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Una estrella
Si tomamos un cuento de hadas, lo mezclamos con "American idol", "Coyote ugly", le añadimos malos actores y una pizca de cursilería, tendremos como resultado: "Noches de encanto". Este musical light, protagonizado por Cher y Christina Aguilera, carece de la espectacularidad de "Moulin Rouge" y de la inteligencia de "Chicago".
Ali (Christina Aguilera) es una chica de Iowa que sueña con ser una gran cantante. Buscando empleo, llega accidentalmente al Burlesque Lounge un inocentón y añoñado teatro de revista donde lo único que veremos es un conjunto de pop stars haciendo playback. El lugar es
administrado por su propietaria Tess (Cher), en conflicto marital y económico.
La historia es un cansino desfile de lugares comunes: la chica pobre que cumplirá su sueño, el galán noble que le enseñará el verdadero amor y la maternal hada madrina que le ayudará a llegar a la cima. "Noches de encanto" será un suplicio para el espectador que busque un musical perspicaz o propositivo. Es un simple espectáculo pop que solo dejará satisfechos a los fans más fieles de Christina Aguilera.
El argumento es un pretexto facilón para el lucimiento vocal de su protagonista. A falta de tablas interpretativas —y desprotegida ante la mala dirección de actores—, Aguilera se dedica únicamente a posar ante la cámara, sus intentos histriónicos no pasan de una irritante
inexpresividad que entona bien con Cher; el rostro de la diva es casi tan estéril como el de Christina, aunque el motivo no parece la falta de talento, sino el exceso de botox.
Noches de encanto es un producto ligero, artificial, anodino y totalmente prescindible.
Lo mejor: un par de buenos momentos musicales de Christina Aguilera.
Lo peor: la historia es demasiado simplona y las actuaciones son desesperantemente malas.