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Cuatro estrellas
Quiero aprovechar el tema de Misión imposible 4: protocolo fantasma para hablar de un tema que está tomando gran relevancia en el cine hollywoodense: el llamado location scout. El término se refiere a la persona encargada de buscar locaciones y es un puesto más o menos reciente dentro de la industria cinematográfica.
Primero hay que ubicar que Hollywood es una industria tan próspera económicamente que ha permitido la especialización del trabajo. Uno puede estudiar Dirección de fotografía, luego especializarse en "Manejo de filtros" y cobrar muy bien únicamente por cuidar un par de lentes durante un rodaje. Además el poder de los sindicatos ha provocado que la lista de empleados que laboran en una película engrose a niveles exagerados. Por ejemplo, la labor que en el cine mexicano hace 1 persona, en Hollywood la realizan de 4 a 6 personas. Por eso los costos de producción son tan elevados y se miden en millones de dólares.
Gracias a esta especialización se ha creado el cargo de location scout, que son personas encargadas de viajar por todo el mundo para conocer diferentes locaciones en las cuales puedan filmarse películas. Esta gente conoce también cuales son las ventajas que ofrece cada país por servir como locación (apoyos gubernamentales, pago de permisos, impuestos, etc.). A los gobiernos les interesa promover sus paisajes naturales y sus atracciones turísticas a través del cine, es por ello que pueden brindar ciertas ventajas que convenzan a los productores. Aunque tampoco se trata de ponerse de rodillas y pagarles todos sus caprichitos a costa del erario público, como desgraciadamente suele ocurrir.
Y usted se preguntará ¿Qué tiene que ver esto con Misión imposible 4? Pues mucho, porque el location scout ha cobrado tanto auge que muchas superproducciones le otorgan un peso primordial. Y Misión imposible 4: protocolo fantasma es prueba de ello. El género nos ha acostumbrado a historias en las que el protagonista viaja —con demasiada soltura monetaria— por diferentes países. La acción se nutre de folklorismos exóticos y los espías, en un afán de demostrar su internacionalidad, recorren el mundo como si fueran dueños de grandes aerolíneas. Es aquí donde entra la labor del location scout.
Se nota que algunas secuencias del filme fueron escritas en función de la locación y no al revés. El agente Ethan Hunt recorre Rusia, Emiratos Árabes Unidos, República Checa y la India. La producción aprovecha los espacios al máximo, claro que para ello es indispensable contar con un equipo técnico que sepa hacer bien su oficio.
La historia nos narra como el agente Hunt debe detener a un terrorista ansioso de provocar una tercera guerra mundial. Para ello contará con la ayuda de un equipo de profesionales: Jane Carter (Paula Patton), Trevor Hanaway (Josh Holloway) y Brandt (Jeremy Renner). Después de un ataque al Kremlin, el gobierno estadounidense decide disolver al equipo y activar el Protocolo fantasma, que consiste en deslindarse de las operaciones del equipo y considerarlos terroristas. Hunt y compañía deberán atrapar al villano, pero también evitar ser atrapados antes de completar la misión.
Como todo cinta de espionaje, MI4 se sirve de todos los clichés heredados por James Bond: una trama enrevesada, un villano desquiciado, persecuciones en auto, uso de moderna tecnología para resolver problemas, acción exagerada y un héroe a prueba de balas, vidrios, golpes, choques y caídas. Sin embargo, esta cuarta entrega tiene una ventaja en comparación con sus antecesoras: su equipo técnico está conformado por personas de reconocido talento.
Aunque Brian de Palma hizo un muy buen trabajo dirigiendo la primer Misión imposible en 1996, Brad Bird consigue superarle en esta cuarta entrega. Bird es un cotizado director de animación, trabajó para Matt Groening en varios de los mejores episodios de Los Simpson y dirigió las bien logradas cintas El gigante de hierro y Los increíbles. MI4 es su debut como director de películas con actores reales y lo hace con el pie derecho. Su talento se luce especialmente en 2 grandiosas secuencias: la cardiaca escalada del edificio en Dubai y el enfrentamiento en el estacionamiento de elevadores en Bombay.
Al talento de Brad Bird se une el de Paul Hirsch en la edición. Hirsch es el famoso montajista de La guerra de las galaxias, El imperio contraataca y Carrie. La dirección de fotografía está a cargo de Robert Elswit, ganador de varios reconocimientos por la fotografía de Buenas noches y buena suerte. El productor J.J. Abrams tuvo el acierto de no sentarse en la silla del director, como ocurrió en Misión imposible 3, y reunir esta vez a un crew de gente calificada. Gracias a ello Misión imposible 4 es un filme de impecable factura.
Pero —como suele ocurrir en Hollywood— el envoltorio es bueno pero el contenido no tanto. En este sentido no podemos pedirle mucho a Misión imposible 4. Sabemos que Tom Cruise jamás nos dará una buena actuación, pero al menos esperamos que nos entretenga saltando entre metrallas y cristales. MI4 cumple con una trama fluida y un ritmo vertiginoso, pero no se libra de los eternos clichés en el cine de acción, personajes simples y un manejo inverosímil de la acción. Sabiendo bien a que nos enfrentamos, he de reconocer que es un divertimento efectivo, realizado por gente talentosa y con un gran entendimiento del género.
Lo mejor: la dirección de Brad Bird, las secuencias en Dubai y la del estacionamiento en Bombay.
Lo peor: aunque bien realizado, no deja de ser un cine de fórmula.