rescatar a un hombre golpeado se convirtió en víctima y, sin querer, en símbolo para los meridanos de la represión de los gobiernos estatal y municipal.
Convaleciente aún de la fractura múltiple de nariz y la inflamación de la mandíbula derecha, el joven arquitecto, que ha laborado desde 2008 para el gobierno del Estado, dejó muy en claro que, a diferencia de lo que afirma la alcaldesa Angélica Araujo Lara —de que los manifestantes eran panistas acarreados— él estuvo en ese lugar por considerar, como especialista, que ese proyecto no beneficia a la ciudad.
El Arqto. y maestro en urbanismo, David Sosa Solís después del ataque que sufrió a mano de los porros del PRI. Desde 2008 le hace obra al gobierno priista de Ortega y otros.
Recordó que de la misma manera se manifestó en 2007 cuando el entonces gobernador de Yucatán, Patricio Patrón Laviada, promovía su proyecto Metropolisur, razón por la cual acudió al Congreso del Estado para presentar una ponencia, exponiendo los motivos por los cuales, como arquitecto y especialista en urbanismo, se oponía. No existen indicadores de que haya sido agredido en aquellos tiempos.
—Desde que inició la protesta ciudadana el viernes pasado, tuve la intención de ir. Por uno o varios motivos, no pude llegar. Sin embargo, el lunes por la mañana, que marcaba el inicio de las obras, me sentí obligado a ir y fue por eso que me presenté. De hecho, tenía un viaje programado a la ciudad de Puebla; lo cancelé con la intención de quedarme.
Mencionó que llegó por primera ocasión alrededor de las 9:30 de la mañana a la glorieta de Prolongación Montejo; permaneció una hora para luego ir al aeropuerto a cancelar su viaje. Regresó a la glorieta alrededor de las 12:30 y estuvo casi todo el tiempo entre la glorieta y una franquicia de hamburguesas, afuera de las vallas.
Señaló que, previo al ataque de los porros, vivió un momento de tensión cuando el personal del Ayuntamiento de Mérida quiso cerrar la acera al público. En ese momento él y otros manifestantes lo impidieron oponiéndose con el cuerpo.
El Arqto. David Sosa Solís unos días después de la golpiza en la que le fracturaron la nariz en varias partes y le inflamaron la mandíbula derecha.
—Fue un momento breve. La tensión se disipó porque les hice ver que estaban ahí por un salario, pero nosotros estábamos por convicción y de que no les pagaban para pelearse con la gente.
Agregó que para evitar que volvieran a poner las vallas, varios manifestantes, incluyéndolo, arrojaron las vallas al otro lado de la malla ciclónica, en donde, por cierto no había nadie. Inmediatamente, varias personas vestidas de civiles, acompañados de un hombre de blanco que grababa con su teléfono celular a los manifestantes, les arrojaron las vallas encima.
¿Sabía que el hombre de blanco es el director de Servicios Públicos Municipales, Ermilo Barrera Jure?
—No, pero vino con una actitud agresiva y retadora. No le dirigí la palabra; no le vi el sentido. Mejor me retiré hacia la glorieta en busca de sombra de los árboles.
{xtypo_quote}Si hubiera sabido lo que venía, me habría ido{/xtypo_quote}
¿En algún momento pensó que la situación pudiera pasar a más?
—Jamás imaginé el escenario de lo que fui testigo. De hecho, mi esposa estaba conmigo. Y si en algún momento hubiera percibido que la situación podía escalar al nivel de violencia que hubo, le hubiera dicho que se vaya y yo, muy probablemente, me hubiera ido. Nunca me imaginé que se pudiera dar lo que se dio.
—No puedo hablar de lo que no vi, pero mucha gente dice que los porros se bajaron de vehículos oficiales. Pero los vi viniendo desde el costado poniente de la glorieta, sobre la avenida de Circuito Colonias; venían en formación de un sólo grupo y con una sola persona como "líder". Se veían claramente sus intenciones. La gente comenzó a advertir su presencia.
—Aunque no me imaginé que llegaran a hacer lo que hicieron, cuando los vi, empecé a gritar: "¡abusados, abusados!"
Comentó que tan pronto como llegan, los porros se intentan mezclar entre los manifestantes, pero alguien, con un megáfono, pide a los ciudadanos que se replieguen, que no se mezclen y que no se presten a ninguna situación. La gente obedeció las instrucciones, pero volvieron a formarse como grupo y empezaron a corear el nombre de Ivonne. Después de eso, comenzaron a insultar verbalmente: mentadas de madre, insultos dirigidos a los manifestantes que estaban frente ellos.
—Yo no estaba en primera linea. Estaba a nos diez metros, junto a las vallas que marcaban el perímetro que estaba marcado. Le dije a mi esposa que lo mejor era que se vaya; pero como estaba pendiente de lo que estaba pasando, no me di cuenta de cuando mi esposa desapareció de mi vista. En ese momento, ellos empiezan a avanzar en formación, arrasando con todos los que estaban ahí, empujando la gente al piso, pateando a los que se caían, pegándoles a otros tantos y sin respetar a nadie. Atacaron por igual a mujeres, hombres, niños.
—Estaba muy preocupado por mi esposa; le llamé y me dijo que estaba bien. Yo le dije que también y le comenté que me hice a un lado. "No te preocupes" fue lo último que alcancé a decirle.
Relató que se quedó parado donde estaba, muy próximo a las vallas, mientras veía cómo la gente se dispersaba por culpa de los porros y cómo a la orden del líder de los atacantes, que ahora sabe que es Carlos Herrera Chalé, voltearon y se dirigieron a la máquina.
