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En el 2004, el PRI se encontraba en la orfandad política más absoluta: la gubernatura, la alcaldía y el control del congreso se encontraban en manos del Partido de Acción Nacional, por lo que los grupos políticos del PRI se encontraban a su completo y libre albedrío.
Antes de la elección del dirigente del PRI municipal, se perfilaban dos candidatos: Celia Rivas Rodríguez, apadrinada por el entonces presidente del comité municipal del PRI, Víctor Manuel Caballero Durán —que es decir lo mismo— Rolando Zapata Bello, del que desde la época universitaria ha sido mozo de estoques (y que había quedado posesionado de la dirigencia del PRI municipal que originalmente presidiera Rubén Pasternak Coronado Alcocer, que se separó de la misma para competir por la candidatura a diputado por el segundo distrito de Mérida y que tras resultar derrotado, Zapata Bello y Caballero Durán, que era el Secretario General de dicho organismo y al que le correspondía ocupar la presidencia en ausencia del titular, se amafiaron para impedirle retornar) y Gaspar Quintal Parra, apoyado por Felipe Cervera y Orlando Paredes principalmente.
Celia Rivas Rodríguez, candidata perdedora a la dirigencia del PRI municipal
Con antelación al proceso electoral interno priista y que se reuniera el consejo político de dicho partido, en el local de Frente Único de Trabajadores del Volante, propiedad del papá de Nerio Torres Arcila, hubo manifestaciones a las puertas de la ex casa del pueblo, donde clausuraron las puertas del PRI meridano.Los quejosos fueron integrantes de la Alianza Víctor Cervera Pacheco, movimiento auspiciado por Paredes Lara.
Al día siguiente, por la mañana, aparecieron pintas imposibles de reproducir en este medio en el local de los taxistas, dedicadas a Nerio Torres Arcila, que también aspiraba a esa dirigencia. Era muy notorio que el ambiente estaba sumamente caldeado, ante la evidente intención de Rolando Zapata Bello, jefe político de Caballero Durán de no soltar el control del partido a nivel municipal.
Al reunirse el consejo político priista, a las puertas del volante había un grupo de taxistas que impedía el libre acceso, incluso retrasaban la entrada de los participantes, a pesar de que estos contaran con acreditaciones. Entre los taxistas que la hicieron de guaruras estaban Freddy Canto, Denis y uno conocido como Urco; estos fueron los que golpearon a Rafael Acosta Solís, quien quería permanecer en el local, dicen los enterados por órdenes expresas de Caballero Durán.
Víctor Caballero, eterno mozo de estoques de Rolando Zapata Bello
Antes que sacaran a Acosta Solís y acabara en la Clínica de Mérida, discutió con la gente de Rolando Zapata Bello y Víctor Caballero Durán, que dijo a Acosta Solís que no era posible que apoyara a Gaspar Quintal, pues ése era su enemigo. El ex regidor respondió que Quintal Parra era su enemigo leal, pero recalcó a Caballero Durán que era su amigo traidor.
Los que discutieron con Acosta Solís fueron Miguel Rubio Zaldívar y los taxistas que cuidaban a Nerio Torres, que vestían de guayabera negra. El veterano líder de los taxistas señaló: este es mi local, aquí no pasa nada y aquí, a Gaspar Quintal le parto la m.... En tanto, en el hotel María del Carmen se encontraban desayunando 60 delegadas, que compartieron la comida con Gaspar Quintal Parra y Felipe Cervera Hernández; estaban operando Gabriela Santinelli y Edwin Chuc Can con los delegados e incluso se habló que les dieron más que lo que anteriormente les habían dado por el otro grupo. En eso estaban, cuando les llegó la noticia de que habían sacado y golpeado a Rafael Acosta Solís; en ese momento se alborotaron varias lideresas como Lupita Juárez, Clara Osorio, Cristina May y Elda Alcocer, que se molestaron y dijeron: vamos al Volante para ver qué nos hace a nosotros Nerio Torres. Cuando llegaron las señoras a las puertas del Volante, les retrasaron la entrada por espacio de 6 a 10 minutos, en lo que localizaban sus nombres. Ismael Peraza Valdez y Víctor Caballero Durán, discutieron violentamente por la tardanza de los registros.
Rolando Zapata Bello, el jefe de la pandilla en el poder
No dejaron pasar a muchos priistas como Miguelina Gómez, Laura Cimé, Rubén Rodríguez Moguel, que con sentido del humor dijo que en la lista del PAN seguro sí aparecía. Otra vetada fue Liz Elba Carrillo. En la puerta, una vecina de la Vicente Solís, gritaba: ya basta de las cochinadas de Caballero Durán, ya es hora de que la militancia decida. Escuchaban los gritos Genny Parrao, Rubí Pérez y la esposa del secretario técnico del PRI, Miguel Rubio, que dijeron: esta turba no sabe lo que pide.
