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En un juicio escandaloso se procesa al asesino de Lindsay Hawker, maestra británica de 22 años que daba clases de inglés en el país del Sol naciente.
El patibulario Tatsuya Ichihashi antes y después de varias cirugías plásticas
Tatsuya Ichihashi asfixió en 2007 a la joven tras 17 horas de violarla, pegarle y hablarle.
Ichihashi vio por primera vez a Lindsay en un tren y la anduvo siguiendo cuatro días antes de pedirle que le diera clases de inglés en una cafetería. Lindsay aceptó. ¡Nunca lo hubiera hecho!
Lindsay Hawker sólo tenía 22 años.
Al terminar la clase, Ichibashi le dijo que se le había olvidado la cartera en su apartamento y que por favor lo acompañara para pagarle. Ella aceptó y se dispuso a esperarlo en la puerta. En ese momento, Ichibashi le pegó y la arrastró para meterla al cuarto, donde la ultrajó.
Al día siguiente, fue a comprar tierra y arena. Puso una bañera en el balcón del apartamento, metió a Lindsay y la enterró. Encima puso unas macetitas para formar un arriate.
Bill Hawker, el padre de la víctima, pide en la corte de Tokio la pena máxima para el asesino. En Japón sí hay pena de muerte y, dada la severidad del caso (Lindsay quedó totalmente desfigurada), Ichihashi podría ser ahorcado.
La petición de perdón no convenció. Pareció una burla, una parodia.
El individuo, de 32 años, se confiesa culpable de violación y de causar lesiones que derivaron en muerte, pero niega el cargo de asesinato.
El inhumano Ichihashi lloró ante el tribunal al describir cómo ató a Lindsay para luego violarla. Pero también dijo: "Sólo Lindsay y yo sabemos lo sucedido el día del incidente (incident)". El uso de ese término tan inapropiado estremeció a la familia y a todos los presentes en la corte que, por cierto, se ha visto atestada y se rifan las entradas porque Ichibashi ya es famoso por el horrendo crimen y por haber logrado escapar tanto tiempo de la Policía.
La Fiscalía acusa a Ichihashi de estrangulamiento.
Los padres y una hermana de Lindsay. Detrás, su abogado.
El nipón pasó 17 horas hablándole a la víctima antes de matarla para "crear una relación con ella a fin de que lo perdonara".
La defensa argumenta que Ichihashi intentó revivirla y que la mató "accidentalmente al impedir que gritara durante la violación".
Él afirma: 'Ella gritaba y trataba de escapar... sólo le tapé la boca para que no la oyeran los vecinos'.
En el sistema judicial japonés se permite a los familiares de la víctima interrogar al acusado y sugerir el castigo.
En enero, Ichihashi prometió donar los ingresos del libro donde confiesa que mató a Lindsay Hawker y cómo vivió de fugitivo dos años y medio, bajo falsas identidades y cirugía plástica. En el libro, titulado 'Hasta el arresto', no habla del asesinato ni de por qué lo cometió, sino de su propia vida y los lugares que conoció mientras anduvo escondido.
Lo capturaron en noviembre del 2009 en Osaka.
La sentencia se anunciará el 21 de este mes. (Daily Mail)