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Al pintor italiano Marcello Venusti copiar a Miguel Ángel se le daba bastante bien. A mediados de 1500 el cardenal Alessandro Farnese le pidió que reprodujera, en pequeña escala, El juicio final, el enorme fresco de Miguel Ángel Buonarroti que miles de visitantes admiran cada día en la Capilla Sixtina de San Pedro, en Roma.
'La Crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles llorando', cuadro atribuido a Marcello Venusti y que el estudioso italiano Antonio Forcellino sostiene ser de Miguel Ángel.
El resultado (que hoy se conserva en un museo de Nápoles) fue tan bueno que recibió la aprobación del propio Miguel Ángel y los dos artistas acabaron haciéndose amigos.
Una segunda prueba de la semejanza entre los estilos de los dos creadores colgaba desde hace décadas en una residencia jesuita de la Universidad de Oxford. La Crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles llorando fue adquirida por el centro en 1930 en una subasta y se había atribuido hasta hoy a Venusti. El estudioso italiano del arte Antonio Forcellino, sin embargo, asegura ahora que la obra fue en realidad pintada por el propio Miguel Ángel.
Según Forcellino, uno de los mayores expertos contemporaneos de la obra de Miguel Ángel y autor de un libro sobre sus creaciones perdidas (The Lost Michelangelos, 2009), las pruebas llevadas a cabo con rayos infrarrojos no dejan lugar a dudas sobre el verdadero padre de La Crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles llorando. "Reconoces de inmediato la diferencia entre sus creaciones y las de Venusti", declaró el estudioso a The Independent. El cuadro ha sido trasladado al museo Ashmolean de Oxford para que reciba la atención y el cuidado necesarios.
El valor del cuadro se ha tripilicado, "incluso si finalmente no fuera de Miguel Ángel".
Ahora los "historiadores opinarán a favor y en contra" de la nueva hipótesis. Pase lo que pase, Venusti debería sentirse orgulloso: en su libro, Forcellino decía que "nadie, salvo Miguel Ángel, pudo pintar una obra de arte tal".