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WASHINGTON, EE. UU., 10 de febrero.- Cuando la Casa Blanca dio a conocer hace unos días que las instituciones religiosas tenían que costear los anticonceptivos de sus empleados, el presidente de EE. UU. no pensó en las consecuencias que podía tener esta decisión ante los votantes en un año electoral.
Obama decidió hablar ayer con el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos, antes de anunciar la modificación de la polémica norma sobre anticonceptivos que hubiese obligado a instituciones católicas, entre ellas hospitales y universidades, a ofrecer dichos métodos a sus empleados en el marco de la reforma sanitaria, aprobada en marzo de 2010.
“La decisión de hoy de revisar cómo los individuos obtienen servicios que son moralmente objetables para las entidades religiosas y las personas de fe es el primer paso en la dirección correcta”, dijo el arzobispo de NY, Timothy Dolan, tras que el presidente Obama diera marcha atrás en la imposición a las instituciones religiosas de pagar los métodos anticonceptivos de sus trabajadores.
De esta forma, los trabajadores de las organizaciones anteriormente citadas tendrán que conseguirlos de forma directa a través de sus aseguradoras. 'Independientemente de ser profesora, mujer de negocios, enfermera o celadora, la salud de una mujer no debe depender de quién es o dónde trabaja o cuánto dinero gana', indicó. Obama considera los métodos anticonceptivos gratis un 'núcleo fundamental' de la ley sanitaria, la cual requiere que todos los servicios preventivos sean proporcionados sin coste alguno a los pacientes.
Sin embargo, con esta rectificación, el líder demócrata pretende evitar la controversia suscitada después de que la Casa Blanca diese a conocer hace unos días que las instituciones religiosas tenían un año para cumplir la nueva ley que les requería costear los anticonceptivos de sus empleados a través de los seguros médicos. No sólo los católicos levantaron la voz contra la Administración sino también el movimiento evangélico.
Consciente de la polémica provocada y de la existencia de unos setenta y siete millones de católicos en Estados Unidos, el demócrata recordó que respalda la libertad religiosa y aprovechó para resaltar que en el pasado participó en Chicago en proyectos financiados por grupos católicos. 'Como ciudadano y cristiano aprecio este derecho (a la libertad religiosa). He visto a las iglesias de los pueblos hacer más bien por la gente que cualquier programa del Gobierno', afirmó el presidente de EE. UU., que también habló ayer por la mañana con la hermana Carol Keehan, al frente de la Asociación de Salud Católica, y Cecile Richards, responsable de Planificación Familiar.
Algunas asociaciones católicas no han quedado satisfechas con la solución adoptada por la Casa Blanca. Desde Truth and Charity (Verdad y Caridad) y Catholic Vote (Voto Católico), se ha criticado que la propuesta de Obama 'es peor' que la propia norma en sí. Truth and Charity advierte de que 'si se utiliza el plan de Hawai, se requerirá a las instituciones católicas para que actúen como conductos de información anticonceptiva, lo cual es cooperación material con el demonio'.
El arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos, aún no se ha pronunciado, pero con anterioridad llegó a decir que la reforma sanitaria promovía la 'esterilización' y que 'nunca antes en la historia de EE. UU. el Gobierno federal ha forzado a los ciudadanos a adquirir lo que viola sus creencias'.
Por su parte, el reverendo Frank Pavone, presidente de la organización católica antiabortista Priests for Life, declaró que hay aún muchas razones 'no religiosas' para oponerse a la medida del Gobierno, entre ellas la libertad de conciencia. La polémica no sólo tiene que ver con los anticonceptivos, sino también con la libertad de expresión y el control del Gobierno sobre las vidas de los ciudadanos, 'y eso tiene que terminar', denunció ayer el aspirante presidencial republicano Rick Santorum.
Obama ha reconocido que los grupos religiosos tienen 'preocupaciones legítimas' a la hora de controlar la natalidad, pero ha acusado a algunas personas de haber intentado hacer un 'juego político' con esta norma.
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), señaló que van a estudiar la nueva política anunciada por el presidente Barack Obama hoy, con la que modificó levemente el mandato que obliga a los empleadores a pagar seguros que cubran anticonceptivos, esterilización y algunos fármacos abortivos.
En conferencia de prensa, el Arzobispo de Nueva York, Mons. Timothy Dolan, señaló que "aunque pareciera haber una apertura para responder a algunas de nuestras preocupaciones, nos reservamos el juicio sobre los detalles hasta que los tengamos".
Monseñor Dolan, que será creado cardenal por el Papa el 18 de febrero en Roma, destacó la "impresionante unidad" de los estadounidenses que en recientes semanas han luchado "contra la erosión de la libertad religiosa y la intrusión gubernamental en asuntos de fe y moral" y alentó a seguir trabajando por estos objetivos.
Las declaraciones del Prelado se dan luego que el presidente Obama anunciara una nueva política para los seguros que como empleadores deben proporcionar las instituciones religiosas.
Según dijo el mandatario, ahora los empleadores no tendrán que comprar directamente los seguros que cubran anticonceptivos y abortivos, sino que deberán pagar planes en los que estos fármacos sean entregados gratuitamente.
Esta ligera variación responde a la oleada de críticas que recibió la administración Obama, que el 20 de enero anunció que los empleadores religiosos tenían hasta agosto de 2013 para adaptarse a la norma y comprar estos seguros.
Además, el mandato de Obama generó que más de 150 obispos de todo el país alzaran su voz de protesta, apoyados por los protestantes, la comunidad judía y los líderes ortodoxos en Estados Unidos, en defensa de la libertad religiosa y de conciencia.
Obama dijo esta mañana que esta nueva política "se acomoda a la libertad religiosa" porque no exige que los empleadores religiosos paguen directamente por lo que consideran es inmoral.
Sin embargo, una nota de los Obispos de Estados Unidos señala que la norma no está clara en cuanto a la libertad religiosa y señala que aún se necesita una nueva legislación para asegurar este derecho para todos.
'Cuando marginas la religión en EE UU, cuando eliminas el pilar de los derechos otorgados por Dios, lo que queda es la Revolución Francesa... lo que queda es que el Gobierno te dictará quién eres, lo que haces y cuándo lo haces'. Así de rotundo se pronunció esta semana el senador republicano Rick Santorum, flamante vencedor en las primarias celebradas en tres estados el pasado fin de semana. Santorum es católico y cuenta con el apoyo ferviente de la derecha religiosa.
En EE. UU., la libertad confesional aparece en la primera enmienda de la Constitución. Es una cuestión intocable. Así lo ha visto el vicepresidente Joe Biden, católico, quien advirtió a Obama del riesgo de su polémica medida.
Los católicos representan una cuarta parte de la población, unos 77 millones. Y su voto puede ser clave este año, como ya lo fue en la campaña de 2008, cuando Obama tuvo más apoyo de los votantes católicos que los republicanos.
Antes de que la Casa Blanca anunciara esta polémica medida el 20 de enero, las primarias republicanas pusieron el foco en el asunto de la fe por ser Mitt Romney –el principal candidato– un mormón. A muchos niños americanos se les enseña que los mormones son una secta. Los republicanos, especialmente los evangélicos, son reacios a dar su voto a Romney, bien por su talante moderado, bien por la religión que profesa. La organización de su campaña trata de salvar este obstáculo recurriendo al ejemplo de Kennedy, el primer presidente católico de Norteamérica. Si él pudo, Mitt Romney también, aseguran sus estrategas.