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ROMA.- En el proceso judicial más importante en la historia sobre la seguridad laboral, el Tribunal de la ciudad italiana de Turín condenó hoy a 16 años de cárcel y a pagar una indemnización millonaria a los ex dirigentes del grupo Eternit, el suizo Stephan Schmidheiny y el belga Louis de Cartier, acusados de desastre ambiental.
Ambos ex directivos están acusados de desastre ambiental doloso y omisión dolosa de acciones para evitar muertes en el lugar de trabajo que elaboraba productos de amianto (asbesto).
El magnate suizo Stephan Schmidheiny, de 65 años.
La multinacional suiza Eternit es imputada de la muerte de casi tres mil personas desde el decenio de 1950 en cuatro plantas en Italia que fabricaban productos de amianto.
Los jueces turineses establecieron también el pago de una multa de 25 millones de euros al municipio de Casale Monferrato, de otros 20 millones a la región de Piemonte (cuya capital es Turín) y de 100 mil euros a la Asociación de Familiares de las Víctimas del Amianto.
Asimismo, los imputados deberán pagar un promedio de 30 mil euros a los familiares de cada una de dos mil víctimas del amianto y de 35 mil euros a los supervivientes que han enfermado.
El barón Louis de Cartier de Marchienne, de 91 años (sólo hay esta foto pixelada). El noble belga y Schmidheiny sabían que estaban envenenando a la gente.
Durante la lectura de la sentencia, considerada sin precedentes en Europa, muchos de los familiares de las víctimas presentes en el aula rompieron en llanto.
Para los dos imputados, ex altos dirigentes de la multinacional suiza, la fiscalía había pedido 20 años de reclusión en un proceso que duró más de dos años.
En particular se les responsabiliza de la muerte de dos mil 100 personas y de enfermedades (como cáncer) que han afectado a otras 800 en las zonas en las que operaban las cuatro plantas de Eternit, es decir, Casale Monferrato y Cagnolo, en la regiónd e Piemonte.
También en Ribiera en la norteña región de Emilia-Romagna y Bagnoli, vecina a la sureña ciudad de Nápoles.
Pietro, siciliano de 66 años, trabajó 15 en Eternit cargando sacos de amianto. En su grupo eran 30, pero sólo quedan él y otro sobreviviente. Los demás murieron por las secuelas de trabajar con material venenoso.
Las condenas de este día tienen que ver con las dos primeras plantas, pues en la de Rubiera y Bagnoli el delito imputado fue considerado prescrito.
Según la fiscalía de Turín, los imputados “proporcionaron a empresas públicas y privadas material de amianto para la pavimentación de calles, patios y para la fabricación de techos, lo que determinó una exposición incontrolada, continuada y que aún perdura, sin informar a los expuestos sobre la peligrosidad del material”.
Además, dijo, fueron expuestos al material peligroso niños y adolescentes, incluso durante actividades lúdicas.
Víctimas y familiares en la sala del tribunal de Turín.
Asimismo, los trabajadores de las plantas y sus familias fueron expuestos al material porque los dos acusados omitieron informar y organizar la limpieza de las indumentarias laborales.
“Omitieron adoptar las medidas técnicas, de organización, de procedimiento e higiénicas necesarias para contener la exposición al amianto”, añadió.
Fue el municipio de Casale Monferrato donde se registró la mayoría de las víctimas (mil 500), entre trabajadores y habitantes de la zona.