La gente de Eric Rubio Barthell ya estaba operando con Rolando Zapata Bello, lo mismo que los allegados de Jorge Carlos Ramírez Marín. Eran las 11:30 de la mañana y después que Caballero Durán platicara con su secretario particular y le informara que ya tenían el quórum legal necesario, empezó la asamblea.
En la mesa del presidium estuvieron Tony Tut, Chochi Aguilar y Miguel Rubio. Los problemas empezaron porque se sometió el orden del día sin consultar y contar bien quiénes la aprobaron, lo que hizo que Ismael Peraza se levantara y protestara. Para entonces empezaron a presentar a los candidatos, a los consejeros; los más entusiastas en demostrar sus simpatías fueron Jorge Esma Bazán, el entonces regidor Victor Sánchez Álvarez, Federico Granja Ricalde y Efraín Aguilar.
Gaspar Quintal, vencedor de Rolando Zapata en la contienda por el comité municipal del PRI
A Gaspar Quintal lo recibieron los aplausos de Orlando Paredes Lara y Wilberth Chi Góngora. De manera irregular cerraron el registro de participantes. Volvió la discusión por la manera sobre cómo sería la votación para elegir a la nueva dirigencia, si habría consulta a la base, consistente en voto secreto o se optaría por una elección a través del consejo político (que controlaba Zapata Bello) para garantizar la unidad partidista (lo que solo era un ardid para evitar un proceso democrático); en eso se volvieron a agarrar Ismael Peraza y Víctor Caballero; a éste último le dijeron que era un gran perdedor.
Discutieron el entonces regidor Gabriel Calderón y Efraín Aguilar; este último cuestionaba lo que hacía Echaniz. Calderón le dijo: díselo, ahí está; Efraín, está mal que patees el pesebre, en referencia a su origen político.
Empezó la votación y Quintal Parra, radical y rijoso, se acercó a Federico Granja y a Esma Bazán, que estuvieron muy juntos en esa ocasión y les dijo: Federico, jamás vas a ser candidato a la presidencia municipal de Mérida, de eso nos encargamos todos y tu m..., (tildándolo de afeminado) eres un gran traidor, ni sueñes con la diputación federal... Lo anterior, lo escucharon Orlando Paredes y Wilberth Chi.
Gaspar Quintal se fue donde estaba el secretario particular del regidor Luis Solís y le advirtió: dile a tu patrón que nunca será candidato a diputado federal por el V distrito. Luego replicó a Sergio Cuevas: dile a Caballero que le gano aquí y afuera.
A continuación, pasaron al conteo y a nombrar a los escrutadores; eligieron al ex gobernador Federico Granja y al senador Orlando Paredes. Mientras estos dos conversaban, el secretario técnico del PRI, Miguel Rubio Zaldívar, dividía los votos; Rubio Zaldívar afirmó que había ganado el consejo político por 98 votos contra 93 que pretendían la consulta a la base. Orlando Paredes, al escucharlo, solicitó contar los votos uno por uno, pero se dió cuenta de que había sufragios que marcaban consulta a la base y estaban contabilizados en la opción correspondiente a consejo político, o sea, estaba realizando operación mapache. El intento de fraude fue visto por el Chochi Aguilar, que daba fe del proceso como notario público y no dijo nada de las anomalías.
Paredes insistió en el recuento y al efectuarlo, resultó que los resultados eran al revés: 98 votos por consulta a la base y 93 por consejo político. Cuando se conocieron los resultados, Orlando lo festejó y el que quedó serio y con la quijada al suelo fue Granja. Caballero Durán quedó desencajado y dijo con voz entrecortada: ganó la consulta a la base. Nerio Torres se molestó y salió del local; Víctor Sánchez le habló a Rolando Zapata y le dijo: perdimos jefe. Se acercó Granja Ricalde y señaló a Gaspar Quintal: felicidades, yo voté por la consulta.
Aunque estos hechos acontecieron en el mes de enero de 2004, fue hasta mayo que se convocó a la consulta a la base, para elegir al sucesor de Caballero y cuando la consulta se llevó a cabo, Gaspar Quintal, que maniobró haciendo alianza con Paredes Lara e Ismael Peraza, le dió una auténtica paliza a Celia Rivas, ganándole arrolladoramente, teniendo Rivas Rodríguez tres mil votos a favor, por casi quince mil de Quintal Parra.
Con ello quedaba demostrado nuevamente que Rolando Zapata, siempre que compite, pierde y por ello, intenta siempre no competir y lograr sus objetivos a base de arreglos cupulares, pues carece de arraigo entre la militancia de su propio partido. El revés confirmaba la reputación de Zapata Bello como el campeón de las derrotas.