1366 palabras
WASHINGTON D.C., 27 de agosto.- No hay mayor humillación entre los amish que despojar a un hombre de su barba. Esta comunidad cristiana, que sigue viviendo como si estuviera en el siglo XVII -en grupos cerrados renunciando a todos los adelantos técnicos- y la gran mayoría de sus 250,000 integrantes residen en Estados Unidos, se encuentra, una vez más, en el punto de mira debido a un conflicto interno destapado en octubre de 2011, cuando varios miembros amish afirmaron que en el asentamiento de Bergholz (Ohio) se practicaba este tipo de castigo.
Los amish son un grupo de congregaciones cristianas parecidos a los menonitas, conocidos por su vida austera y su renuencia a adoptar técnicas y comodidades de la vida moderna. (AP)
Para este grupo religioso, dejarse la barba en los hombres tras el matrimonio es símbolo de la identidad masculina, de la misma forma que su Biblia obliga a las mujeres a dejarse el cabello largo. Dieciséis personas fueron detenidas, 10 hombres y seis mujeres, todas ellas, además, eran integrantes de un grupo disidente que se había traslado en 1995 a las montañas de ese Estado a raíz de disputas de contenido religioso con otros miembros de la comunidad.
El líder de la comunidad se enfrenta a cargos por conspiración, secuestro, odio religioso y obstrucción a la justicia. También mantuvo relaciones sexuales con mujeres de la comunidad para «purificarlas», aunque no ha sido imputado por este hecho. (David Maxwell/European Pressphoto Agency)
El juicio contra este grupo de amish, acusados de crímenes motivados por el odio, ha comenzado este lunes en Cleveland (Ohio). Adicionalmente, se les imputan cargos por conspiración, manipulación de pruebas y obstrucción a la justicia -la semana pasada un juez prohibió a la Fiscalía que lleva el caso definir al grupo como secta-. La condena podría llegar a los 20 años de cárcel. La elección del jurado comenzó este lunes a las 11.30 de la mañana.
Uno de los imputados es el líder del asentamiento de Bergholz, Samuel Mullet (padre de 17 hijos), explica la agencia Associated Press. Según el informe de los hechos, Mullet, de 66 años, permitió que se propinaran palizas a los que desobedecían las normas, llegó a tener relaciones sexuales con mujeres con el fin de “purificarlas” e incluso, el otoño pasado instigó a sus seguidores a cortar el pelo y la barba de “los supuestos pecadores”, acto considerado muy ofensivo en la cultura amish.
El principal acusado es Samuel Mullet, líder del grupo del asentamiento de Bergholz, de unos 180 habitantes, que estará acompañado por varios miembros de su familia.(AP)
Los acusados -entre ellos cuatro hijos de Mullet y tres de sus sobrinos- se oponen claramente a que el Gobierno de Estados Unidos se haya inmiscuido en lo que para ellos simplemente son cuestiones disciplinarias internas y “que por supuesto no implican un sesgo anti-amish”. Todos rechazan los cargos y han desestimado una oferta de acuerdo de la parte acusadora que implicaba condenas de entre dos y tres años. Dos de ellos han alegado que los crímenes de odio, que pueden ser penados con la cadena perpetua, no se aplican a las disputas intrarreligiosas, según el diario Chicago Tribune.
Mullet ha defendido su postura en varios medios y ha asegurado que él no ordenó los cortes pero que tampoco los detuvo. “Ustedes cuentan con sus leyes ciudadanas o de tráfico. Si alguien las desobedece son castigados. ¿Y yo no tengo el derecho a castigar a mi propia gente?”, cuestionó este líder amish en octubre 2011. “Si cada familia pudiera hacer lo que quisiera, ¿qué clase de religión sería la nuestra?”, añadió entonces.
En el primero de los incidentes, el 6 de septiembre de 2011, Martin y Barbara Miller, un matrimonio que había abandonado Bergholz para instalarse en un pueblo cercano, fueron atacados por sus propios hijos, sus esposas y sus yernos, que habían decidido permanecer en la comunidad liderada por Mullet, según The New York Times. El grupo cortó la barba al padre de la familia y el cabello a la madre, a su vez cuñada del líder. Según informaba el matutino neoyorquino en octubre de 2011, poco después del ataque, el matrimonio se negó a testificar y afirmó que prefería “poner la otra mejilla”. Aunque Los informes judiciales narran que los conflictos comenzaron en 2005, cuando se produjeron demandas por el comportamiento de Muller, según la cadena de televisión ABC.
Combo de fotos de tres acusados en 2011 (Levi Miller, Johnny y Lester Mullet) de atacar a varias familias de otro grupo amish en Ohio.
Ellos, el líder y otros 12 acusados comparecen ante el juez por cortar la barba y el pelo a otros mujeres y hombres amish.(AP)
La ortodoxia amish se define como cristiana, y aunque tiene raíces en la Europa del siglo XVII, la inmensa mayoría de sus 250,000 integrantes vive en EE UU. En la actualidad existe una docena de grupos amish viviendo en el Condado de Holmes en Ohio, una de las comunidades más numerosas de EE UU, según ha explicado al diario The Washington Post el profesor de antropología Wooster College. “Ha aumentado el número de estas iglesias que permiten tecnología en su modesta y simple vida. Unas decisiones que chocan entre los miembros, incluso hay casos de jóvenes que se han visto obligados abandonar a sus comunidades”, ha agregado Wooster.
Estas comunidades, sin embargo, suelen mantener relaciones de cooperación, algo que no ocurre en el caso de la aislada secta de Bergholz, según ha explicado al diario The New York Times el antropólogo David MacConnell, experto en el grupo religioso.
La Fiscalía sostiene que los ataques de la secta de Mullet son una venganza por su fallido intento de excomulgar de la religión amish a ocho familias que abandonaron Bergholz hace unos seis años, según el Chicago Tribune. Los líderes de otras comunidades intervinieron para evitarlo y desde entonces Mullet ha acumulado un gran resentimiento, según explicó al diario neoyorquino el sheriff del condado de Jefferson en octubre pasado. (EL PAÍS)
Los fiscales del estado de Ohio acusarán a todos ellos de crímenes de odio motivados por razones religiosas, según informa The Guardian. Sin embargo otras fuentes consultadas por el Chicago Tribune afirman que el principal acusado alegará que este tipo de crímenes no puede ser juzgado si se aplica a conflictos intra-religiosos.(AP)