—En ese momento, los empleados de seguridad les abren vallas; esas vallas que estuvieron celosamente protegidas para que los ciudadanos no pasaran, fueron abiertas para que los porros entren y vayan a atacar a los que estaban sobre la maquinaria.
Durante su participación en el evento realizado en el Callejón del Congreso y que fue convocado por varias asociaciones civiles, el arquitecto recibió muchos aplausos de los asistentes.
—Físicamente no me había involucrado porque cada vez que pasaban junto a mí, levantaba las manos en alto, en señal de que no me tocaran, porque no tenía intención alguna de agredir a nadie y, afortunadamente, no me agredieron. Pero cuando soy testigo de la saña con la que atacan a la gente que estaba sobre la retroexcavadora, mi primer impulso fue ir a protegerlos, a ayudarles; pero me contuve... hasta que vi cómo entre tres sujetaban a una persona mientras otro más lo golpeaba en la cabeza, con un palo. Ahí fue donde me fue imposible contenerme y me fui a ayudarlo. Al subir a la retroexcavadora, inmediatamente los porros —que estaban abajo— me jalaron los pies y me hicieron caer al piso. Volví a subir y estando arriba intenté ayudar a la persona por la que fui en un principio, pero me fue imposible porque me volvieron a jalar y caí al piso. Al verme golpeado intenté protegerme de algunos golpes, pero vi que lo que tenía que hacer era huir y traté de salir corriendo; me siguieron golpeando y cerraron las vallas para impedirme la salida y me continuaron golpeando en el piso.
A una pregunta, dijo que recuerda que antes de huir de la retroexcavadora ya tenía algunos golpes, pero que es cuando intenta correr que alguien lo golpea por atrás con un tubo o con un palo, que es lo que lo hace perder el equilibrio, caer y que le cierren las vallas para golpearlo mejor. Fue gracias a la ayuda de otros manifestantes que logró escapar de sus agresores.
¿Qué pensó cuando sube la primera vez a la retroexcavadora?
—No estaba pensando; sólo reaccioné al estímulo visual de la violencia: quería ayudar. No quería pegar, porque en realidad no solté ni un solo golpe. Simplemente, quise proteger a la persona; pero me fue imposible. Entonces, traté de protegerme a mí mismo.
—Pero cuando me vi a mi mismo sentado y golpeado y la gente me empieza a socorrer, a preguntar mi nombre, si estaba bien y si estaba consciente; en ese momento, no creía lo que había sucedido, no podía creer lo que mis ojos habían visto, no podía creer lo que me había pasado; cuando veía en las otras personas la cara de horror al ver mis heridas, mayor era mi impresión.
Con un nudo en la garganta y una lágrima cayendo de uno de sus ojos, agregó que momentos después vio que junto a él estaban su esposa y su primo, quienes lo ayudaron a levantarse y lo llevaron al hospital en un auto.
—El pensamiento que inició en ese momento y que permanece hasta hoy es la incredulidad y la rabia, pero fue sorprendente. Nunca me imaginé que llegara a ese grado de violencia.
¿Ha visto las fotos de su lesión?
—He visto algunos videos y fotos y es impactante. Me da mucha rabia, me da pena. No es tanta la rabia contra los que físicamente me atacaron porque, finalmente, seguían ordenes; por un sueldo a veces la gente hace locuras. Mi rabia mayor es contra aquel que haya dado la orden, sea quien sea.
{xtypo_quote}Angélica Araujo: eres una mentirosa cobarde que no merece el titulo de arquitecta. Repudio profundamente todas sus acciones.{/xtypo_quote}
Admitió que de haberse imaginado lo que pasaría a lo mejor no se hubiera quedado en la manifestación, pero también habría estado más a la expectativa para reaccionar adecuadamente; "...no es lo mismo tener un bando que está confiado, que se siente protegido, que no imagina lo que puede hacer el otro, con otro que llega expresamente mentalizado a golpear, a atacar. Esta diferencia de posturas es lo que hace vulnerable al lado pacífico".
Insistió en que, a pesar de las declaraciones de Angélica Araujo, de que los manifestantes en contra del paso reprimido son panistas y no ciudadanos comunes, él no es panista, ni priista, ya que no pertenece a ningún partido, por lo que esas declaraciones le producen indignación.
—Aquí hay cosas que no hay que perder de vista. En primer lugar, la responsabilidad de lo sucedido es totalmente atribuible al gobierno del estado porque, como autoridad tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos . La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) debió haber estado ahí vigilando que la situación no se saliera de control. La policía vio como este grupo de porros llegó al lugar y no hizo nada. Esta falta de respuesta hace directamente responsable al Gobierno del estado por no haber utilizado correctamente sus recursos en el momento adecuado para proteger a sus habitantes. La alcaldesa también tiene responsabilidad al negar lo sucedido, posteriormente, al minimizarlo y de declarar en contra de sus ciudadanos también.
—No se si ella haya ordenado el ataque, pero su actitud pública después de los hechos la vincula directamente a la agresión.
¿Qué le diría si la tuviera en frente?
—Es una mentirosa cobarde que no merece el título de arquitecta y que repudio profundamente todas sus acciones.
El Arq. Sosa Solís dio a conocer que ahora que sus agresores han sido identificados, ampliará su denuncia.
Finalmente, dijo a la gente que como él resulto agredida físicamente y en sus derechos, que hay que seguir luchando, especialmente después de lo sucedido, porque la gente es capaz de cualquier cosa por mantenerse en el poder.
—Nosotros como sociedad somos los que decidimos quién tiene el poder y, cuando lo hagamos, debemos vigilar que la gente que lo tenga haga su trabajo correctamente y nunca agreda a los ciudadanos. L.I.