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Martes 27 de noviembre.- El recrudecimiento de la violencia en Siria alcanzó ayer un grado especialmente trágico, cuando miembros de la oposición al régimen de Al Assad denunciaron la matanza de niños por parte del ejército este domingo en las inmediaciones de Damasco. Los menores fallecidos fueron al menos 11, tras un reporte inicial de ocho.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, los menores perecieron mientras jugaban en un patio de recreo de la ciudad de Deir al Asafir, a 12 kilómetros al este de la capital. La Comisión General de la Revolución Siria confirmó el incidente. Ambos centros opositores explicaron que los aviones del régimen lanzaron bombas de racimo. Human Rights Watch llamó a no usar armas prohibidas.
Siria está utilizando contra niños bombas de racimo, condenadas internacionalmente por el daño indiscriminado que causan, denunció hoy en Nueva York la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
En base a la declaración de testigos y videos se supo que el domingo se arrojó este tipo de munición contra un parque de juegos en las afueras de Damasco. En el hecho murieron once niños y muchos otros resultaron heridos.
Las bombas y munición de racimo están prohibidas en muchos países porque no son certeras y porque los pequeños explosivos que sueltan pueden quedar sin estallar y constituir un peligro para los civiles mucho tiempo después de terminado un conflicto. Las bombas arrojadas el domingo eran al parecer del modelo RBK-250/275, de fabricación soviética.
Las duras imágenes difundidas a través de Youtube por los activistas muestran los cadáveres de niños ensangrentados y mutilados por la metralla. Debido a los límites que impone Siria a los periodistas, no se pudo verificar la autoría del ataque o comprobar si las bombas de racimo fueron utilizadas contra los menores.
“Bombardeo indiscriminado”
Residentes de Deir al Asafir confirmaron el suceso y la edad de las víctimas. “No había combatientes dentro de la ciudad cuando se produjo el atentado. Están en las afueras. Éste fue un bombardeo indiscriminado”, aseguró el activista local Abu Kassem.
El activista corroboró que los proyectiles lanzados por la aviación gubernamental eran bombas de racimo. “Hemos recogido 70 de estos artefactos”, añadió otro vecino.
Las bombas de racimo están prohibidas en buena parte del mundo por ser especialmente letales entre la población civil. Estos artefactos lanzan cientos de mini-municiones a varios metros a la redonda que explotan en el aire, para acabar con el mayor número de personas posible. Además, las mini-municiones que no estallan en el aire pueden hacerlo en tierra, causando mutilaciones, a veces incluso años después del conflicto.
Mediante un convenio que entró en vigor en 2010, más de 100 países prohibieron su uso, almacenaje, transporte o venta, pero Siria no lo firmó.
Organizaciones como Human Rights Watch denunciaron el uso de esta munición por parte del régimen sirio a principios de este mes.
HRW cita a testigos según los cuales un MiG-23 del gobierno apareció sobre un suburbio de Damasco el domingo y lanzó al menos tres bombas. "Entonces escuché a la gente gritar y correr al parque infantil (...) Cuando llegué vi a cinco niños muertos y muchos heridos", relata un testigo.