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Tras haber declarado su disposición a reanudar las (hasta ahora inútiles) conversaciones nucleares con las grandes potencias, Irán les lanzó ayer un nuevo desafío al anunciar sucesivamente el disparo de un misil de alcance medio y que ha probado las primeras barras de combustible nuclear de fabricación nacional. Además, sus generales prevén hoy lunes unos ejercicios navales para bloquear el estrecho de Ormuz. El nuevo desafío iraní se produce en un momento en que Estados Unidos y la Unión Europea están aumentando las sanciones económicas contra el régimen islámico.
Lanzamiento de un misil iraní (EBRAHIM NOROOZI / AFP)
Los gobernantes iraníes están jugando con fuego en lo que algunos observadores regionales interpretan como una huida hacia adelante para tapar las tensiones internas que afrontan desde la controvertida reelección, en junio de 2009, del presidente Mahmud Ahmadineyad. Aunque Irán suele exagerar sus avances en materia nuclear para ganar peso en su pulso con Occidente, el anuncio de que ha logrado fabricar barras de combustible atómico es una clara provocación, ya que el enriquecimiento de uranio es el eje del conflicto que mantiene con la comunidad internacional sobre el objetivo último de su programa nuclear.
Según la página web de la Organización de la Energía Atómica de Irán, los científicos iraníes han introducido esas barras en el reactor de investigación de Teherán. De ser cierto, eso significaría que ha logrado encapsular el uranio enriquecido al 20%, una técnica que realizan pocos países. Irán pasó de enriquecer al 3.5% (el nivel necesario para el combustible de las centrales nucleares) a hacerlo al 20% en febrero de 2010, después de rechazar una propuesta internacional para que Rusia y Francia transformaran el uranio poco enriquecido que estaba produciendo en las citadas barras. Esa actitud alentó la sospecha de que su intención es dominar el proceso hasta alcanzar el 90% de enriquecimiento que requiere la fabricación de una bomba.
Aprovechando las últimas horas del año, y desde su retiro vacacional en Hawaii, el presidente de Estados Unidos aprobó el sábado una polémica ley de defensa que permite la detención y custodia de sospechosos de terrorismo por parte del Ejército y que prohíbe por espacio de un año fiscal la transferencia de presos de Guantánamo a suelo norteamericano para ser juzgados.
El último informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) aseguraba el pasado noviembre que Teherán daba la impresión de "haber trabajado en el diseño de un arma nuclear". Los inspectores de esa agencia de la ONU mostraban también su temor de que continuaran las investigaciones secretas con esa finalidad.
La República Islámica, que rechaza esas acusaciones y asegura que necesita la energía atómica para generar electricidad, se ha negado hasta ahora a renunciar al enriquecimiento aduciendo que Occidente podría bloquear su acceso al combustible nuclear y que el Tratado de No Proliferación le da ese derecho. Sin embargo, el pasado sábado, sus responsables volvieron a declararse dispuestos a resolver el litigio a través de las conversaciones con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia) más Alemania, en vía muerta desde la última reunión en Estambul el año pasado.
No ayuda a convencer de su sinceridad el empeño iraní por exhibir músculo militar. Poco antes de conocerse su último avance atómico, las fuerzas armadas emitieron un comunicado en el que daban cuenta del disparo de un misil tierra-aire de alcance intermedio y capaz de evadir el radar.
"El misil que está equipado con las última y más sofisticada tecnología antiradar ha sido probado con éxito", declaró el almirante Mahmud Musaví, vicejefe de la Marina iraní, citado por la agencia oficial Irna. Musaví subrayó que el proyectil había sido "diseñado y fabricado" en Irán. También aseguró que se trataba del primer ensayo con ese tipo de misil.
La televisión estatal difundió imágenes del supuesto lanzamiento en las cercanías del estrecho de Ormuz, donde las fuerzas navales iraníes realizan maniobras desde el pasado 24 de diciembre. Esos ejercicios han elevado la tensión a raíz de que el vicepresidente iraní, Mohamed Reza Rahimí, amenazara con cerrar esa vía marítima por la que transitan enormes buques que transportan un 40% del petróleo mundial.
Rahimí respondía así a la posibilidad de que la UE se sume a la prohibición estadounidense de importar petróleo iraní. La V Flota de Estados Unidos, con base en Bahréin, le advirtió que no va a tolerar ninguna disrupción del tráfico marítimo. A pesar de lo cual, los iraníes van a terminar sus maniobras hoy con un ejercicio destinado a mostrar la capacidad de sus fuerzas navales para cerrar ese estrecho estratégico, según anunció el almirante Musaví.
Bajo el carácter desafiante de sus declaraciones se intuye, sin embargo, que las sanciones económicas y financieras que Estados Unidos ha intensificado en varias fases desde 2005 empiezan a hacer mella en el régimen. Ahmadineyad ha afirmado que el Banco Central de Irán va a reaccionar con energía a las últimas medidas estadounidenses, pero en la calle el rial se desplomó ayer hasta cambiarse a 16.000 por dólar frente a los 11.000 de la tasa oficial.