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Los once periódicos del Grupo de Diarios América consultaron a expertos que eligieron a la canciller alemana, Ángela Merkel, como personaje del 2011 en el mundo, y a Ollanta Humala y Dilma Rousseff, en América Latina.
El pasado 8 de diciembre, cuando concluyó en Bruselas la cumbre de mandatarios de la Unión Europea -quienes debatieron y votaron el paquete germano-francés de reformas que apuntan a salvar el euro y la eurozona en el 2012-, el mundo terminó de comprender que, 66 años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, Alemania, esta vez con fines y medios pacíficos, ha vuelto a asumir el papel de poderoso líder en la definición del futuro de Europa, con su canciller, Ángela Merkel.
Tras seis años de silencio hacia los medios latinoamericanos, la canciller teutona accede a hablar, con lo que abre la puerta del diálogo con nuestra prensa.
--¿Qué significado tiene para Alemania la transformación de América Latina?
--A lo largo de los últimos años, América Latina no solo ha experimentado un formidable auge económico, sino que también ha ganado margen de maniobra y confianza en el ámbito de la política exterior.
Es éste un proceso muy positivo, por cuanto ahora vemos la oportunidad de superar juntos con más éxito los retos de la globalización.
Eso sí, el nuevo peso exterior y económico de América Latina también le significa mayores responsabilidades. En el futuro, América Latina tendrá que implicarse más que hasta ahora en soluciones de los asuntos claves para el futuro del mundo. Para Alemania, esto significa coordinarnos más con nuestros socios latinoamericanos y desarrollar iniciativas conjuntas. Ello incluye la actual crisis de la deuda.
--Se cree que tanto Alemania como la UE están perdiendo influencia en América Latina porque se sigue subestimando a la región. A su juicio, ¿cuáles áreas deberán fortalecerse?
--Queremos estrechar y fortalecer las relaciones con América Latina en todos los ámbitos.
Especialmente importante es el que coordinemos mejor nuestras posiciones en la escena internacional, muy en particular en el seno de las Naciones Unidas. América Latina y Europa son aliados naturales, porque tenemos valores comunes que queremos afianzar.
En el terreno económico, alemanes y latinoamericanos llevamos más de cien años cooperando muy estrechamente. Las estadísticas comerciales actuales nos demuestran que la economía alemana se está orientando cada vez más hacia América Latina.
Del mismo modo, Alemania ve a América Latina como un importante foco de ciencia e investigación. La cooperación entre nuestras universidades y nuestros centros de investigación es cada vez más estrecha e interesante. Y me alegro muy especialmente de que tengamos cada vez más becarios latinoamericanos.
--El ministro de Economía alemán, Philipp Rösler, ha afirmado que, en caso de no materializarse el acuerdo comercial UE- América Latina, una solución sería concluir acuerdos bilaterales. ¿Es esa la posición oficial de su gobierno?
--Para nosotros, los acuerdos de asociación y libre comercio con subregiones y países individuales son una parte especialmente importante de la asociación estratégica de la UE con América Latina.
Abren mercados, generan empleo y crecimiento para ambas partes y apoyan a los socios latinoamericanos en su desarrollo sostenible. A mí me alegra muy especialmente que, junto con los acuerdos existentes con Chile y México, se hayan podido concluir acuerdos con Colombia, Perú y Centroamérica. Y, superado un largo punto muerto, en el 2010 reanudamos las negociaciones con Mercosur. Alemania está sumamente interesada en que ahora se avance a buen ritmo en este capítulo. Queremos un acuerdo que nos permita reducir integralmente los obstáculos al comercio existentes.
--Usted fue elegida personaje del año por los once periódicos que integran el Grupo de Diarios América (GDA), que motivaron su decisión en su capacidad de superar las crisis y mantenerse serena, incluso en situaciones muy críticas. ¿Qué significa para usted esto?
--Esta distinción es un gran honor para mí. Pero el que ahora logremos nuevos avances en el desarrollo de la UE y en el tema monetario no se debe a una sola persona, ni tampoco es obra de un solo país. La fortaleza de la UE estriba en que asumimos nuestros retos juntos y aprendemos juntos del pasado, y eso es lo que estamos haciendo en estos momentos.