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Reportaje de Markus Becker desde Tulum para Spiegel (26-XI-12)
Durante tres semanas, el equipo de filmación acarreó la cámara y demás equipo a través de la selva. La filmación bajo el agua terminó la semana pasada, un trabajo difícil a cargo de cuatro buzos-investigadores. En sí mismo, el buceo en cenotes es más peligroso y técnicamente exigente que en otros sitios. Con una cámara de 80 kg, numerosas lámparas y constantes cambios de la profundidad, es un trabajo duro. Y para el jefe de equipo, Florian Huber --del Instituto de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Kiel-- cada minuto es una inversión que vale la pena. "La documentación de estas cuevas es investigación básica", afirma el arqueólogo. "Se necesita elaborar un inventario antes de poder hacer preguntas sobre los objetos individuales". Efectuar este inventario de las grutas y cenotes (que se exploran de manera sistemática desde hace sólo unos pocos años) se impone con urgencia. No sólo es desconcertante el cenote Las Calaveras, con sus aproximadamente 125 esqueletos dispersos. Además, lo que se espera descubrir en las numerosas cuevas ignotas. "Se conocen de 3000 a 5000 cenotes hasta el momento, pero su número total se estima en 10,000", calcula Huber. "Y sólo una pequeña fracción ha sido explorada".
Y esas cuevas ya han dejado ver espectaculares tesoros- incluyendo algunos de los restos humanos más antiguos que se han encontrado en América- ,pero los arqueólogos aguardan ver más. De hecho, el número de artefactos crece con casi cada cueva que se explora.
Cráneo en el cenote Las Calaveras: ¿por qué fueron a parar en la cueva los 125 muertos?, ¿fallecieron al mismo tiempo o a lo largo de muchos siglos? Todavía son misterios. (Uli Kunz)
Cenotes cerca de Tulum: en los últimos años, buzos especializados han cartografiado más de mil kilómetros de cuevas submarinas. Las líneas amarillas en la imagen son cenotes descubiertos por el alemán Robert Schmittner.(Google Earth/ TerraMetrics/ Robert Schmittner)
Guillermo de Anda Alanís, arqueólogo de la Universidad Autónoma de Yucatán, es considerado un experto en el estudio de los cenotes. (Markus Becker)
De Anda desciende al cenote Las Calaveras. En 2008, el arqueólogo descubrió cenotes increíblemente parecidos a las descripciones contenidas en el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas. (Markus Becker)
Ya en tiempos prehistóricos, los muertos eran sepultados en el oscuro submundo. En la última era glacial, hace aproximadamente 10,000 años, el mar creció y el nivel del agua subió hasta las cuevas conectadas con el Océano Atlántico. Esqueletos, fogones y herramientas de la Edad de Piedra fueron tragadas lentamente por el agua. Más tarde, los mayas, que vivieron en la región desde 3000 a.C., arrojaron a los cenotes cerámica y adornos -y personas, cuyos restos han sobrevivido a los tiempos, como los animales extintos tiempo ha, como el perezoso gigante y el mastodonte.
"En el fondo de los cenotes está tal vez la respuesta al interrogante de cuándo llegaron a América las primeras personas y cómo se pobló el continente", dice el arqueólogo Huber. El agua conserva cosas que en la tierra desaparecieron rápido. En el sistema de grutas los investigadores descubrieron no sólo los huesos de un joven de hace 10,000 años, sino una fogata de hace unos 8500. "Parecía que apenas ayer estaba prendida", dice Huber.
Sin embargo, las cuevas sólo pueden explorarse con gran dificultad. Meramente encontrarlas en la selva ya es difícil. Su exploración posterior es uno de los trabajos más esforzados y peligrosos que un buzo puede llevar a cabo. Generalmente hay una oscuridad total y muchas veces se tiene que atravesar pasajes estrechos. Es difícil ver porque los sedimentos se arremolinan y enturbian las, por lo demás, cristalinas aguas.