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MIAMI, 25 de noviembre.- La transmisión del Volkswagen Jetta de Vanessa Núñez acababa de descomponerse cuando se le diagnosticó a su abuelo un linfoma etapa IV.
Preocupada de que el transporte público no sería lo suficientemente confiable para llevar a su abuelo desde su casa cerca de Homestead al Hospital Bautista en Kendall para tratamiento, ella acudió a la Sociedad Americana del Cáncer.
Ellos le sugirieron que inscribiera a su abuelo, Domingo Núñez, de 76 años, en el programa Camino a la Recuperación – un servicio gratis que une a los pacientes de cáncer con un chofer voluntario que lo lleva y lo trae del hospital para su tratamiento.
“Fue una bendición”, dijo Vanessa.
Hay unos 2,100 pacientes de cáncer recién diagnosticados en Miami que dependen todos los años de Camino a la Recuperación. Actualmente el programa tiene unos 60 choferes voluntarios – idealmente a la organización le gustaría tener unos 100 choferes para cumplir con la demanda.
“Un médico me dijo un día ‘Para mí, para tratar al paciente, ellos necesitan venir al tratamiento’”, recordó Mara Chavannes, navegadora de pacientes de la Sociedad Americana del Cáncer. “Si el paciente no puede venir al tratamiento, ¿cómo lo recibirá?”
Camino a la Recuperación es a veces la única forma de transporte para los pacientes de cáncer que no tienen un vehículo y para los que se sienten demasiado enfermos para manejar a casa solos después de un tratamiento.
“Entrar en el tratamiento puede ser la mitad de la batalla en el camino hacia la recuperación”, dijo Chavannes.
Kimberly Bradshaw llevó recientemente a Joanna Zika, de 35 años, desde el Hospital Jackson Memorial después de su tratamiento diario de radiación para un linfoma en la etapa II.
“Es agradable tenerse el uno para el otro, y se puede en realidad desarrollar un vínculo con el chofer. Eso es lo que me atraía”, dijo Zika, quien había tomado el transporte público desde su casa en Cutler Bay hasta el hospital antes de firmar para el servicio. “Después que me cure, me gustaría ser voluntaria”.
Durante su viaje, Bradshaw le contó a Zika sobre su propia experiencia cuidando a su hija Rochelle, quien murió en el 2004 a los 15 años de edad de una leucemia mieloide crónica.
“Ella estaba conmigo cuando yo llevaba a los pacientes”, dijo Bradshaw, de Richmond Heights, agregando que el recuerdo de su hija la ayuda a motivarse para ser una chofer.
“Nunca tuve que llevarla, porque después de su trasplante de médula ósea, ella se quedó en el hospital”, comentó Bradshaw.
El criterio para convertirse en un chofer voluntario para Camino a la Recuperación incluye tener una licencia de conducir válida, un expediente de manejo limpio y un transporte confiable. La organización trabajará con voluntarios para hallar los momentos de manejo que funcionen con sus horarios.
“No tiene que estar disponible todo el tiempo”, dijo Chavannes. “Puede prestar el servicio una vez a la semana o una vez al mes”.
Guillermo Peña, un residente de Doral que ha trabajado como voluntario por casi dos años, dijo que ser un chofer ha sido una “experiencia muy gratificante”.
“Los pacientes lo aprecian mucho”, dijo Peña, quien comenzó a trabajar de voluntario con el servicio Camino a la Recuperación después de conocerlo en un evento de la Sociedad Americana del Cáncer.
El propio cáncer temporal de tiroides de Peña de hace una década fue parte de la razón por la que quería ser un chofer.
En un viaje reciente, Peña llevó a Joan Hospedales, de 59 años, al Jackson. Ambos intercambiaron historias sobre los tratamientos de radiación y sus experiencias batallando contra el cáncer. Al final del viaje, Hospedales se volteó hacia Peña y le agradeció por el viaje.
“No puedo manejar por mí mismo”, dijo Hospedales, una residente de Miami Gardens que recibe tratamiento de radiación por un cáncer en el pecho. “Sin él hubiera tenido que tomar tres autobuses para llegar al hospital”.
Por casi tres meses, Domingo Núñez fue llevado a un hospital en Kendall por Richard Tuttle. Ambos desarrollaron un lazo durante ese tiempo y hablaban a menudo sobre sus familias e intercambiaban historias durante sus viajes.
“Es una bendición de Dios. Gracias a la Sociedad Estadounidense del Cáncer por enviarme a este caballero”, dijo Domingo Núñez en una entrevista antes de su muerte en agosto. “Estoy contento de que lo tengamos”.
Tuttle estimuló a otros a convertirse en choferes para el servicio y dijo que un chofer ideal es alguien que puede relacionarse con los pacientes.
“Ayuda a las personas a aliviar su estrés y no tener que preocuparse por el transporte”, dijo Tuttle, un residente en Cutler Bay. “Ellos no necesitan que alguien les tenga lástima, sino que tengan una forma positiva de ver la vida. Alguien que escuche bien, no simplemente a alguien que hable bien”, y a alguien que tenga un programa flexible.
Para más información sobre Camino a la Recuperación llame al 1-800- 227-2345 o al 305-779-2844. (elnuevoherald)