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Tom Mac Feely integrante de Catholic and Human Rights Institute, comentó en la reseña de la segunda parte del nuevo libro de Susan Yoshihara y Doug Sylva sobre los efectos de la disminución demográfica en el escenario geopolítico global, teniendo en cuenta específicamente a los Estados Unidos, la Unión Europea, India, China y Japón, quienes serán a su juicio los poderosos de la población mundial y cual será el futuro que les espera.
Si la demografía es el destino, entonces, gracias a sus grandes poblaciones, China, India y los EEUU claramente se apartan de otras naciones. Pero ¿qué les depara el destino a estos tres poderes poblacionales en cuanto al punto de vista demográfico y su habilidad de traducir la fuerza de su número en influencia política global?
Estas están entre las importantes preguntas formuladas por los distinguidos colaboradores del nuevo libro Descenso de la población y políticas de gran poder, publicado por Potomac Books y editado por la vicepresidente senior de C-FAM Susan Yoshihara y el miembro senior de C-FAM Douglas Sylva.
Yoshihara analiza las circunstancias de EEUU. En un capítulo intitulado El excepcionalismo y el futuro del poder militar de los Estados Unidos de América. Observa que entre los países influyentes de Occidente, EEUU ha resistido la tendencia internacional a la despoblación.
Yoshihara menciona la afinidad norteamericana hacia las prácticas religiosas, el optimismo inherente al país, su capacidad para alojar inmigrantes y utilizar los recursos humanos de forma efectiva, como factores claves que subyacen esta anomalía demográfica. Pero mientras esta fuerza demográfica relativa debería ayudar a preservar la posición global superior de Estados Unidos, recientemente ha contribuido a la toma de decisiones políticas de poca visión de futuro que han pospuesto inversiones militares necesarias para financiar los altos costos de los programas sociales.
La demografía inusual de los Estados Unidos, en particular su sólida tasa de fertilidad que genera creciente mano de obra, irónicamente ha permitido a Washington posponer estas duras decisiones demasiado tiempo, comenta Yoshihara. Los legisladores deberían aprovechar la ventaja demográfica para trazar un mapa del futuro, aseveró.
Un superficial análisis sobre el sólido y peculiar crecimiento económico de China, combinado con su vasta población, han permitido predecir que el creciente poder asiático eclipsará pronto el dominio norteamericano. Gordon Chang objeta esta premisa sosteniendo que la coacción demográfica proviene de la política draconiana de China de implementar un programa de control poblacional donde sólo se permite tener un hijo, y sugiere: este siglo no va a ser agradable para los chinos.
Tal vez la restricción más implacable sea la curva de edad de ancianos que envuelve a China, ocurriendo justo cuando la población en edad laboral comienza un brusco y aparentemente irreversible descenso debido a la política de un hijo. Juntos, todos estos factores van a poner en peligro el crecimiento económico continuo y una nación con familias con un solo hijo probablemente va a generar la escasez permanente de potenciales reclutas militares.
Otro de los problemas serios es el fenómeno de feminicidio, causado por abortos tendientes a elegir el sexo del hijo e infanticidios de niñas por familias decididas a que su único hijo será un varón, que ha llevado a la carencia anormal de mujeres jóvenes.
Chang dice que los legisladores chinos están muy conscientes de la demografía desfavorable de su país, especialmente en comparación con la población de la India, que crece abruptamente. Chang concluye Las autoridades de Beijing saben que están jugando una mala mano.
Lisa Curtis analiza la situación de la India en el caso estudiado al final del libro Descenso de la población y políticas de gran poder. De acuerdo a los pronósticos demográficos, la población de la India va a superar la de China aproximadamente en 2025 y podría exceder la de China en 500 millones de personas cuando alcance su nivel más alto al final del siglo.
Esto significa que durante las próximas dos décadas, India va a gozar de una sobresaliente juventud, incluso mientras la población de China envejece. Estos dividendos demográficos van a producir cambios considerables, admite Curtis, concernientes a asuntos como la educación, urbanización, modernización de las labores y el potencial enraizamiento de la minoría musulmana en rápido crecimiento.
Pero mientras los líderes enfrenten estos problemas con inteligencia, manejen la competición estratégica de India con China eficazmente, Curtis predice que la población colmada de jóvenes de la India va a servir como ganancia al momento de satisfacer las ambiciones geopolíticas y contribuir al momento de proyectar el poder más allá de la periferia india y dentro de una región más amplia en Asia y el Pacífico.