628 palabras
KABUL, Afganistán.- Sahar Gul, una joven afgana de 15 años torturada y encerrada por la familia de su marido durante medio año, ha sido liberada por la policía de ese país y tendrá que ser trasladada a un hospital de la India para recibir un tratamiento médico completo. Tras sufrir el cautiverio a manos de su familia política, Sahar Gul, en estado grave, tardará en recuperarse de las secuelas físicas y psíquicas que le han quedado por las brutales palizas que sufrió por negarse a prostituirse.
La joven Sahar Gul, en un hospital afgano antes de ser trasladada a la India. / OMAR SOBHANI (REUTERS).
Un responsable policial de la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán, ha contado que los agentes la encontraron en el domicilio de su marido, Mohamed Azim, tras recibir una denuncia de los padres de la joven. Cuando la vieron su estado era dantesco, estaba encerrada en un lavabo y presentaba signos de una tortura cruel y desmedida. Acto seguido fue ingresada en un hospital local, y el responsable, Gul Mohamed Wardak, contó que a la víctima le habían arrancado varias uñas de las manos y tenía señales de quemaduras en diversas partes del cuerpo. De hecho, agentes de la policía admitieron que, dado el estado de la chica cuando la encontraron, "podría haber muerto" si la hubieran rescatado más tarde.
La víctima, que procede de la remota provincia norteña de Badakhshan, ha declarado a la policía que recibía palizas de su marido, Azim, con el que se casó hace nueve meses y que le dobla la edad. Éste consiguió huir antes de que llegara la Policía, que ha puesto una orden de arresto contra él. Hasta el momento solo están detenidas la suegra y la cuñada de Gul.
El caso ha conmocionado a la sociedad afgana, aunque varios grupos de activistas de derechos humanos aseguran que son comunes los graves abusos contra mujeres y niñas en la sociedad conservadora de Afganistán. El presidente Hamid Karzai ha asegurado por su parte que todos los que utilizaron la violencia contra Gul van a ser castigados.
La Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) denunció hace un mes que queda un “largo camino por recorrer” en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres afganas contra la violencia de género. Según este organismo, en Afganistán las leyes chocan con prácticas socialmente aceptadas como la compra-venta de mujeres para el matrimonio, las bodas infantiles o forzadas, las violaciones y el baad (regalo de una mujer para resolver una disputa familiar).
Pocos días después de esta advertencia de Naciones Unidas, tres hermanas menores de edad -de 8, 12 y 17 años- fueron atacadas con ácido por los familiares de un pretendiente rechazado por una de ellas en la provincia norteña de Kunduz.
También conmocionó al mundo el caso de la mujer afgana llamada Gulnaz, que no solo tuvo que sufrir la pesadilla de ser violada sino que además fue condenada a 12 años de cárcel por ello. Con 19 años sufrió la agresión por parte del marido de su prima, y los tribunales interpretaron que había existido adulterio. La única forma que tuvo para evitar ir a prisión fue tomar la difícil decisión de contraer matrimonio con el agresor.