1359 palabras
Murales y mantas que semejan modernos códices mayas, caras antropomorfas hechas de plastilina; de la basura, se obtuvo papel y cartón, que más tarde se convirtieron en la réplica de animales mitológicos, que tienen parecido a dragones y otros, de tal forma que a través de cada una de las formas realizadas, los pueblos indígenas expresan sus formas de conceptualizar, reproducir y comunicar su mundo.
La palabra, transforma y libera un construye un futuro prometedor
En el lugar donde estamos viviendo, sabemos que todos están entrelazados y todo tiene utilidad, y es parte de la creación, y en él, los dioses siempre están presentes.
Por tanto, el hombre ha de saber, que constituye uno de sus elementos, señaló uno de los jóvenes participantes durante la presentación de los trabajos elaborados durante el Segundo Encuentro Comunitario denominado Artes y Resistencia desde abajo, que inició el pasado sábado 17 de marzo y que concluyó la noche del domingo.
El encuentro fue realizado por organizaciones civiles, colectivos y redes sociales , conscientes de su compromiso con las comunidades indígenas para dar a conocer su voz, su palabra y su forma particular de conceptualizar al mundo, para ello eligieron como sede del evento, la CIDECI, Las Casas de la Universidad de la Tierra, Unitierra Chiapas.
Entre los convocantes, sobresale la Radio Zapatista, RACCACh, Editorial Independiente Edicóes Toró, la Retos-Nodo Chipas, El Centro Cultural Tepito, el PVIFS, El Sótano de los Olvidados, el CIESAS y el CESMECA-UNICACH.
Jóvenes mayas usan plastilina para generar imágenes
Fue un encuentro fabuloso, donde todos tuvieron espacio y que aportar. Si no sabían escribir, pues bastaba con relatar historias, para que otros apoyaran para escribirla y de esta manera, para que la experiencia trascienda, muestre la enorme riqueza y legado de cada uno de nosotros, resaltó otro de los asistentes de este encuentro comunitario.
En el marco de este evento se organizaron talleres como: nuestra palabra: voz y papel; cuerpo en resistencia; pintura mural y objeto arte, mismos que fueron conducidos por expertos en sus respectivas especialidades provenientes de la ciudad de México y de otras partes del mundo, como Brasil, destacando, Allan de Rosa, Everardo Pillado, Luis Arévalo, Luciane Silva, Primo Mendoza, Alejandro Caballero Valdés, Julio Tobón y Alejandro Reyes.
¿Quien dice que lo que escribo, está mal? ¿Porque lo dice así? Es cierto también que hay que entender el concepto de lo que significa realmente la palabra, porque de ella nace el amor, el odio o una forma de describir las cosas o soñar, recalcó Allan de Rosa.
Recordó: De los arboles sale la materia prima para hacer los libros. En algunas culturas del mundo, como la maya, el ceibo lo representa. En sí en el árbol se encuentra la conjunción de los cuatro elementos básicos que hay en la vida, como la tierra, el agua, el fuego y el aire; entonces, para que fructifique el libro, necesita nuestras palabras.
Libros hechos de manera artesanal, que contienen joyas de la literatura local
Debemos tener claro también, que quienes hacemos uso de la palabra, debemos estar conscientes de su importancia para nuestras comunidades, señalando las cosas como son, porque sabemos, que la palabra ha sido mal usada y la han desvirtuado. Sin embargo, en los pueblos indígenas, hay evidencias, de su conceptualización que implica el respeto y el cumplimiento de quien hace uso de ella.
Uno de los participantes provenientes de Yucatán, advirtió que en el t'aan o la palabra de acuerdo a la lengua maya, la palabra de inicio debe de respetarse, porque, al ser pronunciada, debe ser sentida, analizada y cumplida, mientras que ésta, al promover la participación de los otros, promueve el tsíikbal o el intercambio de ideas, donde deben prevalecer el respeto y el trabajo en la colectividad.
Allan de Rosa, agregó entonces que en la palabra, debe estar también la ficción y no la mentira. Todos tenemos ese derecho por crear e inventar, pero no a mentir. La ficción ayuda a crear y a imaginar, mientras que la mentira daña y lastima, señaló Mariano Estrada, originario de Palenque, Chiapas.
El facilitador bosquejó a nivel conceptual de la palabra y como es usada para promover la discriminación: Muchas veces no nos damos cuenta de lo que hacemos. Lo podemos aclarar con cosas tan sencillas, como lo negro, de la noche, se relaciona con la maldad y de ahí con las personas que tienen esa coloración de la piel, en cambio el color blanco, se liga con la luz y a la justicia y nunca se dice que la luz puede llegar a cegar también.
Argumentó que los pueblos indígenas del mundo, conceptualizan de otra manera y cada uno tiene una función propia en la vida, como el día y la noche, la función del sol y la luna, la sombra y la claridad.
Señaló también que hay muchas formas de entender los elementos que nos rodean y conocerlo significa conocer las otras opiniones de los que viven en este lugar y es lo que favorece entender las cosas, desde el acto de reconocer, cómo convivimos e interactuamos.
Escribir esas experiencias, usando solamente el papel y lápiz, para proyectar palabras que indudablemente podrían cambiar el ritmo de nuestras vidas. Entonces las palabras son usadas para contar la historia de la comunidad y de la familia, y son portavoz del pensamiento.
Desde nuestra forma muy particular de entender el mundo, usando la palabra del lugar donde soy, en cada uno de sus versos, podría acceder no sólo a la formación de nuevos lectores sino que también ser atractivo para ellos; ahí está el reto, debemos empoderarnos con la palabra y hacer nuestros libros con el idioma que queramos, y acceder a la libertad de crear y planear nuestro futuro como pueblo, planteó Allan de Rosa.
El taller Nuestra palabra: voz y papel, coordinado por Allan, concluyó con la elaboración de libros por parte de sus autores, en cuyo interior es posible encontrar los materiales que generó cada uno de sus participantes, por tanto, en cada uno, se encuentran verdaderos tesoros que muestran un mundo aún desconocido para muchos en pleno siglo XX1.
Este segundo encuentro reunió a más de cien personas que representan varias organizaciones comunitarias, cuyos trabajos, fueron compartidos y enmarcados plenamente con la activa participación en cada uno de los talleres.
La música cumplió su objetivo, su magia, se dejó sentir en los pies, manos, y todo el cuerpo de quienes la ejecutaban, de tal forma que todas las expresiones, que comunican y conciben al mundo, sus dioses imperfectos y los sitios sagrados de los pueblos indígenas, en cuyas escenas, sobresalió el modo como conciben a su pueblo, fue expresada en las mantas y los murales que dibujaron, semejando los modernos códices mayas, hecho por quienes viven en sus comunidades, que es lo mas interesante.