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Una estrella
Ver El avispón verde es como soportar el irritante zumbido de una mosca en el oído. La cinta basada en la popular serie televisiva y dirigida por Michel Gondry (La ciencia del sueño) no llega ni siquiera al estatus de espectáculo palomero en el que uno puede desperdiciar a gusto 120 minutos de su tiempo. El producto es tan lamentable que puede considerarse el primer descalabro del 2011.
Britt Reid (un insoportable Seth Rogen) es un junior que hereda un importante periódico tras la muerte de su progenitor. Recordando rencores de la infancia, decide cortarle la cabeza a la estatua de su padre. Acompañado de su chofer, Kato (Jay Chou), Britt se ve en medio de una pelea contra pandilleros. Como por arte de magia, descubre que ser un héroe es divertido. Kato diseña un poderoso auto cargado de artefactos con el que patrullan la ciudad en busca de villanos. A esta historia se une Lenore Case (Cameron Díaz), la nueva secretaria de Reid; y Chudnofsky (Christoph Waltz), un mafioso ruso.
Siguiendo el estereotipo de Tony Stark —Iron man—, Britt Reid es un junior abobado que de buenas a primeras se convierte en superhéroe. El motivo para transformarse en el Avispón Verde es, simplemente, ser cool. En vez de ceñirse a la serie de televisión de los años 70 y lograr un producto decoroso, Columbia Pictures dejó el guion en manos de un escritor de medio pelo y de Seth Rogen —protagonista del filme.
Enumerar los resbalones del filme sería interminable. La falla más grave es el nulo talento narrativo de sus escritores: escenas mal estructuradas, personajes poco trabajados, trama ingenua y desarrollada con torpeza, diálogos bobos y errores de tono. Para terminar de sepultar este intento de película, la dirección de Gondry es tan lamentable como el guion. Técnicamente hay saltos de eje, errores de continuidad, emplazamientos equivocados y una edición paupérrima.
La secuencia donde Chudnofsky ataca con camiones de construcción a los protagonistas es tan mala que hasta parece videohome mexicano. Los personajes saltan de posición en cada corte, el ausentismo de continuidad llega a niveles de comicidad involuntaria. Es una pena que un actor de la talla de Christoph Waltz aceptara participar en este churrazo. Cameron Díaz no sale tan mal parada, porque sus intervenciones son breves y lo único que se le exige es interpretar —por enésima vez— su personaje de ingenua sexi y alocada.
Buscando un poco de benevolencia para esta película, y con ánimo de no parecer un amargado, podría destacar que Britt Reid se aleja de los cánones físicos del superhéroe. Con su silueta rechoncha, más que avispón parece abejorro. No sé si esta ruptura de convención haya sido intencional o no. Pero es un punto a favor de la película. Otro aspecto que podría rescatar es que tanto Reid como Kato carecen de conflictos morales relacionados con la justicia, y no dudan en asesinar villanos sin sentir cargo de consciencia.
No juzgo esta cinta como si esperase una obra maestra, soy consciente que este tipo de películas están hechas para pasar el rato; pero tiene tantos equívocos que no cumple con las dosis de espectáculo propias de Hollywood.
Lo mejor: que el Avispón Verde no es el prototipo del superhéroe con cuerpo de gimnasio y no tiene conflictos morales como Batman.
Lo peor: que la historia está escrita con descuido y la dirección desconoce las reglas de la continuidad.