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EL CAIRO, Egipto, 20 de marzo.- En el interior y las inmediaciones de la catedral cairota de Abasiya, los fieles coptos lloraron la ausencia de su líder espiritual, Shenouda III, fallecido el pasado sábado a los 88 años.
Las escenas de dolor se han sucedido entre los miles de cristianos egipcios que acudieron al funeral del Papa copto Shenuda III, durante el que se vivieron de nuevo avalanchas de fieles que dejaron más de 30 heridos.
A la ceremonia del interior accedieron solo 4000 invitados.
Los cristianos de Egipto están más desamparados que nunca tras la muerte de su Papa Shenouda III, que les ha dejado solos en un momento especialmente difícil.
Miles de fieles lloraban ayer la muerte del que era no sólo un guía espiritual, sino también un representante político y un protector para los coptos, que representan el 10% de la población egipcia (entre 7 y 8 millones).
Los mandatos de Shenouda III eran órdenes para los coptos, tres de los cuales murieron asfixiados el domingo en El Cairo en las aglomeraciones que se formaron para despedir al patriarca. Ayer martes, hubo treinta heridos.
No obstante, las medidas de seguridad se reforzaron en comparación con los días anteriores, cuando murieron cuatro personas y decenas resultaron heridas por distintas estampidas de coptos deseosos de acercarse lo máximo posible a los restos del papa.
"Es el peor momento de mi vida. Durante veinte años apenas pude verle a lo lejos y hoy solo llegué a tocar su coche", dijo a Efe la egipcia Amel, en alusión a la ambulancia en la que el Papa fue sacado de la catedral antes de que un helicóptero militar lo trasladase a un monasterio en mitad del desierto para ser enterrado.
Visiblemente afectada, esta cristiana vestida de luto consideró que será muy difícil encontrar otro Papa como Shenuda III, que ha estado al frente de la Iglesia copta los últimos cuarenta años.
La salida del féretro se vivió con especial intensidad en el exterior de la catedral, cuando una multitud de personas derribó las barreras de seguridad y corrió detrás de la caravana de vehículos oficiales al grito de "Te queremos".
Varias personas se desmayaron y tuvieron que ser atendidas, mientras el resto lloraba la partida del patriarca y entraba en la catedral para llevarse las flores, imágenes del papa y otros objetos de recuerdo.
El clérigo egipcio Rami Magdi explicó que los coptos consideraban a Shenuda III como un "padre", debido a las múltiples enseñanzas que difundió durante su pontificado, entre ellas la tolerancia sin importar la religión de las personas.
Previamente, durante el funeral dentro del recinto, el cuerpo del papa permaneció tumbado en el centro del altar principal y rodeado por las autoridades eclesiásticas que oraban por su alma.
Esta posición contrasta con la de los días previos, cuando Shenuda III fue colocado en posición sedente en la llamada Silla de San Marcos, el evangelista que difundió el cristianismo en Egipto.
Tras la ceremonia, los restos mortales del Papa fueron trasladados al monasterio de San Bishoy en el desierto de Wadi el Natrun, en la carretera entre El Cairo y Alejandría, donde se celebrará su sepelio, de acuerdo a su testamento.
Este convento fue el mismo al que Shenuda III fue desterrado en 1981 por el entonces presidente egipcio, Anuar el Sadat, tras haber criticado la pasividad del Gobierno ante la oleada de ataques de extremistas islámicos contra la comunidad copta.
Sacerdotes coptos rezan junto al féretro. Varios acompañan al Patriarca de Alejandría al monasterio en el desierto donde reposarán sus restos mortales.
La salida del ataúd de la catedral de San Marcos, en el distrito al-Abassiya de El Cairo.
Soldados egipcios llevan en andas el féretro.
Una copta intenta atravesar la barrera de policías para acercarse al cadáver del papa Shenouda III.
Decenas de miles dan el último adiós al 117º Patriarca de Alejandría y Patriarca de África sobre la Santa Sede apostólica de San Marcos.
Nacido en 1923, Nazir Gayed (convertido más tarde en Shenuda III) fue designado en 1971 Papa de Alejandría y Patriarca de la Iglesia Copta Ortodoxa de San Marcos, una de las más antiguas de Oriente, tras la muerte de Kirilos VI.
Pasado un periodo de transición, esta institución deberá repetir el procedimiento para elegir a su nuevo papa, encargado de guiar a esta comunidad que representa a un 10 % de la población egipcia y que se encuentra actualmente en una encrucijada.
Y es que esta minoría está a la espera de que se redacte una nueva Constitución y se elija en mayo próximo a un presidente, dos asuntos que determinarán el futuro de sus derechos dentro de una escena política dominada por las fuerzas islamistas