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CIUDAD DE MÉXICO, 22 de noviembre.- “Soy muy consciente de que esta generosa decisión del jurado se debe en buena medida a ser yo algo así como el último sobreviviente operativo de ese movimiento (el Boom)”, señaló el escritor peruano-español Mario Vargas Llosa la noche de ayer tras recibir el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español. El reconocimiento lo recibió de manos del presidente Felipe Calderón en una ceremonia realizada la noche de ayer durante la reapertura de la Biblioteca de México, ubicada en la Ciudadela.
Entonces, el premio nobel de origen peruano sonrió. Se acercó nuevamente al micrófono y con una voz clara señaló que no es La ciudad y los perros la primera novela del Boom, sino La región más transparente. “Sería más justo decir que ese papel pionero debe concederse a la primera novela de Carlos Fuentes: La región más transparente, que apareció en 1958”.
El escritor y el presidente en "La Ciudad de los Libros”, en La Ciudadela, donde se pone al servicio de los investigadores, maestros, alumnos y público en general la remodelada Biblioteca de México.
Esta novela, dijo, “es un mural de la sociedad y la historia moderna de México” que ha sentado algunas pautas que caracterizarían a la literatura del Boom, rasgos que la diferencian de la narrativa que prevaleció en las generaciones anteriores, en los tiempos del costumbrismo y la literatura regionalista”.
Sobre sus páginas, dijo, trasluce una preocupación por la escritura y la estructura de la historia que, en el pasado, había estado ausente de los narradores, quienes estaban convencidos de que el éxito o el fracaso de una novela residía en la originalidad y la potencia dramática de sus temas y personajes.
Y señaló que ésta “fue acaso la primera novela latinoamericana que rompió el asilamiento en que hasta entonces nacían, vegetaban y morían tantas novelas que, por falta de editoriales y la balcanización cultural de nuestro continente, sólo se ponían al alcance de mercados minúsculos y pasaban por lo tanto desapercibidas del gran público”.
Sobre Fuentes, el premio nobel de Literatura aseguró que su talento literario era inseparable de su encanto personal. “Era apuesto, culto, ameno, divertido, políglota, había viajado por medio mundo y tenía amigos conocidos y famosos por doquier”.
Reconoció su generosidad con los jóvenes escritores que se acercaron a él, llevándole sus manuscritos, pidiéndole consejo, y a muchos los animó a publicar, les consiguió editor y promovió sus obras para que no se quedaran sin lectores.
Incluso, consideró que probablemente ninguno de los escritores a los que se consideren integrantes del Boom se esforzó tanto como él para acercarlos y amigarlos, hacerlos sentir parte de una aventura intelectual común “y para que nuestros libros rompieran el confinamiento al que hasta entonces estaban condenados casi todos los escritores latinoamericanos”.
En un discurso, Vargas Llosa también destacó la libertad, su amistad con Fuentes y luego dedicó algunas reflexiones sobre el autor de Cabeza de hidra y Terra Nostra.
“Fuentes tenía una imagen pública un poco solemne y estudiada que imponía a un auditorio, “pero en privado era abierto, cordial, ingenioso, derrochaba humor y gracias a su oceánica memoria de proyecciones casi borgeanas podía hablar de libros, películas, lugares y personas que lo habían impresionado”.
Consideró que la obra de Fuentes guarda proporciones balzacianas, obra que organizó bajo el título de La edad del tiempo y que abarca todos los géneros, principalmente la novela, “pero también el cuento, el ensayo, el teatro, el artículo y alguna vez de manera discreta y fugaz hasta la difícil poesía”.
“Carlos Fuentes fue un escritor universal que siguió la herencia autores como Alfonso Reyes y Octavio Paz, y se movió con desenvoltura en otras tradiciones y culturas, pero sin convertirse en un epígono”.
Y demostró hasta la saciedad que la mejor manera de exaltar la historia y la cultura propias no es optando por la reclusión provinciana –el campanario espiritual– sino ventilándolas y exponiéndolas a la prueba del mundo.
“Como Borges, como Paz, como João Guimarães Rosa, como Donoso, Fuentes leyó vorazmente la mejor literatura de su tiempo, escribió algunos ensayos iluminadores sobre los aportes más señalados de sus modelos literarios y aprovechó sus enseñanzas de manera creativa, adaptándolas a su mundo y a su personalidad”.
Al final, Vargas Llosa rindió un homenaje a la periodista Silvia Lemus, quien fuera esposa de Carlos Fuentes y aseguró sobre ella que “fue una compañera ejemplar”.
Cabe destacar que el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español está dotado con 250 mil dólares y una escultura de Vicente Rojo. (CRÓNICA)