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Termina un año, el mundo entero despide al 2011, un año que ha dejado penas para unos y alegrías para otros, un año que sin duda ha marcado un antes y un después en la economía de millones de personas, un año que ha visto caer al asesino más buscado (Bin Laden), un año cargado de noticias, pero al fin y al cabo un año que se va.
Los españoles comieron las doce uvas al ritmo de las campanadas que marca el mítico reloj de la madrileña puerta del Sol. Todos los países celebran, cada uno a su manera.
Italia es uno de los países más peculiares a la hora de decir adiós al año que termina, literalmente tiran la casa por la ventana. Cada zona del país lo celebra de manera diferente, En Nápoles, Sicilia y Calabria comienzan a lanzar muebles, platos, vasos o algún bien de la casa por la ventana. Creen que haciendo esto las familias se deshacen de todo lo malo y se aseguran la buena suerte para el año entrante. Otra tradición es la de comer un buen plato de lentejas, esto se hace en la primer comida del año, por la creencia de que las lentejas traen prosperidad y abundancia.
El papa, ataviado con capa pluvial y mitra doradas, presidió las Vísperas y la solemne ceremonia del Te Deum en la imponente Basílica de San Pedro. Ratzinger dijo: "Otro año llega a su término, mientras que, con la inquietud, los deseos y las esperanzas de siempre, aguardamos uno nuevo" y agregó que "muchas veces nos preguntamos ¿qué sentido damos a nuestros días? Hay una respuesta a este interrogante, se encuentra escrita en el rostro de un Niño que hace dos mil años nació en Belén y que hoy es el Viviente, resucitado para siempre de la muerte", afirmó.
La ciudad de Colonia, en Alemania, celebra el cambio de fecha frente al Rin.
Otro país del viejo continente con costumbres curiosas es Alemania. Aquí, se practica el 'bleiglessen'. Es una práctica muy antigua que consiste en fundir una barra de plomo (hasta lograr su estado líquido) y verterla en vasos para que se vuelve a solidificar. Los alemanes se fijan en las formas que adquiere el plomo al volver a formarse y las interpretan como predicciones de futuro. También, en algunas zonas del país, encienden hogueras para ahuyentar a los espíritus malignos.
El país maniático por excelencia, Escocia, celebra el 'Hogmanay', una fiesta en la que se busca barril de madera para quemarlo y tirarlo calle abajo.Cuentan que es para eliminar obstáculos y dar via libre al año nuevo. Lo más curioso es que basan el curso del año nuevo a partir del rostro de la primera persona que entre por la puerta, si es alguien de buena apariencia y planta, será símbolo de buenos augurios, pero si la persona no es de buen ver, la mala suerte se instalará en el hogar para todo el año.
En Latinoamérica es sabido que las supersticiones y los ritos están a la orden del día. Así, en México y Argentina despidieron el año creando grandes muñecos que acabaron quemando para purificarse y desprenderse de las vibraciones negativas junto al año que se va.
Fuegos artificiales para dar la bienvenida al año nuevo en la Puerta de Brandeburgo, Berlín.
En Brasil fijan su atención en el mar. Desde las playas disparan fuegos artificiales y las 'filhas do santo' (sacerdotisas africanas) colocan velas encendidas en la arena y tiran al agua pequeños barcos repletos de flores y regalos. Si el mar se los lleva, es símbolo de buena suerte.
Pirotecnia en Londres, junto al Big Ben y el Támesis.
Australia celebra una de las fiestas más espectaculares del mundo, con un gran espectáculo de ruidos y luces. Al entrar el nuevo año en Sidney se dedican a hacer el mayor ruido posible; las bocinas de los coches y las campanas de las iglesias suenan sin tregua. El espectáculo de luces y fuegos artificiales que se forma sobre la ciudad australiana es uno de los más famosos, una estampa de película.
Éstos son sólo algunos ejemplos de las cientos costumbres, ritos y supersticiones que hay alrededor del mundo, diferentes entre ellos pero todos con un mismo objetivo: que el año entrante sea mejor que el que nos deja. ¡Feliz año nuevo!